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Verano a la Carta
Punta Gourmet
De Laguna del Sauce a Laguna Garzón la oferta gastronómica esteña se multiplica y tienta
a todo tipo de paladares. en estas páginas,
una visita a reductos nuevos y clásicos en
los que hincarle el diente a la península.
Por Macarena Langleib. Fotografías: Pablo Rivara y Ricardo Figueredo |
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FRED
Si un chef noruego, un grupo inversionista
brasileño y la promesa de una carta donde
se amalgaman la cocina francesa, italiana y
nórdica no suena suficientemente internacional,
basta decir que quien da nombre a este
emprendimiento, Fred Kenneth Degerström,
ha trabajado codo a codo con ganadores del
prestigioso premio Bocuse D'Or. El hombre
se define como un perfeccionista y confía
que su estilo quede grabado en la memoria
gustativa de sus comensales. Responsable
gastronómico de restaurants de bien ganada
fama como Bagatelle en Oslo e Ishavet en
Estocolmo, este chef aspira a dotar a Punta
del Este de un enclave de alta gama.
Ubicado
en la parada 2 (para más datos en Francia
y Joaquín Lenzina, donde antes funcionaba Café Rosario), su templo apunta a un público
exigente y dispuesto a dejarse sorprender.
En esa línea se inscribe el Menú confiance,
compuesto de cuatro a seis platos más
postre, en dos opciones (de 53 y 59 dólares,
sin bebidas) que da piedra libre para que el
creador noruego se luzca. Una experiencia de
sabores que no desecha la opción de probar,
en otra oportunidad, la raya con hongos, purefrite
y vinagreta de tomate (si la debilidad son
los productos de mar), o, para los carnívoros,
el Chateaubriand en crema de échalotte y
salsa de vino tinto. La mousse de chocolate
Valrhona Grand Cru se anticipa como una
dulce muestra de la vanguardia europea que
aquí se promueve. Será cuestión de probar.
(042 49 93 47) |
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AL FORNO
A las puertas de La Barra acaba de inaugurar
este restó que, como su nombre
indica, basa sus cocciones en el horno
de barro, amén de utilizar sartenes de
hierro. Un poco de estudiada rusticidad y
otro tanto de regreso a las fuentes para
un menú en el mismo tono que comprende
cigalas, langostinos, chipirones,
pato, ñandú, cordero, cerdo y rana. Los
amantes de la pasta deben saber que allí
la hay de todo tipo y es importada.
Pero
si la elección es otra, de todas maneras
podrán sacarse las ganas con los intermedios
entre entrada y principal, cuando
se ofrecen para degustar pastas, risottos
y carnes nuevas en la carta. Ésta cambia
a diario, de acuerdo a la disponibilidad
de materia prima y al ingenio del chef
Federico Amandola Mastroianni.
Mano
derecha del argentino Francis Mallmann
durante un lustro, este cocinero también
supo hacer experiencia en San Pablo,
Nueva York, Miami, y diversos sitios de
España, Portugal, Irlanda e Inglaterra.
Durante tres años administró su propio
restaurant en La Pedrera, pero decidió
venderlo y abrir este espacio para sólo 47
comensales, que podrán recorrer la cava
para escoger su botella. La cena para dos
oscila entre los 800 y los mil 200 pesos.
Desde las mesas exteriores se alcanza a
ver Maldonado, y el anfitrión tiene ruanas
y pashminas a disposición para alejar el
frío de las noches esteñas. (042 77 27 75) |
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LA OLADA
Cada noche, el matrimonio compuesto por Santiago Rivero y
Silvia Alegre recibe con al menos tres “especiales del día”. Es
en su segundo hogar, ubicado en el corazón de La Juanita.
En un ambiente donde predomina la madera, presente en
la estructura del local, en las mesas y sillas, y no menos, en
los leños siempre ardiendo, no estará mal apaciguar el trajinar
del verano con un cordero con ratatouille, por ejemplo,
que se anticipa como un buen exponente de la confort food
que preparan en horno de barro. Es el plato recomendado,
precedido, para el que guste, de tragos como el daiquiri (140
pesos) o acompañado por un buen vino escogido entre las
60 etiquetas que ofrece la carta, contando bodegas uruguayas
y argentinas.
Para rematar, un postre bien tradicional
que, como tal, debe redoblar esfuerzos para hacer lucir
al chef: flan con dulce de leche. Deben preverse unos 25
dólares por persona para pasar la velada en La Olada, donde
dicho sea de paso no aceptan tarjetas de crédito.
Rivero hizo
buena partes de sus armas en La Huella, donde prácticamente
se formó, aparte de trabajar la mitad del año en Lisboa.
De allí proviene su inclinación por el fado, que suena en La
Olada junto a algo de bossa y danzón. (0486 2745) |
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LO DE TERE
Desde hace 15 años es un clásico
de la rambla portuaria, con vista a la
isla Gorriti y a la bahía de Maldonado.
Acaba de cambiar de firma, pero no
de chef. María Elena Marfetán continúa
al frente de la cocina, todo el año,
mediodía y noche. Repartidos entre la
terraza, el salón principal y el espacio
denominado Puerto Jardín, caben
unos 180 comensales dispuestos a
probar una cocina que integra ingredientes
regionales en un ambiente
donde las marinas predominan en
las paredes. Es común encontrar
nombres famosos que marcaron
estilo bautizando platos inspirados en
su honor. Entre los principales de la
nueva carta destaca la merluza negra,
y, a la hora de las entradas, recomiendan
el carpaccio de pulpo, la plancha
de mariscos y la muy concreta
ensalada de hojas verdes cultivadas
en San Carlos. Entre los hits de Tere
está el muy solicitado Había una
vez, que consiste en la pesca del
día, juliana de puerros y una suave
salsa de crema y queso parmesano
gratinado. También el nuevo Más uruguayo
que nunca, un lomo hecho a la
sal gruesa, con salsa de chimichurri
con expresiones de puerro y papa.
Para rematar la velada, crème brûlée
de limón y romero, chajá de calabaza,
que se sugiere probar acompañado
de un vino cosecha tardía, o Me
quiero casar, deconstrucción del típico
arroz con leche. Estiman el precio
promedio por persona en 45 dólares,
y aceptan tarjetas. (042 44 04 92 /
[email protected]) |
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LA BOURGOGNE
No hay nada que se compare al sabor
de una hortaliza recién arrancada de la
tierra. Ése es uno de los secretos de
este templo que, como desde hace 28
años, estará en su habitual ubicación
de Pedragosa Sierra y Avenida del Mar,
pero también en The Setai, casi llegando
a José Ignacio, donde funcionará
bajo una paquetísima carpa.
Detrás de
ambos establecimientos, el célebre y
ubicuo Jean Paul Bondoux, chef galo
con 47 años de profesión que también
hace de las suyas en el Alvear de
Buenos Aires. Elogioso de la materia
prima uruguaya, Bondoux tiene al cordero
autóctono como vedette de su carta,
junto al pescado fresco que consigue en
el balneario. Rastreando en su memoria
emotiva no hay plato que les gane a
unos buenos caracoles, el sabor de su
región (Bourgogne, por supuesto). Una
vez, cuenta, se indigestó por comer 48,
preparados por su madre.
¿La nouvelle
cuisine? Fue puro marketing, sentencia.
Según él, la buena cocina es lo más
simple posible. Por eso recomienda los
famosos escargots con perejil, ajo y pan
tostado. Nada más. Un kir royale y un
entrante pueden agasajar a los recién
llegados, amén de la vajilla, acorde a
los estándares de la cocina. Si alguien
se queja de los precios altos, Bondoux
no duda en enumerar cuánto cuesta un
plato suyo vacío, y la cantidad que debe
reponer cada verano.
“Siempre trato de
trabajar con alta calidad y profesionalismo,
pero este camino es muy complicado
en Uruguay”. Para que quede más
claro aún, Bondoux establece simetrías
entre una conversación con una mujer
hermosa, que no necesita demasiada
producción, y sus creaciones gastronómicas.
Un placer ambas, remarca.
(042 48 20 07 / 48 78 73) |
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DEL BOSQUE
Este espacio gastronómico y de reunión no es
exactamente nuevo, pero operado desde la primavera
por Abraxas Pérez, un viejo conocido de los
vecinos y habitués de José Ignacio, dicen que ha
cambiado radicalmente su cara. Para descubrirlo
hay que detenerse en el kilómetro 171 de la ruta
10, donde se ubica el Pueblo San Vicente, poco
antes de llegar a la boya petrolera. La cálida barra
y los cómodos livings acogen a quienes tengan
ganas de saciarse con la carta de vinos, los tragos,
un razonable menú de pocos platos (dos
de carne, dos de pesca, dos de pasta: perfecto
para indecisos), y la variedad de tapas. El precio
promedio del cubierto se calcula entre 35 y 40
dólares. A pesar de ser el primer emprendimiento
del popular Abraxas (ex La Huella), se trata de
un sueño largamente acariciado desde que en
tierras brasileñas descubrió que le gustaba la
gastronomía.
Ahora concretó este proyecto local
acompañado de un eficiente equipo de gente
joven, que abre todos los días desde las 20.30.
Si
hay ambiente, también habrá música en vivo en el
jardín y baile, pero la idea es que la noticia corra
boca a boca. Para tentar a curiosos en busca de
bajo perfil valga esta infidencia: dicen que el dry
martini de la casa es digno de los grandes hoteles
de Manhattan. (042 77 54 89) |
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RESTAURANT T.
Fue un bistró de mar, como lo llamaba
su mentor, y ahora es un restaurant
con todas las letras. Ubicado
en Manantiales desde el 2000, sirve
comida calórica para el árido invierno
esteño y más liviana y costera durante
la temporada, pero con la intención permanente
de hacer buenos contrastes
entre sabores y texturas.
El argentino
Hernán Taiana llegó a su enclave de la
Parada 49 y medio con la experiencia
aquilatada desde fines de los '80, junto
al chef Ramiro Rodríguez Pardo en
Buenos Aires, pasando por Las Leñas,
San Martín de los Andes, Santiago de
Chile, el desparpajo de Mallmann y
Massey, los sushi bars, los hoteles, y
las hermanas Cóncaro en el singular
Tomo I, lo que da fe de la variedad de
entornos y maestros entre los que se
movió.
La estrella de la casa es el cordero,
con cebolla caramelizada y papines,
que Taiana mantiene en la carta
a pedido del público. No obstante se
permite innovar, por ejemplo, con dos
degustaciones: una vegetariana y otra
de mar, que incluye sushi y tempura.
Una enoteca que guarda lo mejor de las
cepas de la región es otro de los pilares
del reducto. Este año cambió de repostero,
con las previsibles variaciones en
su carta de postres, que por ello conviene
revisar. Desde la Navidad el lugar
permanece abierto todas las noches a
partir de las 20.30 y hasta las 2 de la
mañana. Para calibrar cuánto ha aprendido
últimamente basta desembolsar
unos 1.400 pesos por persona, que pueden
saldarse a crédito. (042 77 13 56) |
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CITRUS CAFÉ
& BAR
Luego de peregrinar por La Barra,
la Parada 5 de la Punta y coronar El
Mejillón, Alejandra Dellepiane ha mudado
su templo gastronómico al corazón
de José Ignacio, justo frente a la plaza
principal. La propuesta, como adelanta
el nombre, es más relajada que la de
los Citrus anteriores, aunque sigue
descansando en su ecléctica cocina
californiana.
Se suma además, otra
novedad: ahora los postres se pueden
pedir para llevar.
¿Sugerencias?
Cheesecake de dulce de leche o gratin
de duraznos con menta y albahaca.
Vale recordar que Dellepiane se ha
hecho un nombre imponiendo tragos
con pétalos de jazmín y ensaladas con
raíces de lemon grass.
De ahí la importancia
de la huerta, que por primera
vez se da el gusto de tener junto al
restaurant, y de la que salen las hierbas
aromáticas, las verduras orgánicas
y las flores comestibles que alegran
su recetario. El jardín, los decks y el
fogón siempre encendido completan
la puesta en escena. Después de
haber estado al frente de un sitio
muy mundano donde lo habitual era
ver caras famosas, Dellepiane insiste
que este será “un Citrus más casual,
al que podés ir desde las doce de la
noche hasta las tres de la mañana y
encontrar un poquito de todo”.
Jugos
naturales, waffles, tapas, crêpes,
sándwiches, ensaladas, tres platos del
día y los infaltables tragos.
¿Botones
de muestra? Roll de ojo de bife con
salsa thai de lemon grass, cilantro y
jengibre; sándwich de pollo grillado,
salsa de albahaca, mango y rúcula; y el
sorprendente Greenfield, una variación
del daiquiri, licuado y con albahaca.
El
promedio por persona es de 25 dólares.
También organizan catering para
eventos. (0486 2228 y 094 422 598) |
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LAS CUMBRES
La hora del té sigue siendo uno
de los fuertes de este paraje en
las alturas de la Laguna del Sauce,
pero además de brindar alojamiento
exclusivo, el hotel realiza eventos y
casamientos para un máximo de 500
personas, todo con manufactura propia.
El chef peruano Néstor Chaparro
fue protagonista del crecimiento del
área gastronómica del lugar, donde
trabaja desde hace una década. Para
almorzar y cenar, el horario va del
mediodía hasta las 17 y desde las 20
a la medianoche.
“Nos hemos enfocado
en lo que quiere la gente, eso
es lo que quedó en la carta”, explica
el cocinero. Unos 80 comensales
pueden pedirle el clásico lomo con
salsa bordolesa y papas finas cocidas
con crema, las pastas rellenas caseras,
con calabaza o con pesto y masa
de papa, la brótola con verduras grilladas
con salsa de limón, el salmón,
la merluza negra del sur argentino
que han incorporado últimamente, o
los tiraditos y el cebiche que se animaron
a ofrecer esta temporada.
El
menú está compuesto básicamente
de comida mediterránea, de manera
que los sabores trasandinos son una
concesión que el público aprecia. El
servicio parece un elogio de la slow
food; lo que no significa lento sino en
sintonía con la calma que se respira
en el lugar, apuntalada por música
cubana, española o bossa nova. En
la carta de vinos figuran argentinos,
españoles y franceses –los hay de
hasta 900 dólares–, y el famoso tannat
nacional que los extranjeros reclaman
probar.
Una cena para dos ronda
los 70 dólares, contando un plato y
una bebida por persona.
(042 57 86 89) |
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ISLA DE FLORES
“Capaz que nunca nos fuimos”, duda
Gastón Yelicich desde su recién
estrenado reducto de José Ignacio.
Con su colega Francisco Molinari se
conocieron trabajando en Bajo el alma,
que supo hacer las delicias de los
veraneantes frente a la plaza, y sienten
que ese rincón de la costa uruguaya
simplemente es su lugar.
De hecho,
la primera actividad independiente de
ambos fue haciendo eventos en el
distinguido balneario.
Y así reunieron
el capital para abrir Isla de Flores 1900
en Montevideo. Quienes conocen la
propuesta que en 2006 sorprendió al
barrio de Palermo, saben que se trata
de una carta acotada en una esquina
única. Lo que antes fue una carnicería
fue transformado en un ambiente
depurado y cálido, donde la cocina
abierta, las luces justas y el brillo del
metal conviven con las pinturas de
Juan Uría.
El artista también colaboró
con el flamante restó a metros del
faro más chic del país. En su versión
marina, Isla de Flores acomoda a 50
personas, el doble que en el primero,
pero con la misma mesada de granito
negro, los azulejos en las paredes y
los cubiertos Christofle. Los dueños
prometen que no se extrañará el
reducto de la capital, que por cierto,
cierran durante el verano.
En José
Ignacio no faltará el caracú que Yelicich
aprendió a hacer durante una pasantía
en Inglaterra, y habrá además
cordero, pescados marinados y otros
productos de mar que un Mojito o
un Bloody Mary sabrán acompañar.
Buena música, más lugar en el bar y
más personal apostarán a mantener
el estandard logrado en Montevideo,
agrega Yelicich. Unos 800 pesos es el
promedio de un almuerzo o cena por
persona. (0486 2009) |
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EL ABRAZO
La estética de Klimt inspira al matrimonio
de Lucía Sosa Días y Federico
Gasparri, que levantaron desde cero en
los altos de Manantiales un sitio para
vivir y trabajar. Si El beso fue el estreno
del pasado invierno en la Ciudad Vieja de
Montevideo, El abrazo apunta a los sabores
de verano, “no pretenciosos pero sí
frescos y originales”, aclara la pareja. Sólo
50 lugares para acceder a buenos tragos,
los usuales daiquiris y margaritas que se
toman en esta época, y las delicias que
promete la cocina amplia y abierta. Como
cabe esperar, habrá mucha influencia de
la costa en esa carta, desde el cebiche
que Gasparri ensayó en su reciente pasaje
por cocinas peruanas, al tapeo enfocado
en los productos del mar, pasando por
las almejas de La Coronilla, el cangrejo
sirí de Rocha y lo que depare la pesca del
día: corvina, parvo rosado o mero, por
ejemplo, preparados en la parrilla móvil.
Entre los principales también habrá buenos
exponentes de pato, cordero, risotto
y pasta con algún toque telúrico, como
en las fiestas, cuando prepararon cochinillo
con salsa de butiá. Un estanque,
un jardín de arena con aires orientales,
fogones, una pérgola, una quinta y diferentes
ambientes para sentarse alrededor
de mesas rústicas como opción a las
comodidades del interior.
El cubierto por
persona está calculado en 40 dólares,
incluyendo vino. A la hora de la sobremesa
hay para elegir entre la tarta tatin de
guayabas, el strudel de peras y ciruelas y
el infaltable volcán de chocolate.
(042 77 41 40) |
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FRANK
Una definición rápida para entender la
nueva propuesta de Jorge Oyenard:
cocina italiana sencilla desde el
mediodía hasta las 2 de la mañana.
Instalado este verano en un lugar
estratégico, en el cruce que oficia de
entrada a José Ignacio, el artífice del
primer Cru montevideano apuesta
ahora a “pocos platos pero muy elaborados”.
Puso especial dedicación en
desarrollar la pizza napolitana, grande
(60 centímetros de diámetro) de
leudado lento y con hueso, es decir,
con el borde inflado. La ofrece por
porción o entera, ya sea para comer
in situ o en delivery por el balneario.
Durante las horas de sol, sándwiches
y tartas amplían la oferta, en tanto de
noche se decantan por platos más
potentes. El pizarrón reza entonces
pollo con hierbas o pescado al horno,
pasta casera y braseado de cordero.
Frank también promete buena música,
que podrá disfrutarse en el deck
o dentro del restaurant, que boga
porque se pueda volver a disfrutar de
pizza y cerveza desde 200 pesos o
de unas buenas milanesas para dos
a 600.
Si se eligen tentaciones más
elaboradas la cena por pareja pueda
pasar la barrera de los mil. Aceptan
tarjetas.
En pocas palabras, un after
beach con buenos licuados, clericó y
mojito “para ir de short con la familia”,
Oyenard dixit. Raúl Fernández
se encargó de la decoración, con
almohadones rojos, sillones de lienzo
blanco, ventiladores de techo y fotos
divertidas en las paredes.
(0486 2683) |
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LA POSTA DEL
CANGREJO
Con la panorámica privilegiada de su
terraza oceánica en La Barra, el hotel
que Ana María Bozzo abrió en 1980
recibe a famosos y sibaritas con debilidad
por la cocina francesa. Este año
está reinaugurando allí Doña Flor, lo
que quiere decir que los platos que
habitualmente se sirven en el calificado
bistró montevideano estarán a
la orden también en Punta, como el
Canard aux Pêches y el Filet de Angus
feuilletée. “Sigue siendo una cocina de
autor”, recalca Bozzo, “aunque ahora
atravesamos un cambio en cuanto a
técnica, química, comportamiento.
La tradición de la cocina francesa es
muy fuerte y sigue siendo entrañable.
Yo mantengo las raíces pero me
pliego al cambio porque hay nuevas
fórmulas para hacer menos trabajosa
y menos larga la elaboración”.
En
octubre Bozzo transformó la estructura
de la cocina, asesorada por un chef
francés. Dispuso el taller de recepción
de alimentos y elaboración por
un lado y el de salida en otro. “Me
he lanzado a esa reforma para poder
disfrutar realmente de la cocina y no
sufrir”, confiesa la consagrada cocinera
y empresaria. Conocida por haber
agasajado a cuanto personaje VIP llega
a Uruguay, recuerda de Zubin Mehta,
el gran director de orquesta, su debilidad
por el chocolate; y cuenta que el
pejerrey envuelto en masa de hojaldre
con forma de pescado y salsa de hierbas
era el favorito del ex mandatario
español Felipe González.
Para darse un
gusto como ellos, por unos 50 dólares
por persona, basta doblar rumbo al
mar a la altura del 160 y medio de la
ruta 10. Por cierto, La Posta está abierta
todo el año. (042 77 00 21) |
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ANDRÉS
Ubicado en la planta baja del edificio
Vanguardia, llegando a la Península,
este restaurant ha permanecido en pie
durante 38 años. Andrés Moreda lo atribuye
a que ofrece a los demás lo que le
gustaría recibir a él.
El hombre, que nació
en Rosario, departamento de Colonia,
comenzó como lavacopas y con el apoyo
de su familia logró escalar posiciones.
Fue concesionario del Country Club, del
Club de Golf y del restaurant del edificio
Lafayette.
El mercado cambió mucho,
admite, pero conversar con la clientela
sin pasarse de la línea sigue siendo parte
del metier, afirma Moreda. Su cocina es
internacional con toques locales. No pretende
ser tres tenedores, pero sí ponerle
esmero a las preparaciones y afecto
al trato. Hay comida casera difícil de
encontrar en los reductos más nuevos,
como un buen soufflé. Es un plato que
no admite esperas. Deben manejarse
los secretos para que no se desinfle ni
llegue a la mesa a destiempo del resto
de los pedidos.
Pues en Andrés se ofrecen
soufflés salados (queso, espinaca,
calabaza) y dulces (grand marnier, limón,
chocolate y banana). La casa puede
atender hasta 50 comensales, que gastarán
aproximadamente 30 dólares por
cabeza, dependiendo, por supuesto, del
consumo alcohólico.
La cava mantiene
una selección de vinos del mundo a
temperatura, aunque personalmente
Moreda prefiera defender la vitivinicultura
nacional. En cuanto a la clientela, el 70
u 80 por ciento de quienes se acercan
a la parada 1 y medio de la Mansa son
argentinos. Seguramente el más ilustre
representante de los fanáticos de Andrés
haya sido el escritor Adolfo Bioy Casares.
“Gran amigo, pasaba sus vacaciones aquí
y disfrutaba del restaurant.
Uno aprendió
mucho de sus consejos”, remata Moreda.
(042 48 18 04) |
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SARAVÁ
Tres amigos con gusto cosmopolita se hacen cargo de un servicio
integral lindero al complejo Laguna Escondida (a pocos kilómetros
de José Ignacio, rumbo a la Laguna Garzón).
El nombre del
paraje, que remite al inolvidable Vinícius de Moraes preanuncia
la intención de los dueños: comida, música y comodidad deben
estar presentes en su justa medida. La cara visible de este
emprendimiento es la ex modelo Natalia Méndez, quien trabajó
en Chile en organización de eventos y hoy divide su tiempo
entre Europa y Uruguay. Sus socios, de Inglaterra y Brasil, también
están vinculados al negocio del entretenimiento. A ellos
se integra el chef uruguayo Gabriel Mangini, que pasó por La
Bourgogne y El Palenque para refinar luego sus aptitudes en el
Viejo Continente.
Alta gastronomía en carta corta es uno de los
pilares de este reducto, donde unos 60 comensales son invitados
a hundir el tenedor en el marmitaco de atún, la terrina de foie
gras acaramelada con duraznos, o el soufflé de vainilla, ya en
los postres. Una cena para dos ronda los 100 dólares, contando
los deslices por la selección de bodegas uruguayas, con algo de
vinos chilenos y argentinos que conserva la cava. Confortable y
rústico a la vez, este resto-bar en medio del bosque, rodeado de
3 mil metros cuadrados de tierra, apunta a un público internacional
y exigente. Tonos naranja, sandía y arena, materiales nobles,
pisos de cemento con troncos fileteados, ojos de buey, una gran
barra de cinco metros que mira hacia el jardín y sillas de campo
alternadas con otras Thonet completan la escena. Habrá shows
en vivo de tango, electrónica o flamenco, y aparte del bar y el
salón, se habilitará un lounge en el jardín, ideal para después de
cenar.
Abierto todas las noches de enero, a partir de las 20.
(0486 2826 e [email protected]) |
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EL FLOREAL
En el origen, un salón de té en el bosque de
San Rafael. Tartas caseras con recetas de la
abuela le dieron fama, pero se ha diversificado
al agregar a las consabidas dulzuras, sándwiches
y pitas que incluyen pastrami y salmón.
Conservando el estilo de las casonas del
barrio, yendo por Pedragosa Sierra, hace 42
años que funciona también como restaurant y
se promociona como una experiencia para los
cinco sentidos, comandada actualmente por
Isabel Alegresa.
La tranquilidad de la caída de
agua y el sonido de pájaros y grillos terminan
de ambientar la experiencia a la hora de comer
codornices, jabalí, foie gras de pato fresco con
uvas blancas y Chardonnay, ancas de ranas a
la provenzal, esturión uruguayo en tapenade de
olivas negras o langostinos ecuatorianos, considerados
los mejores del mundo e importados
especialmente por la casa. Todos los platos se
jactan de tener como escolta los productos
de la huerta orgánica. El lugar está constituido
por dos salones de tono señorial que suman
una capacidad para 140 comensales, a los que
puede anexarse el jardín cuando el tiempo es
benévolo.
Durante la temporada, el salón de té
abre a las 16.30 y el restaurant a partir de las
20, todos los días.
El público extrarregional es
el que más se deja ver cenando temprano. Por
eso aceptan pagos en efectivo en moneda
nacional o dólares, además de tarjetas varias.
Los amantes del vino deben saber que este
año se realizan degustaciones abiertas, con la
guía de un sommelier de acuerdo a la bodega
de turno.
De manera que se puede comenzar
la noche copa en mano, saboreando quesos y
fiambres en la cava. Junto al bar, en los sillones
del jardín, otra opción es probar tragos
como el Madame Patrone, mezcla de cognac,
Bayley's, licor de limón y helado de coco.
(042 48 32 41) |
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