"En líneas generales, los medios de
comunicación que producen y levantan
las noticias de Punta del Este
[especialmente los argentinos],
le hacen un flaco favor al balneario
al resaltar casi exclusivamente la movida
fashion, los desfiles de moda, la modelo
del verano, la fiesta de la temporada, los ricos
y famosos, y el romance de estación.
Esto hace que la gente que no conoce
Punta del Este piense que es exclusivamente
el paraíso de la cultura light y la frivolidad”,
abre el fuego Luis Alberto Lecuna,
director del Instituto Cultural Pueblo
Blanco, un ámbito donde se impulsan actividades
educativas y culturales varias.
“Si bien es ciertoque existe toda esa
movida” –continúa Lecuna– “y que vende,
y que genera empleo para mucha gente,
no significa que eso sea lo único que se
hace en Punta del Este. Hay otras movidas
que no son noticia. Una de ellas es la movida
cultural, cada vez más intensa, más profesional,
más jerarquizada. Silenciosamente,
sin el apoyo de la prensa, mucho más interesada
en la cola o el topless del verano,
la movida cultural esteña crece año a año”.
Y como para muestra no basta un botón,
no menos de 24 galerías de arte, talleres
y ateliers de artistas uruguayos y argentinos –aunque también los hay de otras
nacionalidades– abren sus puertas todos
los años en La Barra de Maldonado, sólo
en el tramo que va desde el puente ondulante
hasta el Hotel Las Dunas. Mencionarlas
a todas implicaría confeccionar una lista
demasiado larga, a la que siempre habría
que sumar una buena cantidad de artistas
que llegan con sus petates hasta esa
zona a último momento.
Allí se llevan a cabo las celebradas Gallery
Nights. Una movida artística que se
realiza hace tres años, con un recorrido
que va desde La Barra hasta Manantiales,
y propone un itinerario artístico que suma
más de 25 espacios de arte. “Se realiza todos
los viernes de enero entre las 20 horas
y la medianoche, y la idea es que la gente
se sume espontáneamente a la movida y
pueda disfrutar la creatividad de los artistas”,
dice su organizador, Gastón Deleau.
La novedad para esta nueva temporada
es que habrá una flotilla de camionetas –un
sistema de transporte totalmente gratuito–
a disposición de los interesados en hacer
las ocho paradas del circuito. Eso, además
de las tradicionales copas de Chandon que
anualmente acompañan el evento, para
brindar por el arte como Dios manda.
Amén de ostentar el metro cuadrado
con mayor concentración de movida juvenil
y boliches fashion de la región, “La Barra
se está consolidando como una interesante área de galerías de arte donde se condensan
desde lo mejor hasta lo no tan bueno
en la materia: renombradas galerías que presentan artistas de gran nivel, hasta locales
de paredes atiborradas de cuadros, con
una temática, estilos, y objetivos evidentemente
comerciales”, resume Lecuna.
Arte y turismo
Por otra parte, existe un circuito de museos
públicos y privados con variados atractivos. El Museo Ralli, en pleno corazón
de Beverly Hills, cuenta con una importante
colección de arte figurativo latinoamericano
contemporáneo, maestros europeos,
grabados y escultura. También están el
Museo de Arte de Maldonado, el Museo
Regional Francisco Mazzoni –donde se
pueden ver utensilios indígenas y objetos
de la época colonial–, el Museo del Mar en
La Barra, el Cuartel de Dragones, sede del
Museo Didáctico Artiguista, y tantos otros.
Este año, Tejería-Loppacher, que lleva
una década y media desarrollando procesos
de gestión cultural en Punta del Este,
estará presente en La Barra. “Vamos a tener
un art shop, un espacio donde se van
a encontrar maestros uruguayos en pequeño formato, objetos, esculturas y regalos.
No será un espacio de exposiciones
como el de Pedregosa Sierra, sino una vidriera
para diferentes artistas”, dice Gustavo Tejería, director de la galería.
A su entender, el verano es un polo de
atracción para la movida cultural y es distinto
el microclima de La Barra que el de Pedregosa
Sierra, donde existe una concentración
de museos. “La Barra tiene un movimiento
de público muy importante, más
corto y variado, interesante sobre todo para
propuestas de arte contemporáneo. En
la parada 5 de la Roosevelt no hay un flujo permanente de gente caminando sino que
hay gente que viene a ver las exposiciones”,
dice el director de Tejería-Loppacher.
En su feudo, el calendario de actividades
para este mes de enero incluye las exposiciones
del escultor en madera Pablo Damiani
y la del artista plástico Javier Bassi. El plato
fuerte será la muestra Las Vanguardias
en los Cincuenta que integran pinturas y esculturas
de José Pedro Costigliolo y María
Freire. El 3 de febrero inaugura la muestra
Resonancias Constructivas, con la curaduría
del arquitecto Adolfo Maslach y obras de
Marta Morandi, Yuyo Goitiño, Walter Deliotti,
Pirsa-Jauregui, José Collell, Ilda Parrillo,
Hulda López Gironés. En las salas especiales
se exhibirá la obra de Carmelo Rivello y
José Gurvich. El 10 de febrero inaugura Una
mirada al paisaje, con obras de Zoma Baitler,
Milo Beretta, Pedro Blanes Viale, José
Cúneo, César Pesce Castro, Guillermo Rodríguez,
Jorge Damiani y José Trujillo.
Por su lado, la Galería de Arte de Pueblo
Blanco tiene previstas para enero las
muestras de la artista Dorrit Yacoby y del
joven plástico uruguayo Gastón Izaguirre,
entre otras actividades culturales, como
presentaciones de libros y conferencias.
La Azotea de Haedo es otro de los puntos
neurálgicos que atrae amantes del arte
con un cronograma de conciertos, exposiciones
y presentaciones. Esta temporada
brindará una conferencia la escritora Victoria
Pueyrredón, expondrá la pintora Mora
García Llamasares y se presentará el libro
Recuerdos de una vida, de la dueña de casa
y directora del espacio Beatriz Haedo.
Por su parte, Miguel Ángel Guerra,
al frente de la Galería Ciudadela desde
1985, cuenta que este año destinan un espacio
a Miguel Ángel Pareja, uno de los
grandes maestros de la pintura uruguaya
de la década del ’50.
Ciudadela se caracteriza por trabajar
exclusivamente pintura nacional, y tener
un amplio espectro en el manejo de obra
que va desde pintores jóvenes contemporáneos,
como De Melo y Musso, hasta
grandes maestros de la pintura nacional,
como Torres García y Figari, por mencionar
sólo algunos.
La galería Génesis, que el año pasado
organizó un concurso de desnudos femeninos
que convocó más de 500 artistas nacionales,
tiene una sala destinada a las artistas
Adriana Zabala y Lita Deus de Notaro,
y un muestra de la fotógrafa argentina
Mariana Pardal en cartel.
Cuadros al sol
En pleno balneario Buenos Aires, Adrián
Sosa Méndez decidió sacar su obra a la calle
y montar una suerte de instalación en
un predio estatal. Sus cuadros se pueden
ver en la Ruta 10 y la calle 13, desde la carretera. “Son nueve caballetes. Le di a las
personas que pasan por allí una facilidad
para que vieran arte”, dice el joven, que
considera que a veces hay más circo que
alma en toda esta movida.
Sosa Méndez pinta una suerte de espermas
con cola de hipocampos, facciones
humanas y ojos de abejas.
También Mario Giacoya dice presente.
Hace cinco años que está instalado en la
parada 29 de la Brava, en el chalet La Boheme,
que se levanta en la calle Leonardo
Da Vinci. “Las galerías generan un interés
agregado para los turistas. Es un paseo
cultural que ha funcionado bien siempre.
Creo que aquí se genera una de las movidas
más interesantes del Río de la Plata, porque aglutina a los mejores galeristas
uruguayos y argentinos y los comprime en
La Barra”, dice el pintor uruguayo.
La artista plástica Virginia Jones se instaló
hace cuatro años en el kilómetro 160
y medio de La Barra, al lado de la inmobiliaria
Gancedo. “Somos cuatro pintores:
Patricia Gancedo trabaja el pastel y el desnudo;
Dina Vicente pinta retratos con acrílico
y con óleo; Julio Scottini es más abstracto
y trabaja con acrílico. Yo estoy
pintando grupos de gente bastante abstractos.
Grupos de políticos, abogados, en
situaciones cómicas, donde se ve realmente
lo que son”, dice Jones. A mediados
de enero inauguran una muestra grupal
y a partir del 17 van a estar en la feria
de arte del Conrad.
Martín Castillo, director de la afamada
Galería Sur, cuenta que ellos se especializan
en vanguardias históricas del Río de la
Plata. Este año tienen tres actividades fuertes. Una de ellas es la muestra La Abstracción
de los Sesenta en Uruguay, un panorama
de los movimientos abstractos y concretos
de esa época que incluye obras de
Espínola Gómez, Pavlovsky, López, Gamarra,
Costigliolo, Espósito, Sgarbi y Nieto.
Los otros platos fuertes son las muestras
de dos artistas contemporáneos: Eduardo
Cardoso y Marcelo Legrand, dos uruguayos
que utilizan la pintura con una sensibilidad
muy especial. “En el caso de Eduardo
Cardoso, de una manera muy minimalista,
con apenas unos tonos casi musicales que
resaltan en la obra. Por su lado, Legrand
maneja chorreados más expresivos”,
explica Castillo.
Según el experto galerista, al comprador
de arte de La Barra no le da lo mismo
comprar una túnica hindú que un cuadro. “Es conocedor y exigente. Sabe lo que
quiere. Normalmente tienen buena formación,
disfrutan y se divierten comprando
arte, sienten que hacen una inversión y
completan una búsqueda”.
Cuando por el contrario no tienen claro
qué comprar, Mónica Trench, directora de
Trench Gallery los ayuda a elegir. “Viene
mucha gente de muy alto nivel económico como cultural. No es gente que sólo tenga
dinero. También tiene la cultura suficiente
para poder elegir. Y si no saben elegir, mi
trabajo es hacerlo por ellos”, dice Trench,
avalada por 25 años de experiencia.
Además de su feudo de La Barra [en el
kilómetro 161 de la ruta 10], acaban de
inaugurar un complejo de cemento y cristal
estilo neoyorkino en José Ignacio [calle
Los Picaflores y Los Cisnes]. El cronograma
de actividades incluye –entre otras– la
muestra de la artista argentina Ana Lía
Wertheim y del grupo Puerto a Puerto.
También se expondrá la obra de Cristina Trovato, Patricia Linenberg, y Carlos Alonso –un importante pintor argentino contemporáneo–.
Acorde con el objetivo de promover jóvenes talentos, Trench Gallery
también presentará los trabajos del escultor
uruguayo Diego Macadar y del pintor
Diego Píriz.
Para la artista Rosario Rubilar, alma
mater de Galería Rubilar, el arte es el gran
sostén de La Barra. Tal como lo ha definido
la crítica especializada, “el mundo rubilariano
es un juego de opuestos, donde la
vanguardia y lo barroco juegan la misma
ironía en un plano ambiguo”.
“Lo mío es muy lúdico” –avanza ella–
“yo juego, me río y me divierto mucho con
lo que hago, y siempre estoy buscando la
magia en cada cuadro”. Por su parte, Daniel
Cardoso, que hace tres años instaló sus
caballetes en La Barra, se mudó más cerca
del epicentro de la movida, a 50 metros
de la Ancap. En su atelier exhibe sus desnudos
y marinas, así como las naturalezas
muertas de su esposa Esther Modernell.
Claro que la movida artística no se limita a La Barra y sus alrededores. Acaba de
inaugurarse la muestra de Cristóbal Peña y
Lillo en la Sala I de la flamante galería Grillo
Arte, en la calle 28 entre Gorlero y la 20.
En la Sala II exponen Fernando Donoti,
Juan Castillo y Viviana Herrera. Este nuevo
espacio está dirigido por Juan Grillo, Mario
Grillo y Daniel Augusto Rueda y ropone
un recorrido por distintas expresiones artísticas
como la pintura, escultura y fotografía,
entre otras. También la Liga de Fomento
de Punta del Este, en pleno corazón
de la Península, propone una nutrida
agenda de actividades entre las que se
cuentan las muestras de las tapicistas uruguayas
Liliana Hermida y Virginia Alto.
Por lo demás, basta con darse una
vuelta por la legendaria Casapueblo para
volver a sorprenderse con los encantos de
Punta Ballena y echar un vistazo al trabajo
más reciente de su anfitrión Carlos Páez
Vilaró. Como se ve, es imposible mencionar
a todas las galerías y museos. Pero
queda claro que hay otras arenas en Punta
por las que vale la pena circular.