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ISSEY MIYAKE
Diseño Japonés

DISEÑO SIGLO XXI
EL CREADOR DE IDEAS

ISSEY MIYAKE NO SE CONFORMA. DESPUÉS DE TRIUNFAR EN LA MODA, SIGUE PERSIGUIENDO METAS. SU ÚLTIMA PASIÓN ES UN LUGAR EN EL QUE ARTE Y DISEÑO SE MEZCLAN PARA BUSCAR NUEVAS RESPUESTAS.

POR MAITE NIETO.

El recorrido desde el aeropuerto de Narita hasta Tokio discurre por una autopista bordeada de bosques de coníferas y plantaciones de arroz que concuerda con esa imagen tradicional que los occidentales activamos cuando queremos visualizar la postal de un país asiático. Al atravesar el Rainbow Bridge sobre la bahía de Tokio, el recién llegado se sumerge en la ciudad de los contrastes: la moda rabiosa y los jóvenes de estética manga del barrio de Shibuya; el chic de Omotesando, el reino del logo y las firmas de moda y diseño más lujosas del mundo; las tranquilas calles deYanaka, donde la artesanía, los comercios tradicionales y los templos centenarios conviven en cada manzana; los uniformados ejecutivos de uno y otro sexo saliendo en respetuoso tropel de sus oficinas-colmena, cruzándose con alguna pareja de mediana edad vestida con kimono y con bolsas de supermercado colgando del brazo...
Este mundo en el que conviven la tradición y la vanguardia, el futuro, lo artesanal y lo cotidiano, es también el mundo de Issey Miyake, el diseñador de moda japonés (Hiroshima, 1938) que ha enamorado a Occidente desde que mostró su primera colección sobre la pasarela parisiense en 1973.

Vanguardistas, arquitectónicos, universales, prácticos, imaginativos, liberadores... Son calificativos que han servido para describir sus diseños, que tienen una dimensión, mezcla de investigación y arte, que los ha hecho merecedores de exposiciones en sitios como la Fundación Cartier, el Museo de Artes Decorativas de París, el Victoria & Albert de Londres y el de Arte Contemporáneo de Tokio.
Pero Miyake no nos recibe en la sede del Miyake Design Studio para hablar de moda ni del incuestionable éxito de sus perfumes. Él es un joven de 70 años que no se conforma con los retos conseguidos. Su interés es perseguir la siguiente meta: investigar y crear nuevas ideas. Quizá por este motivo, la dirección artística de su firma de moda está, desde 2001, a cargo del ingeniero textil Naoki Takizawa. Miyake, según explican sus colaboradores, continúa supervisando las creaciones de todos los que han sido sus asistentes y ahora están al frente de sus propias marcas con el respaldo de la compañía Miyake; pero la libertad es total.
En la actualidad, su principal ocupación y preocupación es el 21_21 Design Sight, ideado para ser un lugar de

intercambio dedicado exclusivamente al diseño. Los directores del proyecto son el propio Issey Miyake, el diseñador gráfico Taku Satoh y Naoto Fukasawa, que con sus objetos de diseño justo ha cautivado a firmas internacionales como Artemide, B&B, Diadre, Boffi o Danese, y por supuesto a Muji, esa tienda de tiendas, invento japonés, de la que es una de las cabezas pensantes. El trabajo de los tres ha alcanzado repercusión internacional, y desde esa posición que da ver lo propio desde la distancia, comparten un gusto por la tradición japonesa, lo cotidiano y el afán de avanzar hacia el futuro aprovechando un rico legado que puede seguir generando respuestas sorprendentes. XXIst Century Man (El hombre del siglo XXI), dirigida por Issey Miyake, es la tercera exposición que acoge el armonioso edificio diseñado por el arquitecto Tadao Ando (premio Pritzker de arquitectura en 1995) para ser la sede del 21_21 Design Sight, inaugurado a finales de marzo de 2007. También ha sido la principal dedicación del diseñador durante el último año y el motivo por el que un personaje al que no le emocionan especialmente las entrevistas se muestre comunicativo, cómodo y muy interesado en no dejar una pregunta sin respuesta.
La propuesta del diseñador japonés invita a los creadores a conjugar la dimensión artística del ser humano a través de todas sus posibles expresiones.

–Ya en la década de los ‘80, usted tenía en mente que Japón necesitaba algo que comunicara a la gente lo que era el diseño. ¿Cómo evolucionó la idea inicial de un museo hasta lo que ha llegado a ser 21_21 Design Sight?
–Yo trabajé en París y Nueva York en la década de los ‘60 y después regresé a Japón. En aquel momento, la gente del mundo industrial, especialmente los investigadores industriales, tenía mucho poder para avanzar, estaba muy viva. Un día mantuve una conversación con la diseñadora francesa Andrée Putman sobre que la gente en Japón no aprecia lo que se estaba haciendo dentro del propio país, y gracias a ese diálogo me di cuenta de que había que hacer algo que vinculara la vida cotidiana con la sociedad y con la creatividad.
–Pero esa actitud de relativo desprecio hacia lo propio es común en otros muchos países.
–Japón, por un lado, estaba dentro de una corriente universal. En la década de los ‘70 había muchos movimientos sociales universales, como el movimiento hippy o el estudiantil, y Japón estaba dentro de esa corriente. Pero, por otro lado, el pueblo japonés tiende a ver a los extranjeros con un gran respeto, y eso mismo ocurre respecto al diseño. Piensan que diseño es el que lleva firma extranjera.
–Entonces, ¿qué es lo que cree que va a aportar 21_21 Design Sight a su país y al resto del mundo?
–Éste es un proyecto que acaba de empezar. Lo que teníamos claro es que en Japón no existe un instrumento para visualizar todo lo bueno que tenemos. Sólo se apreciaba el arte si venía del exterior o si trataba de temas muy tradicionales. Pero en Japón se estaban haciendo grandes trabajos. Lo negativo es que demasiados de ellos estaban vinculados con el negocio, que está basado en el cambio de modelo. Y eso se va en un

instante. En esta situación surgió la idea de 21_21, que gira en torno a combinar arte con diseño, porque entonces –finales de los 80'– el mundo artístico rechazaba el diseño.
–¿Se podría decir que parte del secreto de este proyecto es algo tan sencillo como poner en contacto a diferentes personas, dejar que intercambien opiniones y provocar que tanto profesionales como visitantes de las exposiciones se hagan preguntas?
–Efectivamente. Lo que intenta el proyecto 21_21 es tener contacto con la gente. Lo que hacen los museos es archivar obras, y el diseño no entra todavía entre sus objetivos. Otro aspecto muy importan- te es que el diseño siempre tiene que tener algo que ver con la gente de la calle. Es bueno crear algo y exponer los resultados. Ése es el sentido de este proyecto.
–Usted ha bautizado la exposición que ha dirigido con el nombre de El hombre del siglo XXI. ¿Qué ha tratado de transmitir a los visitantes de esta muestra?
–Déjeme hablarle primero del nombre 21_21. En el mundo del arte existe la visión 20-20, la perfección. La idea es que el diseño es para la generación venidera, para la próxima era. Con el nombre de 21_21 queríamos ir más allá y proponer la forma de vivir en el futuro. Respecto a la exposición, todos nos damos cuenta de lo que está pasando con el medio ambiente, la vida rara y alocada que llevamos..., y, como creadores, debemos pensar cómo podemos contribuir para avanzar frente a este tipo de problemas. Se trata de proponer ideas que hagan pensar.
–Dentro de la exposición llama la atención la instalación que usted firma. Un impactante espacio, realizado con papel de embalaje, en el que un enorme dragón acoge bajo sus patas diferentes escenas que tienen que ver con

los problemas actuales del planeta. ¿Cuál es su mensaje?
–En cualquier mitología de la creación, el cielo y la tierra se vinculan, y de ahí nace el mundo. En el caso de Japón, el mito es un gran dragón de ocho cabezas que he utilizado en esta instalación para que revisemos las realidades que estamos viviendo y podamos buscar una forma mejor para vivir en el futuro.
–Usted es consciente de que, aunque sus intereses hayan cambiado, la gente le conoce como diseñador de moda. ¿Qué le hizo pasar de ese mundo al del diseño, y al del arte en general?
–Cuando empecé a trabajar como diseñador, siempre pensé que la forma de vivir en el futuro, sobre todo en la ropa, debería ser muy sencilla. Y creía que, en ese caso, las funciones que asumirían los diseñadores de moda serían muy diferentes y diversas. Yo me he retirado de las pasarelas de moda, pero seguiré expresándome en un sistema de creación conjunta con creadores de todo el mundo. Lo que quiero es investigar la forma de crear cosas nuevas.
–En la presentación de esta exposición, usted dice: “Los sueños llegan a ser realidad, la realidad llega a ser sueños”. ¿Cuáles son los sueños de Issey Miyake para él y para el mundo?
–La actuación de este siglo es triste. En vez de hacer realidad los sueños, los creadores tenemos que ver esas crudas realidades. Pero con mi instalación quería expresar que la humanidad tiene un potencial enorme para superar las dificultades y no hay que perder la esperanza. Crear cosas es divertido, pero el trabajo de un diseñador es transmitir siempre esa esperanza.


■ (El País de Madrid. Derechos Exclusivos) Mobiliario design bajo la firma de Ron Arad, escaladas cool y originales instalaciones gourmet: de todo como en botica.

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