Para hallar las raíces de ese estado de ánimo que nos hace cantar, tratan de encontrar patrones en las respuestas de las personas comunes y corrientes, comparan a pares de mellizos, analizan registros de imágenes mentales, estudian a monjes budistas, y no
desdeñan ningún indicio que pueda iluminar los mecanismos mentales que hacen brillar nuestra existencia.
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