Nuevas texturas, ingredientes naturales nunca antes vistos y pócimas de última generación son las nuevas armas de la eterna batalla por una piel perfecta. Aquí, la última palabra del mercado internacional.
Por: Lorena Valenzuela y Sofía Beuchat.
Fotografía: Pin Campaña.
Cremas: Lo Más Nuevo
Buscando el secreto de la eterna juventud, la industria de la belleza ha mirado hacia atrás, encontrando el futuro en el pasado. Los ingredientes más usados hoy para dar luminosidad y juventud a la piel del rostro se utilizaron en culturas milenarias como la egipcia o china. Se trata de secretos antiquísimos que han salido del baúl de los recuerdos con un solo objetivo: difuminar las arrugas y recuperar la tersura y luminosidad que las pieles maduras van perdiendo progresiva e inevitablemente. Minerales y extractos vegetales son los protagonistas de esta nueva generación de cremas, lo que no significa que se trate de productos artesanales; muy por el contrario, esta nueva camada cosmética recoge lo natural pero recurre a tecnologías de punta para sacarle el máximo provecho. Estos son los principios activos de los productos cosméticos más vanguardistas:
• seda. La última novedad del mercado es la crema Sensai Premier, de la firma japonesa Kanebo. Es también, probablemente, la más cara: cuesta 660 euros el pote de 40 ml. Descrita como una auténtica revolución de la cosmética facial, activa la recuperación del ADN dañado y regula e incrementa la síntesis de ácido hialurónico, principal responsable de la hidratación de la piel. El secreto: proteínas extraídas del legendario árbol del gusano de seda, koishimaru. Una seda tan fina, que en tiempos antiguos se reservaba para el uso exclusivo de la familia imperial. Se puede comprar en www.kanebo.com
• algas marinas. Las algas marinas son el principio activo central de la crema La Mer, conocida como “el caldo milagroso”. Fue creada por el físico aeroespacial norteamericano Max Huber, quien, luego de sufrir un terrible accidente que le desfiguró la cara, demoró 12 años en crear la crema que le daría un aspecto terso y uniforme a la piel de su rostro. No hay nada milagroso en sus ingredientes: las algas marinas se utilizan desde hace años en la industria cosmética, aunque con mayor fuerza en productos corporales. La novedad de La Mer está en el modo en que los ingredientes son preparados durante su proceso de fabricación y también al aplicar el producto sobre la piel. En ambos casos, el tiempo es clave. El caldo milagroso tarda 3 a 4 meses en completar su proceso de biofermentación, vital para el funcionamiento óptimo. Y, para obtener sus beneficios, no se puede sacar la crema del pote y esparcirla directamente sobre la piel: primero se debe calentar una pequeña cantidad entre la yema de los dedos.
• diamante. El diamante es una piedra dura en su estado natural pero al pulverizarla es perfecta para eliminar las células muertas de la superficie de la piel; por eso los dermatólogos y centros de estética de avanzada los usan desde hace algunos años en sus tratamientos de exfoliación mecánica y ahora también se están incorporando en productos muy exclusivos para exfoliar la piel en la casa. El polvo de diamante no sólo barre la piel muerta; también estimula la circulación, lo que deja el cutis luminoso, brillante y terso. En el mercado internacional se consiguen algunos productos que lo contienen, como Luxury Diamond, de Vhega, para pieles cansadas.
• oro. En India y la antigua China, el oro se utiliza para curar enfermedades, aplicándolo directamente sobre la piel. Hoy, la industria cosmética ha empezado a incorporarlo en partículas microactivas en sus productos, porque produce un efecto tensor y luminoso inmediato; además, es un gran regenerador celular que actúa contra las agresiones de los radicales libres, responsables de la muerte de las células cutáneas. Asociado a algas marinas y vitamina C, disminuye la oxidación, ayuda a exfoliar y a despigmentar. Los productos que contienen polvo de oro son recomendables para pieles maduras, por su gran capacidad para recuperar la elasticidad, luminosidad y densidad. En el mercado se comercializan la línea Gold Future, de Helena Rubinstein, que tiene una crema para rostro y otra específica para contorno de ojos, y el concentrado Cellular Radiance Concentrate Pure Gold, de La Prairie. El producto pionero en el uso de oro: Divinora, de Guerlain, un gel transparente con oro de 24 quilates en suspensión.
• perlas. La composición de las perlas, a base de aminoácidos, es muy similar a la de la piel, lo que significa que son capaces de potenciar la regeneración celular que disminuye con la edad. Pero, además, las perlas protegen y aumentan la resistencia de la dermis frente a las agresiones externas, ayudan a eliminar las manchas cutáneas, devuelven la luminosidad al rostro y eliminan las huellas del cansancio. Por lo mismo, se utilizan en productos “de cabina” –es decir, de uso profesional– que se venden en centros de estética, como por ejemplo Pearl Sensation, de Germaine de Capuccini. También está en la nueva base de maquillaje con poder anti-edad Prodigy Foundation, de Helena Rubinstein, que acaba de salir al mercado.
• soya. La soya es uno de los cinco cultivos sagrados de China. Los científicos especialistas en el cuidado de la piel descubrieron que sus proteínas actúan en importantes factores antiedad debido a su alta concentración de aminoácidos, esenciales para el metabolismo celular. También estimulan la síntesis de colágeno, aumentando la hidratación, firmeza y elasticidad de la piel. Además, el aceite de soya posee altos índices de Omega 3, ácido graso necesario para la regeneración de los tejidos. La soya es uno de los principales componentes de la nueva línea Nivea Visage Vital.
• caviar.El extracto de caviar transforma la piel del rostro cansado, dejándolo hidratado, iluminado y reafirmado, gracias a su gran aporte nutritivo: contiene sales minerales, ácido fólico y vitaminas A,C, B2, B6, y B12.
La Prairie tiene una línea completa de productos con este extracto, The Caviar Collection, que complementa la acción regeneradora del caviar con un mix de proteínas obtenidas de las algas marinas.
• extracto de longoza. Esta planta ancestral de Madagascar, de la familia del jengibre, estimula la producción de elastina y colágeno, fibras responsables de la firmeza de la piel. También ayuda a que se afinen los poros y se reafirme el contorno de la cara. Está presente en la línea Capture Totale, de Dior.
Los Sueros: La Nueva Textura
Los sueros o sérum, que hasta hace poco se usaban únicamente en las cabinas de las cosmetólogas o como mero complemento de los tratamientos con cremas, son hoy uno de los productos más apetecidos por las usuarias de productos de belleza, porque han demostrado su capacidad para atacar problemas específicos con rapidez, debido a su alta concentración de principios activos. Hay algunos –conocidos como de efecto flash– que incluso logran su propósito tensor de inmediato, aunque momentáneamente.
Estos productos, entre oleosos y líquidos, deben elegirse según las necesidades puntuales de cada persona: hay, por ejemplo, sueros antiestrés, que refuerzan las defensas de la piel; otros iluminadores, otros que combaten las manchas y otros que aportan una cuota extra de tonificación o hidratación. Lo importante es que, por tratarse de formulaciones altamente concentradas, basta aplicar unas cuantas gotas en el rostro o cuello –siendo constante en su uso– para obtener beneficios. Se usan antes de la crema habitual, con la piel previamente limpia, idealmente a partir de los 30 años y en forma casi obligatoria después de los 40.
Algunos ejemplos: Biotherm Lift, de Biotherm, con efecto ultra tensor; Chronos Spilol, de Natura, también de efecto tensor; Wrinkle De-Crease Collagen Filler, de L’Oréal.
El Fraxel: Láser de Punta
Hace años ya que la dermatología recurre a los rayos láser (como el de Co2 o el erbio) para eliminar las capas superiores de la piel y así estimular su renovación natural, además de atenuar manchas y arrugas. Pero el láser Fraxel ha superado con creces los beneficios que se obtienen con esta técnica, porque ofrece resultados positivos con bajo impacto; es decir, con menos irritación, dolor e inflamación. Sus predecesores obtienen mejorías similares en la calidad de la piel, pero exigen una recuperación de alrededor de quince días, durante los cuales la piel queda enrojecida y muy sensible al daño provocado por el medio ambiente. El Fraxel, en cambio, es menos invasivo: realiza una exfoliación imperceptible, que no obliga a las personas a suspender su vida social o su trabajo. Este láser trabaja fraccionando partes de la piel, lo que permite que ésta sane mucho más rápido que si se hubiese tratado una porción importante del rostro. La dermis se recupera de manera natural creando tejido nuevo y eliminando las imperfecciones, sin dejar cicatrices. La cara queda roja y débil sólo por 24 ó 48 horas, por lo que basta aplicarlo un jueves o viernes para retomar la vida normal fácilmente.
Antes de comenzar el tratamiento, el paciente y su doctor deben analizar qué área de la piel es apropiada para el láser Fraxel, qué clase de resultados se pueden esperar y con qué frecuencia se debe hacer el tratamiento. El láser se aplica en un mínimo de cuatro sesiones con anestesia local, y en cada una de ellas se va restaurando el 25 por ciento de la piel. Después de cada sesión, se experimenta una sensación de ardor muy suave, como una quemadura de sol, por alrededor de una hora y sin ninguna otra molestia. El tono rosado oscuro con que la piel queda es una señal normal de que el tejido cutáneo se está recuperando profundamente y hay buena circulación de la sangre. La hinchazón es mínima y generalmente se desvanece en dos a tres días.
Según los expertos resultados no se ven durante el primer mes; hay que dejar pasar 60 ó 90 días. Pero la espera vale la pena. Este método devuelve el ciento por ciento de la luminosidad perdida por el paso del tiempo y permite lograr un óptimo rejuvenecimiento de la piel, porque ayuda a retrasar –y si se quiere a prevenir– los primeros o los ya avanzados signos de envejecimiento. También renueva el colágeno, la fibra elástica e incentiva la regeneración celular. Además, ayuda muchísimo a las pieles con cicatrices de acné y varicela. Es la última tecnología disponible en Chile para rejuvenecer rostro, cuello, dorso de las manos y escote. Luz Pulsada: Lo Más Versátil
Durante años, la dermatología combatió arrugas, manchas y lesiones vasculares –es decir, todo aquello que los años, el sol, el estrés y el consumo de alcohol y tabaco dejan sobre la piel– con procedimientos separados. La luz pulsada (IPL) abarca la globalidad de estos problemas, ofreciendo un rejuvenecimiento eficaz. Las complicaciones pos tratamiento son mínimas, lo que explica su creciente popularidad. Actualmente la gente demanda cada vez más tratamientos poco agresivos e indoloros que permitan incorporarse al trabajo en el mismo día, pero que sean eficientes, como el IPL. Se trata de un moderno sistema de rejuvenecimiento facial que emite un haz de luz similar al del láser, pero es mucho más versátil, ya que puede modificarse según el tipo de problema a eliminar, su profundidad y el tipo de piel de la paciente.
El tratamiento completo con IPL toma, por lo general, cinco sesiones de veinte minutos cada una, cada tres o cuatro semanas. Las primeras eliminan las manchas y zonas de piel rosácea; las últimas estimulan la acción de las hormonas que dan lozanía a la piel y fomentan la producción de colágeno dérmico, lo que disminuye el tamaño de los poros y además da firmeza y frescura a la piel. La luz no actúa a nivel muscular, por lo que no elimina arrugas profundas, pero es útil para atenuar las superficiales.
La luz pulsada puede hacer rejuvenecer a una persona unos tres años. Su gran ventaja es la rápida recuperación, y el hecho de que el tratamiento es completamente indoloro. Cuando el paciente sale de la consulta después de una sesión de IPL, únicamente nota una sensación de calor. Su piel queda enrojecida transitoriamente, pero eso se puede corregir con maquillaje. Además, a diferencia de otras tecnologías más agresivas, el IPL se puede complementar con otras técnicas de bajo impacto que no precisan hospitalización, como los rellenos faciales o el bótox.
Lo Que Viene:
Inyecciones de Sangre
Inyectarse la propia sangre, depurada y centrifugada, para verse más joven: por extraño que suene, esta técnica –que aún no llega por estos lares– está siendo estudiada en la Universidad de Stanford desde el año 2003, con resultados sorprendentemente positivos, y se está aplicando en España. Las inyecciones de plasma están demostrando ser un magnífico regenerador que devuelve la tersura y la belleza a la piel, gracias a la acción de el Factor de Crecimiento Plaquetario (FCP), un conjunto de proteínas que es responsable de la regeneración de las células.
El proceso es sencillo. Tras una extracción de sangre de 40 ml, se realiza un centrifugado en una máquina especial que separa la fracción de plasma rico en plaquetas y lo activa con una pequeña cantidad de calcio. Este proceso demora treinta minutos, tiempo que se aprovecha para preparar la piel y aplicar anestesia local pues, aunque no es un procedimiento doloroso, puede aparecer alguna molestia en el momento del pinchazo.
Luego se procede a inyectar la sangre en aquellas zonas donde existe mayor cantidad de arrugas o flacidez. Se usa una técnica especial de inyección para que la distribución de los factores de crecimiento sea óptima. Una vez dentro de la piel, este preparado estimula la producción de colágeno, elastinas y ácido hialurónico, lo que se traduce en una piel joven, tersa y de mejor calidad.
Este tratamiento se recomienda a partir de los treinta años, edad en la que la piel empieza a perder su poder de regeneración, o bien cuando los signos de envejecimiento empiezan a ser visibles. Es conveniente realizarlo en la perimenopausia, porque la caída hormonal provoca flacidez y hace perder la tersura a la epidermis.
Según las investigaciones, estos beneficios se hacen evidentes a partir del tercer mes, tiempo necesario para que el organismo sintetice las nuevas proteínas regeneradoras. El riesgo de que se produzca algún efecto no deseado es mínimo, ya que se trata de una sustancia que se obtiene desde el propio cuerpo y, por lo mismo, el organismo no la rechaza. Se recomienda, eso sí, que las inyecciones sean aplicadas en centros de salud y por médicos, para evitar que la sangre se infecte al ser manipulada.
Mayo 2007 | Nº174
Los Sueros: La Nueva Textura
Luz Pulsada: Lo Más Versátil