Parece que siempre es igual.
Asoma diciembre y, como por arte de magia, los
días apuran su marcha en una cuenta regresiva que
puede alcanzar la velocidad de la luz.
Si quedó algo por hacer en el transcurso del año –¡y
vaya que se juntan cosas a lo largo de 12 meses!– se
debe resolver antes de que lleguen las fiestas, debido a
algún atávico sentimiento que no viene al caso investigar.
Pese al agotamiento que semejante demanda conlleva, es
menester conservar el ánimo en alta, para festejar como Dios
y la familia mandan, dejando en suspenso nostalgias y tristezas
varias, que para colmo de males por estas épocas se agrandan y
toman por asalto hasta los espíritus más empeñosos.
Tras cartón, hay que efectivizar el rito de las vacaciones, dejar
la casa y la oficina en orden, y con la mejor de las sonrisas bajar
los decibeles que venían a mil, si es que en ese tiempo de locos,
se zafa de morir en el intento.
Encarar la vida es duro. Se sabe.
Pero apenas una mirada basta
para evaluar si tanta mala sangre vale la pena.
Dispuesta a defender tal premisa, propongo empezar esta
edición con el saludo y la imagen de quince uruguayos destacados
en el quehacer local y algunos también off shore, que sin
vueltas ni requerimientos vinieron a festejar con Paula una Navidad
adelantada, haciendo gala de un excelente sentido del humor
y una mejor filosofía de vida. A ellos, con la mejor de las ondas,
muchas gracias.
Fiel a la ley de los opuestos, también merecía su lugar la contra
cara.
Frente a una crisis económica anunciada, Carla Rizzotto salió
a la calle imbuida de positivismo y recogió innumerables datos
útiles como para minimizar el gasto que estas fechas exigen. Se
trata de aguzar los sentidos, afinar el lápiz, y hacer rendir los billetes
más de lo esperado.
Recomiendo estar al tanto.
Por su parte, Macarena Langleib cierra el paquete navideño
poniéndole luz a esa otra faceta gris que por todos los medios los
humanos tratamos de soslayar, pero que sabemos es disparador
de procesos que se agravan por el mero hecho de estar pisando
el abismo del fin de año. Es apenas un toque serio.
Y digo apenas, porque la idea es vestirse de paz y alegría para
estrenar un 2009 incógnito y esperanzador.
Para ello, ¿qué mejor que cubrirnos de brillos desde la mañana
a la noche, y disfrutar de las mejores vacaciones hasta ahora
jamás soñadas, en Punta del Este y alrededores con su movida
tan singular, o un poco más lejos, en perdidos rincones de los
tantos que quedan por descubrir en la cada vez menos ignota
América Latina?
Mientras lo piensan, sugiero seguir recorriendo las páginas
plagadas de imágenes impactantes, al borde de la piscina del
Conrad con sus 11 años recién cumplidos, o a lo largo de la ruta
10, en lo que va desde
La Barra a Manantiales, con la movida
Deco más intensa de los últimos años.
Y más. Porque entre elegidos, moda alta costura, cocina,
consejos sanos, predicciones, horóscopo y gente, completamos
una edición acorde con lo que se festeja: la vida.
La misma que
como bien canta Ruben Blades, "te da sorpresas, sorpresas te da
la vida; ay Dios…"
|