Escapada a San Pablo
EL JARDINS DE LAS
DELICIAS
Increíblemente ignorada por el grueso de los uruguayos, siempre más fieles a Buenos Aires, la brasileña San Pablo también esconde varios tesoros para los adictos a la moda. Jardins, su barrio más cool, concentra en un puñado de cuadras las tiendas más chic del mundo. Sin nada que envidiarle a la angelical Rodeo Drive o la neoyorquina Madison Avenue, este rincón de la gran metrópolis de Latinoamérica huele a Primer Mundo.
Por Silvana Silveira Fotografías: Carlos Láenz
San Pablo tiene todos los tics de una gran ciudad: un horizonte recortado por inmensas moles de cemento, una red de autopistas con tráfico incesante, una plaza industrial que crece de la noche a la mañana cada día y un entramado urbano cuyas dimensiones dejan boquiabierto hasta al más viajado.
Por momentos, la segunda ciudad más grande del mundo (sólo superada actualmente por Tokio) es insufrible. Los cambios abruptos en el paisaje, los rascacielos que parecen engullir a las villas, los embotellamientos, y la panorámica interminable de carteles publicitarios y pantallas gigantes le dan un aire definitivamente caótico. Sin embargo, San Pablo reencuentra su armonía en parques, barrios e inmensas avenidas -como la Paulista-, donde esta megápolis se afina, se serena y se revela majestuosa.
Jardins, que representa el éxtasis de la elegancia urbana, es en realidad la suma de tres barrios: Jardim Paulista, Jardim Europa y Jardim América. A diferencia de otras zonas de la ciudad, que parecen no obedecer a plan alguno, Jardins fue debidamente planificada por una compañía inglesa a comienzos del siglo pasado. Moderno y cosmopolita, se ha convertido en uno de los grandes centros de la moda, que se articula en torno a las calles Oscar Freire y Haddock Lobo, una zona que se vuelve especialmente efervescente durante las ediciones de la San Pablo
Fashion Week en enero y junio. Esas cuadras concentran más lujo por metro cuadrado que ninguna otra parte del país, y como dinero llama a dinero, una a una fueron abriendo sus puertas
Cartier, Bulgari, Dior, Armani, Versace, Tiffany, Roberto Cavalli, Baccarat y tantas otras casas que sólo permiten entrar a las chequeras y las tarjetas de crédito bien alimentadas. Junto a ellas, vale aclarar, también se codean los diseñadores brasileños de vanguardia, bares y restaurantes sofisticados y hoteles cinco estrellas. Allí se hospedan buena parte del millón y medio de viajeros que mensualmente llega a San Pablo –en su gran mayoría ejecutivos en viaje de negocios– y que se suman a los casi veinte millones de habitantes de la ciudad. Si en la Avenida Paulista –una suerte de Wall Street a la brasileña– el paso es acelerado y el tiempo poco, en Jardins la gente pasea relajadamente, sin apresuramientos. Allí todo es hermoso. Los vestidos son soñados, los zapatos sublimes, las carteras insuperables.