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  Febrero 2006 | Nº159  
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Vestirse puede ser un gesto político. La marca de ropa Edun, que el célebre rockero Bono y
su esposa Ali Hewson lanzaron al mercado, lidera hoy en el Primer Mundo el eco-chic, un movimiento que reconcilia a los fashion victims con la conciencia social.

Por Daniela Santos

 

 






Cuando la banda U2 suba al escenario porteño del Monumental de Núñez el próximo 1 de marzo, muchos de sus integrantes llevarán puestas camisetas, pantalones y chaquetas de Edun [que se lee al revés que “nude”, “desnudo” en inglés]. La marca, que ya lleva presentadas dos colecciones desde su lanzamiento en marzo de 2005, supone otro intento del polifacético cantante irlandés y su esposa Ali Hewson, empecinados con la idea de cambiar el mundo.
A diferencia de otras celebridades que se contentan con lanzar líneas de ropa a su imagen y semejanza [Jennifer López, Gwen Stephanie, Kyle Minogue, Christina Aguilera, Lenny Kravitz, y un largo etc...], lo que ha hecho Bono con Edun es crear una compañía que brinda oportunidades de empleo y crea relaciones comerciales justas para familias del Tercer Mundo. Traducción: su ropa no está confeccionada por niños ni adultos que trabajan en condiciones infrahumanas en mercados de mano de obra barata. Por el contrario, estas prendas se producen en fábricas familiares de Sudamérica [Perú] y África [Túnez, Lesotho y Tanzania].
Sin embargo, nada de ponchos, túnicas de colores, sombreros de paja o blusas cuadradas, como podría suponerse. La otra novedad radica en que las prendas [para hombre y mujer] son absolutamente acordes a las últimas tendencias de cada temporada. Los diseños están a cargo del neoyorquino Rogan Gregory, favorito de las estrellas y famoso por sus jeans y sus iezas en telas orgánicas.



Reconocidos activistas internacionales.
Bono y su mujer al centro de la foto acaban de saltar del escenario a la pasarela.








Los detalles cuentan y mucho. Por ejemplo, algunas de las camisetas han sido tratadas con tintes vegetales incas, y los jeans tienen un poema de la alemana Maria Rilke impreso en el interior de los bolsillos.
Los precios oscilan entre los 30 y los 300 dólares, en el margen de lo razonable para la ropa de marca. Sobre todo, teniendo en cuenta que en países como Gran Bretaña cada vez es mayor el gasto en lo que se conoce como “eco-fashion”. Este incremento le sigue el tren al furor por otros productos ecológicamente correctos, en especial artículos de belleza y comida orgánicos. En cuanto a la ropa, son cada vez más los que se inclinan por prendas “eco-conscientes”, ya sea porque se rigen según las reglas del Comercio Justo, porque son hechas con textiles orgánicos y reciclados, o porque en su proceso de fabricación se protege a los trabajadores y al medio ambiente. Suena perfecto.
El concepto de Comercio Justo es uno de los reclamos de los llamados “ciudadanos conscientes” del Primer Mundo, y significa, nada más y nada menos, que los países poderosos no exploten a los trabajadores del Tercer Mundo; que éstos reciban una paga acorde digna y que se les brinde condiciones de trabajo humanas.
Para Bono, “esta moda equivale a la madre que mira la parte posterior de un envase para ver qué le está dando de comer a sus hijos”. Por supuesto, pese a estar empeñado en ello, el cantante sabe que con Edun no cambiará el mundo, pero, dice, “son esas decisiones pequeñas acerca de cómo, dónde y qué se compra las que empiezan a marcar las diferencias”.



El cantante, que es un incansable activista por la condonación de la deuda a los países pobres y la lucha contra el Sida en África [fue elegido el hombre del año 2005 por la revistas Time y Rolling Stone, y hay quienes lo proponen como candidato al Premio Nóbel de la Paz] ayuda a escoger los lugares de fabricación para aprovechar los recursos y el talento locales, colaborando en el desarrollo de esas áreas.
No se trata de una iniciativa de caridad, sino de una forma inteligente de favorecer a los que tienen mayores dificultades de acceso a los mercados mundiales. “Edun es un negocio, queremos ganar dinero”, aclara Bono al diario El País de Madrid. “Yo quería hacer esto porque tiene que ver con mi labor en África y quería probar que el comercio es mejor que la ayuda. Si miras las cifras, te das cuenta de que la participación en el comercio mundial correspondiente a África ha pasado del 6 por ciento en 1980 al 2 por ciento en 2002. Si pudiera recuperar sólo un 1 por ciento, significaría ganar 70.000 millones en exportaciones, tres veces más de lo que se recibió ese año en ayudas al desarrollo. Por eso es importante que sea rentable”, explica el cantante.



Su esposa, considerada el cerebro tras la operación Edun, agrega: “los africanos no quieren limosna, ellos quieren comercio. Tienen orgullo, son gente muy digna y lo que quieren es trabajo”. Ali Hewson cuenta con el apoyo de su marido, quien no ha dudado en activar todos los resortes de su fama en esta iniciativa, cuyo lanzamiento en Nueva York contó con la presencia de los artistas Lou Reed, Salman Rushdie, Jeff Koons y las top models Naomi Campbell y Christy Turlington, entre otros.
Al igual que Bono, Ali Hewson ha venido participando hace más de 20 años en campañas para reducir la pobreza en África, así como en causas anti-nucleares. Sin embargo, esta es la primera vez que su imagen se conoce fuera de Irlanda, su país natal. En Dublín, la ciudad donde vive, es una celebridad que llegó a ser propuesta como candidata a la presidencia. Sus compatriotas la han visto luchar infatigablemente contra una planta de residuos nucleares cercana a la capital, trabajar a favor de los afectados por la catástrofe de Chernobyl y prestar su voz a un documental sobre el tema que ganó un Oscar en 2004.
Ha acompañado a Bono a muchos de sus viajes a África. Trabajar con su marido ha resultado divertido, dice, pero segura que no le quitará el tiempo que dedica a los cuatro hijos de la pareja, que sigue unida luego de 20 años de amor. Edun también ha asumido con sus trabajadores el compromiso de permanecer por un largo tiempo en sus comunidades, descartando la idea de ir trasladando la producción a otros países donde los costos sean menores, como hacen muchas y reconocidas firmas.
El nombre de la marca también juega con el concepto del Jardín del Edén, en deliberada referencia a la inocencia, la sensualidad y el retorno a la naturaleza. El logo de la compañía, así como los gráficos en las prendas, han sido inspirados por el Art Nouveau, movimiento que surgió como respuesta lírica a la revolución industrial.
La ropa de Edun se puede comprar en tiendas como Saks y Barneys, en Nueva York; Harrod’s, Harvey Nichols y Selfridges en Londres; El Corte Inglés en España; o, más cerca, en la paulista Daslu.
Si bien el resto de los integrantes de U2 no tienen relación alguna con el emprendimiento, lo apoyan con entusiasmo. Por eso, aquellos que asistan al concierto de la banda en Buenos Aires tendrán la oportunidad de hacerse de una prenda de Edun, ya que la marca se ha encargado de producir las camisetas oficiales de la Vértigo Tour. [www.edun.ie].


 

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