Qué comemos?
¿Lo que queremos, lo que podemos o lo
que debemos?
La escalada de precios de una canasta familiar
que amaga a irse por las nubes, aviva el
fuego en torno a este tema que interesa, entre
otras cosas porque hace ya tiempo que la práctica de alimentarse
dejó de ser un hábito fundamental de supervivencia,
para convertirse en un placer capital o, lo que es peor, en un
martirio que suma kilos, pese a quien pese.
Formados en sociedades de consumo que someten a la tentación, la culpa, la duda y la desinformación; víctimas de ideales de belleza que toman las mentes; habitáculos de enfermedades degenerativas que aniquilan los propios cuerpos; hace mucho que los humanos del mundo dejamos de ser aquellos superhéroes mantenidos a base de una dieta alta en fibras y baja en colesterol, para entregarnos por entero a una oferta traicionera, plagada de transgénicos y otras yerbas.
Es uno de los rasgos que hacen a la vida en este siglo XXI que está bien comprender, sin soslayar su contra cara de hambre y miseria desatada sobre millones de congéneres segregados del bienestar global, regido por parámetros incomprensibles en términos de solidaridad y correspondencia.
Frente a la importancia que reviste la salud entre los mortales, no sorprende que para asegurárnosla sea imprescindible tener dinero. Sabido es que hacerlo, consiste en un arte; lujo al que si nos ajustamos literalmente, son otros pocos los que logran transformar su veta creativa en un negocio, y que la mayoría de los artistas son apasionados que se animan a la inseguridad de su trabajo, tan sólo por eso, por amor al arte.
Con este juego de palabras creo resumir el espíritu de las notas que conforman las páginas de esta edición, consagradas a alimentar también el alma. Un reportaje imperdible al británico Simon Rattle, director de la Filarmónica de Berlín, constituye un verdadero baño de modernidad para los amantes de la música de estas latitudes, ávidos por entender los nuevos códigos que se manejan en las grandes capitales. Una entrevista a Gerald Tibbs, director del grupo joven de la compañía de ballet Nederlands Dans Theatre que hace muy poco actuó en el Solís, sirve para ilustrar la forma en que se renueva sin pausas, una propuesta autoproclamada contemporánea, siempre al día con los cambios a los que se ve expuesta.
El multimillonario mexicano Carlos Slim cuenta cómo hizo su fortuna y de qué manera la comparte hoy, en un proyecto de futuro que pretende ayudar a la salud, a la educación y al empleo en Latinoamérica, desde el desarrollo, y no desde la donación. El fotógrafo Jason Schmidt, con su libro Artists, muestra la realidad a la que están expuestos los artistas plásticos del Primer Mundo, tentados por la acción de inversores de alto riesgo en un mercado del que son arte y parte.
Y hay más. Domitilla Caratti presenta la nueva fragancia de Ferragamo en Buenos Aires; Raquel Pierotti habla de su experiencia con el bel canto en Europa y María Inés Rodríguez presenta una nueva edición de la Semana de la Moda en Uruguay.
¿Qué falta para completar el combo? Muchas páginas de moda, que resuman todo el lujo y el glamour de las colecciones europeas, más la nota de color de una producción local como pocas, con el respaldo de Robert Yabeck, un honor.
A estas alturas, debería adaptar el estribillo de un viejo vals. “Tres cosas hay en la vida, salud, dinero y amor; el que tenga estas tres cosas –más la satisfacción de un trabajo logrado–, que le dé gracias a Dios”. Amén. |
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Modelo: Jessica Wahl para
Valentino Bookings.
Maquillaje: Leonel Aita Musi.
Peinado: Rubén Robledal.
Ropa: Remera de Límite,
musculosa de Lemon y accesorios de
Colours in fashion.
Producción: Natalie Scheck.
Asistente: Victoria Bernal.
Fotografía: Robert Yabeck.
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