Vivir sin Sexo
No es un modo de vida que goze de buena fama, a menos que se trate de una vocación,
la abstinencia sexual es asociada al fracaso,
la falta de placer, el mal humor y hasta la infedilidad. ¿Qué tan grave es vivir sin sexo?.
Por Karina Spremolla. Fotografías: Marcelo Campi
Omar Freire era un tipo folclórico que
quiso ser presidente de la República.
Y su Movimiento de Liberación
Masculina pregonaba el servicio sexual
obligatorio. Muy pocos se lo tomaron en serio, pero él brindaba interesantes argumentos
para defender su propuesta. Decía,
por ejemplo, que los países con mayor
desarrollo social eran aquellos con costumbres
sexuales poco encorsetadas, y
que los más puritanos acababan enredados
en guerras y otros conflictos cuyos
protagonistas, a su juicio, depositaban allí
su energía sexual contenida. Así está el mundo, amigos. En todo caso, ¿será casualidad
que de Suecia u Holanda lleguen
mejores noticias que de Estados Unidos,
cuyo presidente ha llegado a apelar a la
abstinencia sexual para evitar el aborto? Si
las personas se tomaran más tiempo para
hacer el amor, predicaba el singular Freire,
el mundo estaría lleno de gente feliz.