La fórmula del éxito es sencilla: una sala probada (el Teatro del Centro Carlos Eugenio Scheck), un director de lujo (Jorge Denevi), tres comediantes talentosas (Silvia Novarese, Laura SÁnchez, MarÍa Elena Pérez) y un best seller argentino (de la escritora Daniela Di Segni) adaptado por el experto uruguayo Andrés Tulipano.
Busco al hombre de mi vida. Marido ya tuve, es la más reciente puesta en escena del dramaturgo y libretista de televisión Andrés Tulipano, que acaba de reestrenarse en el Teatro del Centro Carlos Eugenio Scheck. Se trata de una adaptación teatral de un best seller pensado para mujeres de distintas edades, que insisten en fantasear con la llegada del hombre ideal pero, sobre todo, están dispuestas a reírse de sí mismas. Y de los hombres, claro.
El espectáculo aborda temas y situaciones con las que se sentirá identificado más de un espectador: ¿qué pasa después de un divorcio?, ¿cómo se distingue a un soltero de un casado?, ¿qué hago: lo llamo o no lo llamo?
Tulipano ya había transitado estos caminos con Manual de supervivencia para la mujer casada y Las Novias de Travolta, aunque allí, tal como explica el dramaturgo, no se abordaba el tema de la soledad, sino el de la angustia de cumplir 40 años y tener la certeza de que media vida ya había sido vivida.
El encuentro con Di Segni se produjo cuando una editorial le propuso publicar en forma de libro Las Novias de Travolta. Tulipano comenzó negándose a aceptar la propuesta, pero los editores le recomendaron que reparara en el libro de Di Segni. Él lo encontró tan en sintonía con sus puntos de vista que, medio en broma, medio en serio, le preguntó a la autora si lo ayudaba a escribir Las Novias de Travolta. Ella dijo que sí, a condición de que él luego escribiera una obra de teatro con su libro Busco al hombre de mi vida...
Tulipano cumplió. “Me gustó mucho el libro. Me atrapó ese humor de las mujeres que no se ven como víctimas, sino que se ríen de sí mismas. Me enganchó el espíritu positivo”, recuerda hoy el libretista, que realizó una versión libre pero muy respetuosa del alma del texto.
La puesta en escena trata sobre el sentimiento femenino de la “soledad”, de no tener pareja y de lo que ello implica en una sociedad donde diplomarse en soltería no está muy bien visto. “Lo que une el espectáculo, que a mí me pareció fantástico en el libro, es una carta de un ex marido con todos los reproches habidos y por haber. Esa misiva fragmentada es el hilo conductor de la obra”, avanza Tulipano.
Miradas femeninas
El elenco, elegido por Jorge Denevi, está integrado por tres excelentes comediantes: Silvia Novarese, Laura Sánchez y María Elena Pérez. Durante el mes de febrero el papel de Sánchez lo interpreta la actriz Jenny Galbán. Las protagonistas son mujeres actuales, liberadas e independientes que desarrollan múltiples actividades. Féminas modernas que pueden resolverlo todo, salvo uno de los grandes enigmas de la vida contemporánea: ¿dónde se esconden los hombres solteros e interesantes?, ¿queda todavía alguno que no sea casado o gay?, ¿es posible salir con alguien que pueda diferenciar al Rey Lear del Rey León?
“Son tres mujeres que al final no se sabe si conforman una sola persona. Se preocupan por conocer una nueva pareja, pero tampoco las desespera la posibilidad de no conocerla, simplemente aprovechan el momento y disfrutan con sus amigas”, dice Tulipano.
Ana (Novarese) es una divorciada de larga data que ya ha visitado todos los lugares de encuentros de la capital; Elena (Pérez) lleva dos años separada y tiene claro lo que quiere de la vida: vivir; e Inés (Sánchez) es una flamante divorciada que, tras diez años de matrimonio, todavía no asume su nuevo estado civil. Las tres tienen varias cosas en común: todas están a la búsqueda y a la espera del hombre ideal. Están solas y hacen gala de un humor cáustico que las reúne en una suerte de intercambio de vivencias, frustraciones y sueños por realizar.
“Ana, mi personaje, es la más liberal de las tres”, dice la experimentada Silvia Novarese. “Es la que más ha buscado al hombre de su vida, por eso tiene todos los piques de adónde hay que ir a buscarlo. Cuando sugieren lugares, ella los conoce a todos. Es una mujer que ha salido mucho y encara las relaciones de una manera más liberal”.
Lejos de tener un sesgo feminista, la obra ofrece una mirada femenina. “El espectáculo trata de las relaciones de pareja, no se propone hablar mal de los hombres. Lo que más me divirtió de la obra, además de hacerla, es ver las reacciones de los varones. Es muy divertido. En determinado momento cambiamos los roles y hacemos de varones para ver cómo se comportarían ellos en la misma situación. Van muchas mujeres solas a ver la obra, pero es un espectáculo que también se puede disfrutar en pareja”, asegura la actriz.
Tulipano destaca el profesionalismo y la flexibilidad de las tres intérpretes, que hacen de esta puesta en escena toda una lección sobre cómo rematar chistes. “Es notable cómo esperan el momento apropiado para rematar las distintas situaciones. Un chiste es un mecanismo de relojería, hay que apurar un desenlace o contenerlo, a veces una respiración de más te aminora un resultado. Son mecanismos que ellas manejan a la perfección”, dice Tulipano, que tiene 20 años de experiencia en estas lides. “Creo que con el humor se pueden decir cosas muy importantes. De hecho, en Busco al hombre de mi vida. Marido ya tuve, las protagonistas se ríen de situaciones límite como la de vivir en soledad, o discutir con una pareja que ya no existe quién se queda con el televisor de 29 pulgadas. Hubo quien dijo que el humor nació de una situación límite, en la Edad de Piedra, cuando tres hombres que hacían un fuego de noche sintieron un ruido y, asustados, pensaron que era un dinosaurio inmenso que venía a comerlos. Fueron temblorosos, con unos palos, y se dieron cuenta que en realidad se trataba de un pequeño roedor de treinta centímetros. Cuando lo vieron saltar se miraron y se rieron. El humor es una descarga”, resume Tulipano.
Y parece evidente que hoy como ayer, dar rienda suelta a la risa sigue siendo la mejor manera de vivir la vida.