Llegar a nonagenario, por estos tiempos que corren, no es
una hazaña, pero casi.
Y más, si se lo hace con total lucidez, gozosa salud y
en expansión, rodeado de familiares numerosos, que conocen
de sobra la energía que irradia su brazo protector.
Muchos dirán que es un titán. Y aunque suene soberbio,
adhiero. ¿Qué otra palabra lo define de cuerpo entero?
El País, con sus bien transitados 90 años, fue capaz de erigirse
de la nada y hacer realidad, bajo toda circunstancia,
el sueño de cuatro jóvenes idealistas que en verdad, nunca deben
haber siquiera imaginado una proyección tal.
Crecí honrando su nombre. Aprendí de mis mayores el valor del
coraje, la perseverancia y el ahínco. Fui testigo de buenos y malos
momentos. Y lo esencial, comprendí que si bien los hombres se
van, sus obras quedan, para que los que los sucedan, las cuiden y
multipliquen, con el mismo optimismo, la misma responsabilidad y
el mismo compromiso grabados a fuego.
Con esa consigna – que es la de siempre- salimos al ruedo, dispuestos
a homenajear ese largo recorrido a la manera de PAULA,
con un ojo desentrañando el pasado, y el otro apuntando al futuro,
como debe ser.
Entre los temas que podíamos elegir, obviamente nos quedamos
con la moda, que es el que mejor comulga con la revista. A
partir de ahí, hurgamos en los archivos en busca de referencias
sobre pasarelas, concursos de modelos y otras yerbas que a lo
largo de una vida el diario apoyó, y con ese material –bastante mal
cuidado, confieso- intentamos reconstruir una historia que hubo que
completar como un puzzle, con recuerdos deshilvanados de personajes
memoriosos.
¿El resultado? Highlights que intentan recrear vivencias de unas
cuantas décadas atrás, en las que de seguro destacó más gente
que la que rescatamos. Valga a estas alturas, un recuerdo para Elbio
y René, y para Laura, sombrereros que marcaron época, y que a
último momento noté su ausencia.
Tampoco van a encontrar a Pablo Suárez, proficuo diseñador que
comenzó con su boutique Freaks y luego viró con éxito hacia la alta
costura. Pero es explicable. Él es el abanderado de las generaciones que vienen; el futuro de este legado.
En la otra punta del hilo, están los más jóvenes, los que recién
se graduaron, decididos a apostar desde sus propios reductos, con
la ilusión de crecer y ganarse su espacio. Es el universo que gira,
con nuevos desfiles, nuevas tendencias y nuevos íconos que hacen
escala en Montevideo, y cautivan con su discurso antimoda.
Nada es más permanente que el cambio.
El mundo ya no está en manos de los workaholics baby boomers,
ni de los conflictivos X. Hoy los que vienen pisando fuerte
son los millennials, los que nacieron entre 1981 y 2001, chicos
muy independientes, que viven conectados a las redes sociales,
y que tienen bien claro lo que quieren. Son los que decidirán las
elecciones y dictarán las preferencias de consumo en el mundo; los
mismos que al momento de trabajar imponen condiciones, y se disponen
al sacrificio, siempre que redunde en su realización personal.
Justamente, la producción de moda de este número, contó con
dos millennials como protagonistas. Ambos, tanto Dahiana Fernández
como Kevin Jakter, actuaron con la mejor onda y dedicación, a
lo largo de dos jornadas agotadoras, conscientes de que no hay otra
forma de construirse una carrera. Y se reconoce.
Ése es el broche del homenaje a nuestra casa. Una suerte de
cuento de la vida de una pareja, en la que el diario está presente en
cada uno de esos pequeños gestos que no se ven, pero que hacen
al día a día de cualquier familia.
El diario es noticia, pero también es papel, está en red, y brinda
beneficios. ¡Por 90 más! ¿Nos vemos? |