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Modelo: Natalie Kriz.
Maquillaje: Lionel Aita Musi.
Peinado: Federico Ceriani.
Fotografía: Marcelo Campi.
Producción: Cecilia Solari Scheck.
Asistente: Victoria Bernal.
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Editorial
No es muy alentador toparse con una nota sobre Montevideo (Il Sole 24 Ore, 28.1.07), en la que de pique se la bautiza como capital de la indolencia. Y menos aún, si entre otras cosas se afirma que visitar la Ciudad Vieja constituye un verdadero viaje al ayer, un retorno a la vida de los años 50 en Italia, cuando entonces Uruguay todavía era la Suiza de América.
Para ser sincera, duele. Es duro apenas suponerlo, y más si proviene de otro, en este caso una periodista libre y sin medias tintas, acostumbrada a llamar a las cosas por su nombre, hiera a quien hiera. Y mucho de lo que dice es verdad.
Basta con asomarse al mundo para comprobar cómo está de lejos, y a qué velocidad se esfuma, día tras día. Por estas latitudes, hace tiempo que lo único que florece es la contra, la queja, la sospecha, la marcha y la contramarcha, gestos todos que paralizan y no dejan ir a más. ¿De qué manera jugarse, con qué incentivo, me pregunto, si el discurso no es claro?
Así las cosas, el verano desactiva hasta las más tibias voluntades, desalentadas por la inacción en los grandes temas del país. A cada paso hay que mediar, explicar, rectificar, replantear y volver a mediar. Una suerte de ejercicio inacabable que recuerda la canción de Celia Cruz. Hagan memoria. ¡Monina Songo le dio a Borondongo, Borondongo le dio a Bernabé, Bernabé le pegó a Muchilanga, le echó a Burundanga, les hinchan los pies! ¿No es tal cual? ¡Y hasta queda a tono con el carnaval!
Mientras tanto, el planeta globalizado no espera, y países como India, China y más atrás Brasil despuntan como las grandes potencias que encabezarán la nueva economía en serio.
¿Y nosotros? ¿Qué será de nosotros?
No es la idea ahondar en este asunto ahora, simplemente viene al caso porque inspiró el perfil de las notas que conforman este número de PAULA con algo más que movida de verano.
En efecto, esa nueva forma de vivir el mundo sin fronteras, trae aparejada una falta creciente de individuación que se sufre en casi todas las sociedades actuales. Preocupada por el riesgo latente de pasar a ser puntos de una onda expansiva que estandariza, propongo afinar la mira y posar la atención en personas de carne y hueso que viven, sueñan, trabajan, crean, se sacrifican y se divierten, con nombre y apellido, como usted, como yo, como su vecino y el mío.
Ellos son los protagonistas de esta revista. A ellos acudimos para que hablaran sobre sus apuestas y sus logros. Unos cuantos trabajan en el Este, otros tantos en Montevideo, y alguno que otro, un poco más allá. A muchos se los reconoce de lejos, y están los que se muestran menos, pero que igualmente se distinguen en su actividad. A todos, nuestro agradecimiento. ¿Por qué? Por dar la cara, poner el hombro, y confiar en un Uruguay desanimado, sin opciones novedosas, en donde los jóvenes tienden a restar.
Constituyen un ejemplo no sólo por su emprendimiento, también por su creatividad. Si se los lee con detención, se encontrarán frases que dan para pensar. Entre ellas, valga ésta:
“Nada pasa por casualidad; todo lo que sucede es porque lo buscamos”. Amén. |