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15 Promesas
No son precisamente quinceañeros, pero a su modo, cada uno de ellos está viviendo una
primavera creativa. En el arte, la ciencia, el campo, la tecnología, el deporte y la solidaridad,
Uruguay puede esperar algo bueno de esta gente.

POR SILVANA SILVEIRA FOTOGRAFÍAS: PABLO RIVARA

Más que andar derechitas por la vida, las gimnastas olímpicas prefieren estar por los aires, haciendo figuras complicadísimas, como el flic-flac, y mortales hacia atrás y adelante. Lograr ésas y otras destrezas increíbles requiere un trabajo constante y un entrenamiento riguroso, de modo que deben tener los pies muy sobre la tierra y mucha concentración.
Por eso, cuando una gimnasta olímpica hace sus piruetas todos se quedan en el más absoluto silencio. Hasta que culmina y la envuelven de aplausos.
Uruguay todavía está lejos de poder participar con esta disciplina en los Juegos Olímpicos, pero puede tener una chance en los Sudamericanos.
La jovencísima gimnasta que ha llegado a un nivel excepcional y puede ser la esperanza celeste dice su nombre completo: Tessa Magali Goberna Severi. Tiene apenas diez años y hace cuatro que entrena en el Olimpia de Colón con el profesor Arman Mkrtchyan. Dos veces se llevó la medalla de oro en los campeonatos del club y otra compitiendo en Brasil. Ahora sueña con representar a Uruguay en los Panamericanos y en los Sudamericanos.
De tanto andar entre instrumentos y notas aprendió a combinarlas para que digan lo que tengan que decir de la manera más armónica posible. Empezó sus estudios musicales a los seis años de edad.
Ensayó sus primeros acordes en una guitarra española y en el piano, pero se inclinó por las cuerdas en la escuela Virgilio Scarabelli y luego tuvo como profesor a Gabriel Brickman, uno de los guitarristas mejor considerados del medio. Todo eso puede explicar la habilidad que muestra a la hora de pulsar y rasguear las cuerdas, la agilidad de sus dedos al realizar complejos punteos, sus nociones del ritmo y la composición.
Pero tal vez haya que recurrir a un don innato y a percepciones extrañamente afinadas para terminar de entender las buenas dotes de Gonzalo Deniz (21). Obseso de J. D. Salinger, no es raro que su proyecto solista se llame Franny Glass.
Su primer disco, Con la mente perdida en intereses secretos, grabado en el estudio La
Martinica, quedó mejor de lo que él mismo esperaba. Está compuesto por doce canciones pop que huelen a confesiones sobre un pentagrama. Hablan del amor y desencuentros románticos.
“Utilizan un imaginario de lugares y momentos melancólicamente amables”, al decir del crítico Gonzalo Curbelo.
José Badano Caballero (35) cursó una licenciatura en Ciencias Biológicas en la Facultad de Ciencias. Hacia el final hizo una pasantía en el Instituto Clemente Estable con el doctor Horacio Cardoso. Trabajó en citogenética humana (una ciencia que estudia los cromosomas y los defectos a nivel cromosómico), con particular énfasis en la relación con la leucemia. Se interesó por la genética y la biología molecular y decidió hacer un doctorado en el Baylor College of Medicine de Houston, para lo cual obtuvo una beca Fulbright. Sus investigaciones tratan de entender el síndrome J Bardet-Biedel, que afecta a distintos órganos y sistemas. Si bien es de muy baja incidencia en la población mundial, descifrar cómo se produce este síndrome puede ayudar a despejar incógnitas relacionadas a otras enfermedades más comunes, como diabetes, obesidad y asma, y desarrollar terapias efectivas. También cursó un posdoctorado en la universidad Johns Hopkins de Baltimore. En 2006 ganó un concurso del Instituto Pasteur y logró abrir allí su propio laboratorio, donde sigue avanzando en sus estudios de enfermedades denominadas celiopatías.
Sofía Etcheverry (27) es una figura emergente del teatro uruguayo. “Una clara promesa”, al decir de la restigiosa directora Mariana Percovich. Es actriz egresada de dos escuelas de teatro (La Gaviota y la Escuela Municipal), y en los últimos años trabajó en varios espectáculos que dieron que hablar: Don Juan el lugar del beso y Los últimos Sánchez, ambos dirigidos por Marianella Morena; y Las Nenas de Pepe, bajo la batuta de Gabriel Calderón.
“Me quiero dedicar a la actuación, a la investigación y a la docencia. Me gusta todo lo relacionado al teatro, y creo que todo se complementa”, dice Etcheverry, que recientemente escribió una obra (Quitamanchas: pupilas en la nada) que ya puso en escena. No piensa parar, aunque sabe que “no es difícil hacer las cosas cuando uno tiene la edad y la pasión. Lo difícil es seguir creando en los próximos veinte años”
Ignacio Calero (30) es dibujante de cómic profesional. Empezó de manera amateur, acercando sus historietas a revistas como Vieja el agua y Diaspar, que se distribuían en librerías especializadas y disquerías. En 2000 viajó a Argentina, donde hizo buenas migas con la editora jefe de la estadounidense Marvel Cómics (una de las mayores editoriales del género, que publica colecciones como El Hombre Araña), y en unos meses tenía trabajo nuevo como lapicista del popular personaje Capitán América. “En el mercado americano lo más importante es que sepas narrar con I el dibujo, narrar en secuencias, tener continuidad y coherencia en lo que hacés”, explica Calero, que más recientemente creó el grupo Belerofonte (junto al guionista Rodolfo Santullo y al guionista, dibujante y diseñador Gabriel Ciccarielo) con el objetivo de crear una editorial especializada en historietas. Hoy sacan dos libros por año. En julio viajó a la “Comic-con”, de San Diego, Estados Unidos. “Fui a lo John Wayne: sin tarjeta personal, a mostrar carpeta”. Dicen que dejó bien impresionados a los muchachos de Image, un importante conglomerado de editoriales independientes.
Ignacio González (22) es director de Comunicaciones de Un Techo para mi País Uruguay. Completó el bachillerato internacional Alemán Abitar en 2004 y actualmente cursa tercer año de la licenciatura en Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Montevideo. Desde 2005 trabaja como voluntario en Un Techo para mi País,
donde desde octubre de 2007 se encarga del área de comunicación y prensa.
“En Un Techo para mi País trabajamos junto a las familias más necesitadas del continente. Desarrollamos un modelo de
intervención social en tres etapas (vivienda de emergencia, planes de habilitación social y vivienda definitiva), y generamos dos grandes cambios: el cambio en las familias y el cambio en la visión del mundo de los voluntarios.
En dos o tres décadas, cuando haya toda una generación de jóvenes que conozcan la realidad de sus respectivos países, tendremos un continente más justo, un continente mejor, sin extrema pobreza”.
Su trabajo, dice él, tiene que ver con no mirar para el costado. Piensa que esa batalla hay que librarla unidos, con entusiasmo y alegría, encarando cosas concretas. También quiere seguir estudiando música, avanzar en el área
del periodismo literario, y no abandonar la actividad social.
La coreografía es, de alguna manera, la escritura de la danza. En estas artes, Leticia Falkin (31) ha mostrado una caligrafía exquisita, una capacidad inusual para referirse a un tema con movimientos llenos de imágenes claras, sugestivas y bellas. Relativo fue su proyecto más comprometido. Esa obra que dirigió, coreografió y puso en escena con notables intérpretes, combina frescura, humor y un profundo lirismo. Como en Uruguay no existe un espacio de formación académica para coreógrafos, Falkin, que también es bailarina y directora, se valió de los talleres que ocasionalmente dictan extranjeros de paso por Montevideo. Fue alumna del Espacio de Desarrollo Armónico y de Contradanza, completó sus estudios en Bélgica junto a reconocidos coreógrafos y redondeó su formación profesional en danza en el Centro Coreográfico de Montpellier. “Como creadora, me interesa trabajar con personas que puedan hablar con el cuerpo no sólo a través de una técnica definida. La técnica es una herramienta para acceder al cuerpo con más amplitud de posibilidades”
Para diseñar videojuegos hay que tener un excelente background en computación y unas buenas herramientas para escribir textos. Ernesto Rodríguez (23) las tiene. Es game designer y trabaja en Powerful Robot, un estudio especializado en advergaming y en el desarrollo de juegos para la web. Estudió ingeniería en computación, es fanático de Mario Bros, y le gustan los zombies. Uno de los juegos en el que trabajó es el September/12, que arranca el día después del fatídico 11/09. Otro es el Big Fat Awesome House Party, que hicieron por encargo de Cartoon Network y ya conquistó 13 millones de usuarios en la red. Parte de su trabajo consiste en ver cómo funciona todo el sistema, cómo se hacen la diagramación y los gráficos, y descubrir qué se necesita para dar a luz un producto nuevo. Otra de sus faenas es hacer el level design: definir los desafíos, niveles y misiones que va a haber en el entretenimiento. “La parte más divertida es jugar para conocer las tendencias y estéticas de los nuevos juegos. El fin es entretener a la gente y entretenerme yo también”.
Lucía Calvo (21) nació en Montevideo, pero a los seis meses se mudó con su familia a Dolores (Soriano) donde vivió hasta principios de este año. Regresó “a la capi” a terminar los estudios que había abandonado. Cursó sexto de Medicina en el Liceo 36 del Prado para poder dar los exámenes y entrar al Instituto de Educación Física. Hace cinco años que practica rugby, un deporte que requiere nervio, garra, motivación y un buen grado de compromiso. Empezó jugando en el Sunflowers de Dolores, donde fue capitana por tres años y hoy defiende la camiseta como medio scrum. Es integrante de la Primer Selección Uruguaya de Rugby Femenino y ya jugó un Sudamericano, donde las celestes se ubicaron quintas entre ocho. “Nada mal para nosotras, que llevábamos re poco tiempo jugando como selección”. Hace poco fue invitada a desplegar su juego en el Champagnat, que terminó primero en el campeonato de mujeres. “El rugby me ha dado las satisfacciones más grandes de mi vida. No sólo porque me ha llevado a todas partes, sino porque he conocido gente increíble que siempre está conmigo apoyándome en lo que sea”.
Juan Pablo Varela (16) es genio en Física y fanático de la Robótica. Cursa cuarto año en el Colegio y Liceo Pedro Poveda. Allí asiste a una clase opcional de Robótica Avanzada que dicta el profesor José García. La clase consiste en pensar una idea y resolverla con aparatos que se puedan controlar a través de la computadora, todo realizado con materiales reciclados. “Es una apuesta educativa interesante que implica imaginar, diseñar, construir y programar. Juan Pablo trabaja con mucha iniciativa y muchísima autonomía, es tenaz y perseverante”, dice su profesor.
Junto a Sebastián Barceló y Manuel Camarero, Varela diseñó un Tomador de Imágenes Móvil (TIM) que permite a una cámara web capturar imágenes mientras se mueve con los comandos del teclado. El TIM, explica el joven, está pensado para filmar el estado de los caños de saneamiento de Montevideo, algo que hasta ahora requiere el trabajo bastante insalubre de personas. Fue presentado en la Feria Departamental de Ciencia y Tecnología Juvenil y obtuvo tres menciones. También realizó una grúa electromagnética junto a los estudiantes Maximiliano Chiappini y Rodrigo Zaa. “Acá se puede hacer tecnología de punta”, dice con entusiasmo.
El currículum de Maximiliano Contenti (23), reza: a los nueve años salió de un cine y dijo “quiero ser director”. Y nunca cambió de parecer. Se inició en el Séptimo Arte de manera autodidacta, haciendo videos con amigos.
Se inscribió en la Escuela de Cine del Uruguay y terminó los cursos, que complementó con talleres en Alemania. Ha realizado una veintena de cortometrajes, varios de ellos premiados internacionalmente, y ha dirigido televisión y publicidad. Actualmente trabaja como director en la productora uruguaya Salado Media y tiene en etapa de posproducción su primer largometraje. Se trata de Muñeco Viviente V, un film independiente de humor absurdo de inminente estreno. Contenti trabaja en otros proyectos en simultáneo y quiere seguir haciendo películas de género fantástico, mezclando humor, acción, aventura y terror.
María Inés Bonina (21) se llevó la Medalla de Oro en la categoría estudiante del concurso Cocinarte (que premia a los cocineros más destacados del país y de la región), junto a sus compañeras Estefani Limongi y Stephani León. Nació en Paysandú, y apenas terminado el liceo enfiló para la escuela de Cocina. El año pasado vino a estudiar a la Escuela de Hotelería de la Universidad del Trabajo, en Montevideo. Su profesora de Prácticas Profesionales de Gastronomía, Marina Fuentes, destaca el interés que pone para seguir adelante. “Es responsable y trabaja con total dedicación. Se tomaron la competencia muy en serio y con entusiasmo”. Para el concurso, ella y sus dos compinches presentaron un pollo en dos cocciones: un muslo que iba al horno y otra pieza laqueada con salsa de soja y aceto. De postre un brownie con una bavaroise de pomelo, logrando una composición de cítrico y chocolate de lo más tentadora. Una vez que tenga el diploma de auxiliar de cocina espera conseguir trabajo. “Y seguir estudiando, porque la cocina va cambiando y tenés que renovarte día a día”.
Felipe Algorta (22) es el presidente de la Asociación Rural de Jóvenes del Uruguay, que tiene como objetivo principal formar a sus integrantes como futuros dirigentes, profesionales y personas. “Tenemos un interés común
que es el campo, la forma de sentir y pensar de personas que, por distintas razones, están unidas a él. Organizamos visitas a distintos establecimientos agropecuarios e industrias, tratamos de facilitar a grupos del interior la visita a la Rural del Prado, hacemos peñas para recaudar fondos para obras sociales y organizamos charlas sobre temas actuales, como la competitividad en el sector y las perspectivas del agro, entre otras cuestiones. Tratamos de que todos los jóvenes del país tengan las mismas oportunidades para poder desarrollarse”. ¿Y cómo se llega a presidente de la Rural Juvenil? “Con ganas y compromiso, en primer lugar. Y como en todo, logrando un poco de consenso”.
Fiorella Haim (30) está al frente del área técnica del Plan Ceibal. Luego de obtener el título de ingeniera en electrónica en la Universidad de la República, obtuvo una beca Fulbright que le permitió realizar una maestría en Maryland, Estados Unidos. Al poco tiempo de regresar a Uruguay se presentó a un llamado para trabajar en el L.A.T.U. y quedó seleccionada para desarrollar un proyecto de homologación de equipos de transporte. A partir de esa experiencia el L.A.T.U. decidió que valía la pena tener un departamento de electrónica, y la puso a ella como jefa. En diciembre de 2006 la invitaron a “dar una mano” en el desarrollo del Plan Ceibal. “Es una linda oportunidad. Cuando trabajás en ingeniería es difícil tener un impacto social. Me pareció que este proyecto lograba eso. Es muy motivador”. Parte de su tarea consiste en lograr que todas las computadoras que se entreguen a niños de escuelas públicas tengan una buena conectividad. Suena complejo, pero a ella la ingeniería le resulta divertida. “Supone poder crear cosas nuevas e ingeniárselas para buscar soluciones a problemas reales. Desarrollarla es una manera de romper con siglos de dependencia”, dice Haim.
Juego al fútbol desde que tengo memoria, pero en lo profesional empecé en Miramar Misiones, con 18 años. Me arrimó Diego Tchakidjian y me fichó Carlos Lajes.
Arranqué a jugar por placer, y como jugaba bien, mis hermanos y los amigos me empujaron a que probara. Fui ascendiendo
de a poco, con mucho esfuerzo y pila de ganas: veo la pelota, en la cancha o en casa, y me dan ganas de pegarle y correr atrás de ella. Mi meta es llegar lo más lejos que pueda, pero en el fútbol, tus metas siempre están unidas a las de tus compañeros.
Ahora nuestra meta es salir campeones. Pero si miramos a largo plazo, sin duda es jugar en la selección. El mayor de mis logros fue haber debutado en la selección. Jugué tres o cinco minutos, nada más, pero no me los saca nadie. Llegué a Defensor Sporting a principios de este año y creo que estamos pasando por un momento muy bueno. Entre las cosas que más rescato del fútbol están la gente que conocí y los amigos que hice. Estoy seguro que esto es lo que quiero hacer en mi vida, lo que más disfruto”, se despacha Sebastián Fernández (22), delantero de Defensor.