Reparto de tareas Como dice el refrán, del dicho al hecho hay un gran trecho. De la boca para afuera, la gran mayoría de los uruguayos parece estar hoy de acuerdo: una encuesta de la consultora Equipos Mori realizada el año pasado reveló que el 80 por ciento de los compatriotas sostiene que corresponde una división igualitaria de las tareas del hogar. No tanto tiempo atrás (apenas en 1995), ese espíritu democrático no superaba el 70 por ciento. Pero puertas adentro de los hogares uruguayos, las cosas no funcionan tan equitativamente. Hacia 1999, una encuesta de la empresa Cifra revelaba que, excluyendo a los hombres que viven solos y por lo tanto no tienen a quien recurrir, apenas uno de cada diez varones preparaba la cena o lavaba los platos, y casi ninguno se ofrecía a limpiar el baño. También el estudio realizado por Bosca revela una buena dosis de doble discurso. En los hogares en los que hay mujeres, éstas asumen más tareas y en mayor grado; y cuando hay hijos varones y mujeres, éstas últimas concentran mucho más el rol de ama de casa. Cuando los hombres comparten ese papel, en general prefieren dar una mano en la cocina, lavar los platos o hacer las compras. Por ejemplo, casi el 70 por ciento de las mujeres siempre lava la ropa, mientras apenas el 12 por ciento de los hombres se anima a esa tarea. En tanto, uno de cada cuatro varones se encarga en exclusividad de comprar artículos de limpieza. Es importante tener en cuenta que no es sólo el hombre quien viene a suplir algunas tareas que antes ejecutaba el ama de casa tradicional. Con el cuidado de los hijos suelen colaborar abuelos, abuelas, tías y hasta hermanos mayores. Otra cosa ha cambiado para desgracia del machismo de la vieja guardia. Según analiza Bosca, “para muchos hombres ya no es un orgullo manifestar públicamente que deciden temas importantes del hogar sin dar participación a los otros”, y es habitual recoger testimonios de este tipo: “lo resolvemos todo juntos, después de tantos años ya somos un equipo. Uno se ha acostumbrado a consultarse todo y decidir a medias con la señora”. ¿Qué pasa en otros países? Algunos ejemplos: en España, una encuesta del Instituto de la Mujer reveló que entre el 70 y 80 por ciento del tiempo que requiere el trabajo del hogar recae en la mujer. Por su lado, un estudio del Colegio de México, especializado en paternidad, deja claro que los hombres dispuestos a trabajar en la casa son una minoría y que, ante todo, rechazan la idea de lavar el baño. Y en Francia, sólo el 30 por ciento de los hombres con hijos los llevan a la escuela de camino al trabajo, mientras un generoso 62 por ciento de las mujeres se hace cargo de esa tarea. Hoy como ayer La sicóloga uruguaya Orieta Maestro sabe que los discursos cambian antes que las actitudes. “Muchas de las personas que hoy piensan, o dicen pensar, que las mujeres deben, o deberían tener, las mismas posibilidades que los hombres, a la hora de actuar reproducen los antiguos modelos. Hoy queda mal afirmar en una reunión de gente joven y educada que la mujer debe ser ama de casa exclusivamente, pero a la hora de cuidar a los hijos muchas veces es exactamente eso lo que deciden. Las excusas son muchas y los argumentos se asemejan demasiado a lo que afirmaron sus padres y abuelos”. Pero ese pecado vale tanto para ellos como para ellas, y es allí donde la sicóloga detecta uno de los grandes dilemas de la mujer de hoy. “Dado que muchos hombres dicen preferir a las mujeres liberales y autónomas pero a la hora de elegir esposa se quedan con las más tradicionales y subordinadas, la mujer se encuentra en un cruce de caminos: ser independiente, despertar temor y aislarse; o ser una buena ama de casa, aceptada, y de esa forma ‘ganarse' el derecho de ser independiente”. En otras palabras, no está claro “si la mujer sigue acaparando los roles de ama de casa por su gusto de hacerlo o por evitar la censura del hombre si no lo hace”. Del estudio de Bosca se desprende otro matiz que puede tener gran relevancia: “mientras que las mujeres se encuentran aferradas a las tareas que consideran propias del ama de casa, los hombres no se muestran preocupados por defender para sí el rol de jefe de hogar”, explica la socióloga.
Destrezas masculinas Sin miedo a perder los pantalones, más de un varón se calza el delantal en casa, aunque por lo general ensucian la cocina mucho más que las mujeres. Y no pocos se colocan el babero, porque verdaderamente se regocijan en el cuidado de los hijos. Así lo ha comprobado Mabel Lorenzo, presidenta de la Liga de Amas de Casa, Consumidores y Usuarios de Uruguay, cuyo conocimiento de causa le permite lanzar otra flecha que seguramente da en el blanco: “los hombres hacen las cosas que brillan más”. |
|
![]() |
Según la experta, cuando hay alguien enfermo “ellos acompañan menos. No por falta de cariño, sino porque saben que las mujeres resolvemos mejor”. Y en cuanto al cuidado de los hijos, éstos serán tuyos, míos o nuestros de acuerdo a qué menester se trate. Si no, que se lo cuenten a Lourdes Fracchia, secretaria ejecutiva, esposa y madre de Sofía (2 años) y Lucía (4). Según ella, la más grande ya está entrenada: “papá no limpia caca, sólo pichi”. A las risas por la reveladora anécdota, Fracchia coincide en que los maridos son hábiles a la hora de entretener a los niños, llevarlos a la plaza, ir de compras al supermercado, “y por supuesto, darles cariño”. |
Claro que no faltan los que, por placer o a la fuerza, han debido transformarse en amos de casa eficientes y prolijos. Y la propia Liga ya cuenta con sus primeros socios varones. En Argentina, estos caballeros optaron por abrir su propia organización, y desde 2002 existe allí la Liga de Amos de Casa. Según declaraciones de su presidente, Antonio Torre Repiso, dicha actividad “no quita masculinidad al hombre”. Por el contrario, se trata de “un nuevo papel para el que el hombre no estaba preparado por culpa de antiguas convenciones sociales que le han hecho perder pequeñas delicias vinculadas con la crianza de los hijos y la relación con el hogar”. En Montevideo, la estrella televisiva de las cuestiones domésticas Ana Durán también recibe consultas masculinas. Ellos empiezan buscando la solución para una mancha en el tapizado del auto, pero pronto advierten que determinados productos y trucos de limpieza son igualmente útiles para los sillones del living. Según Durán, una frecuente preocupación masculina es “el olor a humedad en la casa”. |
Trabajo insalubre El baile de la mujer orquesta no es gratis. Diversas investigaciones alertan sobre el costo en salud que conlleva la tarea del ama de casa sobre exigida, que además trabaja fuera del hogar. Un informe titulado Mujeres, salud mental y género, a cargo de la doctora Cristina Grela y la sicóloga Alejandra López detalla algunos efectos de la doble jornada de trabajo: agotamiento emocional y físico, sobrecarga, angustia, postergación personal, irritabilidad, depresión, alteraciones del sueño y la alimentación, y prácticas sexuales displacenteras. |
![]() |
Copyright © Revista Paula diario El Pais. Todos los derechos reservados Optimizado para una resolución de monitor de 800X600 |