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Modelos: María Bentancor
y Natalia Rodríguez.
Maquillaje: Ana Suárez.
Peinado: Vicky Sisniega.
Fotografía: Marcelo Campi.
Producción: Agustina Piacenza
y Cecilia Solari Scheck.
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Editorial
¡Qué verano este verano! Si no, que lo digan quienes se fueron bajo lluvia, sin disfrutar a pleno de las bondades de una Punta del Este que a estas alturas da que hablar, tanto dentro como fuera de fronteras. Porque frente a la preocupación de hoteleros y comerciantes sobre la poca afluencia de un turismo clase media, en Italia, Il Sole 24 Ore afirma que Punta es el termómetro de la economía de la región y que, pasada la Navidad, aloja a una población hecha de argentinos, brasileños, paraguayos y chilenos ricos, hijos de ricos, personal trainers, chefs de sushi, prostitutas y gigolós de alto nivel, banqueros, periodistas de economía y de crónica roja, y por supuesto tributaristi, por si hubiera que crear una Safi –léase una off shore– para el lavado de fondos.
¡Menuda fama –digo yo– la de este rincón situado por equivocación en Uruguay –dicen ellos– con poco más de diez mil habitantes al año, excepto durante los meses de alta estación, fecha en que se dan cita los grandes financistas del área en pleno! ¿Qué tal?
Pero también dice la nota que la última estimación de la CEPAL en 2005 para América Latina da un crecimiento del 4,3 por ciento del PBI, y que las cifras mayores se registran en torno a este polo de desarrollo. Interesante. En especial si se sabe aprovechar a favor el gran momento de gloria en que se juegan inversiones gigantescas a nivel país.
Así las cosas, la temporada transcurre sin prisa, sin pausa y sin imaginación, apenas matizada por el fuego cruzado generado a raíz de temas urticantes, como ciertos comentarios en boca de un gobernador, los cortes de ruta en Argentina, las actitudes sesgadas de algunos ambientalistas, los intereses encubiertos detrás de la instalación de las plantas de celulosa en Fray Bentos, la inseguridad ciudadana en todas partes, la insistencia por mirar hacia el pasado, las marchas de protesta, las ocupaciones, el tratado de libre comercio con Estados Unidos y, como contrapartida, la previsible reacción de los socios del MERCOSUR.
Nada que en definitiva pueda cambiar el veraneante de turno, resignado en su modorra a elegir la playa del día, según sople el viento del norte o del sur.
Para todos, tanto para los que están entregados al dolce far niente, como para los que trabajan y sueñan con cortar, PAULA sale este mes inspirada en la misma consigna: buena lectura, mucho sentido del humor e imágenes que hablen por demás.
Porque entre tantas realidades, siempre hay alguna que invita a imaginar. Y ese ejercicio es bueno. De ahí la idea de proponer con onda opciones para invertir los dinerillos que luego de la crisis quedaron en el colchón; de ahí también los identikits de jóvenes en vacances, cada uno en su cliché, de los tantos que constituyen esa fauna profusa en permanente renovación; y de ahí también los consejos liberadores de culpas, para educar hijos felices y responsables, con padres ídem.
Además, la escritora Marcela Serrano habla largo y tendido sobre la importancia de detectar a tiempo los síntomas de estrés; Bono llega a la Argentina, al tiempo que su marca de ropa Edun lidera la tendencia eco-chic que es furor en el Primer Mundo; y los stencileros se apropian de los espacios urbanos de Montevideo con imágenes y consignas provocadoras.
Y como la fiesta de Momo en Uruguay se vive por adelantado, PAULA festeja a todo trapo por las calles de Palermo, con sus modelos de punta en blanco bailando a ritmo de candombe, al compás del tamboril.
No sé por qué, pero una imagen me asalta de golpe. Celia Cruz y Alberto Castillo cantando a dúo: “Azúcar. Siga el baile, siga el baile... que la vida es un carnaval. Opa, ooooooopa”.
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