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  Enero 2007 | Nº170  
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Magníficas a los 50
Rondan la cincuentena, pero están espléndidas. Lucen jóvenes, pero no se hacen las nenas. Se cuidan, pero no se matan. Esta generación de mujeres ha encontrado su propio estilo, que despierta suspiros entre los hombres y guiñadas en el mercado, que las tiene como sus nuevos íconos.
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¿Quién dijo que todo estaba globalizado? En pleno siglo XXI, sobreviven mÚltiples aspectos de la vida humana en que las diferencias son muy marcadas. Las costumbres amorosas y sexuales son un buen ejemplo. ¿Por qué?
 
 

HOY MEJOR QUE AYER


Magníficas
a los 50


Rondan la cincuentena, pero están espléndidas. Lucen jóvenes, pero no se hacen las nenas. Se cuidan, pero no se matan. Esta generación de mujeres ha encontrado su propio estilo, que despierta suspiros entre los hombres y guiñadas en el mercado, que las tiene como sus nuevo íconos.

Por Karina Spremolla.


Mami, qué fashion”, suele elogiarla su hija. Ciertamente, Elizabeth Busti, 47 primaveras confesas, hoy empresaria y ayer Miss Uruguay, no parece estar en medio del camino de la vida. Por lo menos, no se ve como las señoras que rondaban los 50 hace no muchos años.
El piropo cariñoso de su hija alude a su forma de vestirse, maquillarse, peinarse y, en el fondo, hasta de pararse frente a la vida. A su edad, las mujeres de hace apenas un par de décadas seguramente estarían al pie del cañón en la cocina hogareña, enfundadas en un delantal y con la cena siempre lista. Ni soñaban con ir a cama solar o una sesión de Pilates. Quizás miraran por televisión los comerciales de productos de belleza con la misma ajenidad con que un adulto contempla los dibujitos animados, porque poco o nada tendrían en común con las jóvenes modelos que los protagonizaban.

1.Castillo: ni viejas ni pendex | 2.Busti: activas e informadas | 3.Herrán: no hay milagros | 4.Giuria: la juventud está adentro

Hoy, cuarentonas largas, cincuentonas y hasta sesentonas son la imagen de compañías multinacionales que invierten millones de dólares para llegar con eficiencia a un público objetivo que les resulta cada vez más tentador. Y más rentable, claro.
Como mujer y modelo, Sofía Herrán conoce de cerca este mundo, y está de acuerdo en que las empresas han cambiado su apuesta. “Hoy, las mujeres de esa edad en general trabajan, y por lo tanto, tienen independencia económica y poder de decisión. Los creativos han captado el target que ellas representan y se han vuelto más directos”. Como ella, las mujeres de su edad ya no son anticuadas, conservadoras ni dependientes.
Hace poco tiempo, una chica de 18 años podía protagonizar el aviso de un gran auto, o el de una joyería que vendiera collares de oro o anillos de brillantes. “Sin embargo, una chica de esa edad nunca compraría ese auto, ni ese collar, aunque tuviera los medios económicos para hacerlo; y por otro lado, la gerenta de una empresa que quería hacerse un gusto como esos no se identificaba con esa protagonista. Hoy la modelo de ese hipotético aviso sería más auténtica, de una edad mucho más cercana a la de la potencial consumidora. La oferta es mucho más coherente que antes”.
Lo mismo ocurre en todo el mundo. Un estudio publicado en Estados Unidos revela que, en rangos como salud, apariencia y sexo, tener 50 años en esta época equivale a los 35 de hace dos décadas.
La doctora uruguaya Pilar Serra -profesora adjunta de la cátedra de Endocrinología de la Facultad de Medicina- está de acuerdo. Pero no atribuye estos cambios a la biología. “Genéticamente, las mujeres que hoy tienen en el entorno de los cincuenta años, no están en una situación diferente a las de hace cuatro décadas”. Según ella, tampoco las hormonas de las mujeres que transitan la premenopausia o la menopausia tienen hoy un comportamiento diferente al de ayer. “Lo que probablemente sí cambió es que esa mujer actual se preocupa mucho más, no sólo por su belleza y su estado físico, sino también por su salud. Sabe cómo prevenir muchas enfermedades y está atenta a todo lo que pasa desde el punto de vista intelectual”.
Como decía Coco Chanel, que no era doctora pero de estos asuntos entendía mucho, el rostro de los 20 años es obra de la naturaleza, pero el de los 50 depende exclusivamente de lo que cada persona haga con él.

Baby Boomers
En Estados Unidos y Europa, la generación que llegó al mundo entre 1946 y 1964 se conoce como los baby boomers, ya que sus hijos son producto de la alta tasa de natalidad registrada tras el regreso al hogar de los soldados que pelearon en la Segunda Guerra Mundial.
Entre las mujeres famosas, uno de los más claros ejemplos es la diva cinematográfica Sharon Stone, que con casi 50 años hoy no sólo es la imagen de productos de belleza para Dior, sino también el icono de una legión de féminas que se muestran estupendas, no precisan quitarse años de encima y se las ingenian para combatir el paso del tiempo en su cara y en su cuerpo.
El demógrafo norteamericano William Frey, estudioso del fenómeno baby boomers, sostiene que este grupo de personas rompió el molde y que no vivirán ninguna etapa de sus vidas de la misma manera que lo hicieron sus padres. De hecho, advierte, los miembros de esta generación “están dispuestos a saltearse la vejez”.
Y si no, que lo digan Carolina de Mónaco, Kim Bassinger o Goldie Hawn, por citar sólo tres mujeres que rondan la cincuentena y hoy se muestran quizás más sexies que 20 años atrás. Las mujeres que nacieron luego de la Segunda Guerra Mundial experimentaron en carne propia el nacimiento de la minifalda, la fiebre por la píldora anticonceptiva, la locura por Los Beatles y las consignas por la paz. Aprendieron a pensar por sí mismas y a tomar sus propias decisiones. No están dispuestas a que les mientan. Ni siquiera en un aviso publicitario.
De nuevo en Montevideo, Sofía Herrán opina que “a los cincuenta una mujer sabe bien que las arrugas no se borran de la noche a la mañana, que hay que cuidar la línea y que hay que ubicarse a la hora de vestirse. No se hace falsas expectativas con respecto a los productos”.
Para el año 2011, una de cada tres mujeres de los países desarrollados tendrá más de 50 años. Con semejante estadística a la vista, se comprende porqué la industria cosmética ya comenzó a invertir en ese nicho de mercado.

Dura Batalla

Una encuesta encargada por Dior y realizada en Europa por la empresa Ipsos, confirma que a los 50 años muchas mujeres se sienten más seguras y más bellas que a los 20. Quizás sea por eso que las empresas de cosmética dirigen sus baterías hacia ellas.
Un arsenal de productos, basados en la investigación científica y solventados por una inversión millonaria de la industria, está hoy a su alcance para librar la batalla anti-edad, cargando de energía las células adormecidas, inhibiendo la acción antioxidante de los radicales libres, protegiendo la piel y un larguísimo y sofisticadísimo etcétera.
Para Elizabeth Busti , “las cremas están diseñadas para las mujeres de nuestra edad y no para las jovencitas. Es lógico es que sean mujeres como nosotras las que nos muestren sus efectos”. Sin embargo, la ex modelo aclara que ella no es un buen ejemplo en cuanto a los cuidados excesivos de su rostro y de su cuerpo. “Sí estoy influenciada por todo lo que viví como modelo. Me cuido en las comidas y salgo a caminar, pero trato de no ser una fashion victim”.
Como empresaria vinculada al negocio de la moda, Busti entiende que entre las mujeres de su generación hay una necesidad “de no parecer una chiquilina, pero tampoco una señorona. La mujer ya no se quiere ver con más edad de la que tiene. Somos mujeres activas. Incluso las amas de casa quieren verse bien, y hoy todas estamos muy informadas. A esto se suma a que el hombre de hoy es también más exigente con la mujer que tiene al lado”.
Cristina Giuria de Berenbau, de 56 años, está de acuerdo en que hubo un cambio en la oferta del mercado, que hoy contempla más a las señoras de su edad. “Tan vasta es la oferta que hasta marea. Un buen ejemplo son los perfumes: hay tantos, que terminamos perdiendo aquél que nos identifica”. Sobre la ropa, la consultora en arte opina que disfruta de la libertad que existe en estos tiempos. “Ya no todo el mundo usa la pollera de tal o cual largo. Cada una elige lo que le queda mejor, y todo vale”. En lo personal, Giuria se confiesa conservadora y dice mantenerse “con aquello que uso desde hace muuuuuchos años”.
Rosario Castillo, que prefiere no revelar su edad pero asegura tener los suficientes añitos como para participar de este informe, coincide en que la oferta es excesiva. “El cambio ha sido lento pero imparable”. Para ella, la propuesta actual del mercado responde a que hoy las mujeres viven más tiempo, cuentan con más información “y es evidente que cada una de nosotras, según sus posibilidades, queremos vernos bien”. La informativista arremete contra las mujeres de su edad que quieren competir con sus hijas, y califica esta conducta como “un poco patética. Creo que hay que encontrar un estilo propio. No es una cuestión de dinero, sino de sentido común”.
Ella se confiesa demasiado exigente con su aspecto, pero reconoce que ha comenzado a cuidarse “más por dentro que por fuera. Tengo una buena genética, y profesionales, pocos pero excelentes, que me aconsejan y me ayudan”. Dice que descubrió con Valentino, Versace, Dolce & Gabbana, Carolina Herrera, Oscar de la Renta o Pablo Suárez “que la industria de la vestimenta y la belleza tiene que hacer un trabajo casi artesanal, sobre todo después de los cuarenta y cinco años, para que no nos veamos ni viejas ni pendejas”.
A sus 48 abriles, Herrán está convencida de que lo fundamental en la vida es el equilibrio. “Pienso que con el paso de los años tenemos que esmerarnos cada vez más”. Por eso, la ex modelo no esconde sus cuidados. “Trato de tener el pelo lo mejor posible, el cutis limpio y protegido del sol. Nunca duermo maquillada, y si aumento un poco de peso, dejo de comer de noche durante unos días y vuelvo a lo normal”.
Más borgiana, Guiria opina que la edad, como el tiempo, es relativa. “Por supuesto que la piel, la ropa y la actitud ayudan a parecer más jóvenes, pero creo que todas esas cosas son superfluas. La juventud surge de adentro, del nunca saber suficiente, de siempre sorprenderse, de nunca ser indiferentes”. Está convencida de que la juventud no responde a los cuidados que una mujer ponga en su cuerpo, aunque reconoce que ella misma tiene ciertas rutinas para verse bien. “Pongo el despertador media hora antes de empezar el día para hacer yoga, disciplina que practico desde hace dieciocho años. También tengo referentes: personas que trascienden su edad y siguen siendo jóvenes de espíritu, como mi tío Frederick Guiria o María Ester Iriarte Borda, una gran amiga que ya no está. Cuando estoy triste, pienso en ellos. Cuando buscás la felicidad dentro de lo que tenés, cuando querés mucho a los demás y te sabés perdonar, es muy difícil que el tiempo te gane”.
Busti coincide con ella. “La belleza te abre algunas puertas, es verdad. Pero hay que acompañarla con vida interior. La mujer no tiene que ser espectacular, puede ser muy bella en muchos aspectos”.
Definitivamente, las mujeres que ya cruzaron o están por cruzar el umbral de los 50, son muy distintas a sus propias madres. Giuria, por ejemplo, piensa que la diferencia está en el trabajo, en la responsabilidad, en la fuerza que deben poner para salir adelante. Herrán atribuye las diferencias a los agentes externos. “Las mujeres no somos tan diferentes. Han cambiado las circunstancias, y el consumismo ha aumentado vertiginosamente”. Sin embargo, acepta que las de su edad han intentado asumir el papel de súper mujeres. “Sentimos que tenemos que cumplir con mil roles, tenemos la necesidad de desarrollarnos individualmente, de lograr nuestras metas”. Castillo señala como factor clave el proceso de independencia de la mujer. “Aunque no todo lo que deberíamos, las mujeres nos hemos independizado profesional y económicamente, tenemos una vida más activa y sobre todo, más información”. Por su lado, la doctora Serra insiste en que la biología no puede explicar porqué las mujeres se ven hoy más jóvenes que hace treinta o cuarenta años, pero encuentra una respuesta en el espíritu de estas damas. “Es una cuestión de plenitud, es haber logrado una serie de metas, es la disminución del grado de incertidumbres. Además, es una edad maravillosa, en que las mujeres todavía no sienten las limitaciones que vienen con la tercera edad”.
Como profesional, pero también como mujer que transita esa etapa de la vida que es la cincuentena, Serra recuerda que, cuando tenía 20 años, “una mujer de cincuenta que se vistiera como nosotras nos parecía una ridícula. Hoy a nadie se le ocurriría eso”.


Musas Mayores

Sharon Stone (48) es la musa de Dior, además de Susan Sarandon (59) y Julianne Moore (45). Kim Basinger (52), protagoniza una campaña de Miu Miu, y Twiggy, que nació en 1949 y considerada la primera top model, es hoy la imagen de Marks & Spencer. Diane Keaton (60 recién cumplidos) y la eternamente joven Jane Fonda (68), son las nuevas caras que L’Oreál pondrá en sus afiches publicitarios. Las empresas multinacionales acompañan los cambios culturales y han advertido en las baby boomers europeas y norteamericanas una voluntad por verse jóvenes, activas y bellas; además de buenas rentas personales que permiten solventar el lujo de sus costosos productos. “Cuando los directivos de Dior me ofrecieron ser la imagen de su nuevo Capture, me reí y les pregunté si sabían cuál era mi edad. Ellos me respondieron que precisamente por eso me querían para su producto”. Así respondió Sharon Stone al referirse al millonario contrato que firmó para ser la imagen de la nueva línea anti-edad Capture Totale de Dior, bajo el lema “más bella ahora que a los 20 años”.

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