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  Noviembre 2006 | Nº168  
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Cada fin de semana, armadas con delineador, rouge y tapaojeras, miles de mujeres solas salen a la caza y a la pesca de varones disponibles. ¿Con qué se encuentran? Con otro batallón de mujeres que está en la misma que ellas.
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Todo Sobre El Sol
Adorado por los pueblos antiguos y demonizado por la ciencia moderna. Protector de los huesos y destructor de las células. Energizante y enceguecedor. Como todo rey que se precie, Febo tiene sus defensores y sus detractores.
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No sólo del Este vive el turismo uruguayo. En Colonia, la mano de los argentinos y un creciente flujo de viajeros internacionales está sembrando glamour a orillas del Río de la Plata y poniendo celosa a la Península.
La Madurez Del Provocador
Benetton cumplió 40 años y
los celebró a todo trapo en la capital mundial de la moda.
Una retrospectiva en el Centro Pompidou, seguida por el único desfile en la historia de la empresa y por una cena en
las alturas del museo.
 
 

¿El futuro empieza a los 40?


La Madurez del Provocador

Benetton cumplió 40 años y los celebró a todo trapo en la capital mundial de la moda. Una retrospectiva en el Centro Pompidou, seguida por el único desfile en la historia de la empresa y por una cena en las alturas del museo, constituyeron los festejos parisinos comandados por signore Luciano, titán de Treviso.

Por Marcello Figueredo | Fotografías: Benoît Pinguet y Denise Chapoullié.

Los Picasso, Duchamp, Dalí, Van Doesburg, Pollock, Giacometti, Picabia y otros genios del arte moderno que ocupan los pisos de arriba deben estar muertos de celos. Por la planta baja del museo, rodeado de una nube de fotógrafos y agentes de seguridad, acaba de entrar un hombre, su testa coronada por una graciosa melena canosa, con más pinta de empresario que de artista plástico. Por si fuera poco, ha tenido la osadía de cerrar el Pompidou para sus clientes y amigos, y lo ha rodeado de una alfombra que ni siquiera es roja. Es verde. Para más datos, verde Benetton. Y la curadora del museo, Marie Laure Jousset, le rinde pleitesía. Hoy nadie subirá las escaleras mecánicas para suspirar ante cubistas, dadaístas y surrealistas. Hoy todas las miradas son para él, un italiano nacido en 1935 a quien se le atribuye el mérito de haber democratizado la moda y revolucionado el mundo de las campañas publicitarias.
El comienzo de la historia es conocido: la hermana tejía, él vendía. Tenía apenas 19 años. Un amigo los ayudó a abrir la primera tienda. Corría 1965. Apenas cuatro años después ya inauguraban el primer negocio fuera de Italia. Justo aquí, en París. Para 1974, Sisley entra a formar parte del grupo, que hacia 1978 ya exportaba al mundo más de la mitad de su producción. En el 80, desembarco en Madison Avenue. Dos años más tarde, Tokio. Y enseguida la sociedad con el fotógrafo Olivero Toscani, que escandalizaría al mundo con sus campañas gráficas. En 1983, un pie en la Fórmula Uno: primero Tyrrel, luego Benetton Formula Limited y más tarde Renault. En un par de años más, el Grand Prix de la Publicidad en Francia y el aterrizaje en América Latina. En 1989, apenas derribado el Muro, la conquista del mercado de Europa del Este y la ex Unión Soviética. En el 91 nace Colors, revista que se edita en cuatro idiomas y se vende en más de 30 países. En 1994 Fabrica, el centro de investigación en comunicaciones. Hacia el 2003, los hermanos se dan cuenta que hay que dar un paso al costado y abrirle paso a un manager. Debe haber dado resultado, porque llegado 2006 el grupo está presente en 120 países y suma algo así como 5 mil tiendas. Un economista diría que semejante curriculum es una obra de arte, mal que les pese a Picasso y a sus vecinos del Beaubourg.

Visiones del Mundo

La electricidad se nota en el ambiente. En la trastienda de la pasarela, donde casi un centenar de modelos y un batallón de peluqueros, maquilladores y vestidores se preparan para el único desfile Benetton en 40 años de historia, todo el mundo anda a las corridas. Sin embargo, han tenido la graciosa idea de permitir que invitados y periodistas atraviesen estos improvisados camarines rumbo a la visita guiada de la exposición, de modo de interiorizarse con el backstage, hacer las fotos de rigor y, naturalmente, echar un vistazo a esos delgadísimos cuerpos envueltos en pieles de todos los colores, como corresponde a la casa.


Un aspecto de la muestra de Fabrica en el Centro Pompidou; el backstage del desfile, a la vista de periodistas e invitados; los colores de Benetton a la pasarela, por primera vez en 40 años; y un vistazo a la cena en el quinto piso del museo, broche final de los festejos italianos en París.


Ya en la sala del museo, un minuto de silencio, per favore. Signore Luciano hará uso de la palabra. Rodeado de italianos, claro, no le será fácil. Por fin, alguien acierta a acercarle el micrófono que funciona. Bajan la música. Se multiplican los flashes y se suceden las bienvenidas y los agradecimientos de rigor. Para tranquilidad de Picasso, Jousset explica la enorme coherencia que existe en el hecho de que el Pompidou albergue una muestra como Fabrica: Los ojos abiertos, que testimonia décadas de trabajo de un centro dedicado a investigar desde la gráfica hasta el cine, pasando por el diseño industrial, la música y la publicidad. La deslumbrante exposición está dividida en cuatro secciones. La primera, centrada en la comunicación visual, presenta dos campañas globales: Violence, creada en 2004 para la Organización Mundial de la Salud; y Food for Life, elaborada un año antes para el Programa Alimentario Mundial.
Unos pasos más allá, en el segundo sector, pueden repasarse un par de reportajes fotográficos: desde paraísos mundiales enfrentados a la devastación del turismo de masas, hasta el retrato de quienes viven en los lugares más remotos de la Tierra.
En la tercera sección, espacio para la experimentación interactiva. El visitante puede explorar las posibilidades de una marimba africana, enfrentarse a una pared oscura hasta encontrar el mejor punto de vista en una instalación luminosa y sonora, o jugar a ser una celebridad ante cámaras que proyectan su imagen, fija o en movimiento, según la velocidad de sus desplazamientos. Finalmente, una visita virtual a la sede de Fabrica, que funciona cerca de Treviso, en Italia.

¿Y ahora? Ahora es tiempo de correr a ocupar los asientos, porque el show está a punto de comenzar. La puesta en escena, dominada por un gris muy neutro, vendrá de perillas para resaltar los colores que han hecho famoso a Benetton. Las cinco filas de asientos que hay a cada lado de la pasarela son un pequeño muestrario de la aldea global que esta noche tomará por asalto el museo. Aquel turbante es de un cliente llegado de la India; en ese blazer con lentejuelas debe guardar su libretita Moleskine un periodista neoyorquino experto en moda; enfundado en ese traje impecable viene un amigo italiano, probablemente de Milán o Bologna; y detrás de ese escote abismal no puede haber nadie más que Maria Grazia Cucinotta. ¿Es ella? A ver... Justo se apagan las luces. Suenan unas sirenas. Se mezclan con la inconfundible voz de Madonna. Y por fin, 40 años de punto y lana a todo color salen a escena. En palabras del experto Richard Mason, la colección que estamos a punto de ver se aparta de los lineamientos típicos de un show de moda. “Estas ropas son una ofrenda cultural, una celebración del legado del pasado y una declaración de optimismo en medio de un futuro global muy incierto”.

Sabores de Italia

En las alturas del quinto piso, donde habitualmente funciona el célebre restaurant Georges, los mozos que dan la bienvenida al cocktail previo a la cena esperan a los invitados con un trago y un plato emblemáticos del Véneto: Prosecco y polenta con bacalao, como para que nadie dude del acento italiano que de aquí en más tendrá esta fiesta tan internacional.
¿Se llevará algo a la boca la escultural Elisabetta Gregoraci o resistirá toda la noche, montada en esos tacos imposibles, sin probar bocado? Quién sabe. En todo caso, la electricidad ha cedido paso al cosquilleo de las burbujas del champagne francés, que ahora corre a raudales. Ya más relajado, y con todo el mundo sentado a la mesa, signore Luciano vuelve a poner las cosas en su lugar. “Este es nuestro modo único y particular de ser internacionales. Benetton fue, antes que nadie, una ventana abierta al mundo y al futuro. Grazie…e buon divertimento”.
De que así sea se ocuparán, a lo largo de la noche, músicos de la talla de Patti Smith, Dee Dee Bridgewater y Yousson N’Dourr, que compartirán protagonismo con el risotto con radicchio rosso di Treviso, la faraona nostrana con salsa peverada y el sorbetto al cedro, entre otras delicias italianas capaces de enmudecer a la concurrencia llegada de los cinco continentes.
¿Cuál será el próximo plato fuerte que servirá Benetton al mundo? Todo hace pensar que las viejas provocaciones irán cediendo paso a la madurez. En un año, Luciano cederá la presidencia del grupo a su hijo Alessandro, de gran sonrisa en la cara y 42 primaveras a sus espaldas. Los negocios no dejan de crecer. La conquista de China de fe de ello. “Hemos elegido Paris” –dice Benetton padre– “porque hoy más que nunca representa el centro internacional de la moda. Como en 1969, cuando abrimos nuestra primera tienda fuera de Italia, justo aquí, en el boulevard Saint Germain, hemos vuelto a comenzar”. ¿Será porque el futuro empieza a los 40?

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