Las feministas deberían estar con los pelos de punta. A fin de cuentas, la princesa Estefanía de Mónaco ha hecho de las suyas con un guardaespaldas, un cocinero, un domador de leones y un equilibrista; y hasta la muy recatada y aristócrata infanta Cristina acabó casada con un jugador de handball sin levantar tanta polvareda.

Pero tratándose del príncipe Felipe, futuro rey de España, no es lo mismo. En honor a la verdad, el curriculum amoroso del altísimo Borbón también está teñido de rojo, y la futura princesa de Asturias, hija de una enfermera sindicalista y nieta de un taxista jubilado, viene precedida en el historial del muchacho por Eva Sannum, una modelo a la que Jaime Peñafiel, experto en casas reales si los hay, llegó a calificar como “de bajo nivel, algo horterilla y sin formación alguna”. ¿Sangre azul? Nada por aquí, nada por allá. ¿Pero qué más da?La nueva ola europea dicta lo contrario: lo que se lleva ahora es la sangre roja. Y cuanto más roja mejor.

¿Cupido es ciego?

La ola no es tan nueva, a juzgar por la historia. El repaso de rigor, que sirve para ir haciendo boca hasta los confites del 22 de mayo en Madrid, permite concluir que las palmas de pionera se las lleva Wallis Simpson, una bailarina divorciada estadounidense que conquistó el corazón de Eduardo VIII cuando corría 1936 y el Reino Unido no estaba de humor para matrimonios morganáticos dentro del Palacio de Buckingham.

De hecho, el célebre romance le costó la corona a Eduardo, que decidió abdicar para seguir al lado de una mujer que, para colmo de males, era mayor que él.

No habían pasado veinte años cuando el mundo posó sus ojos en otra pareja despareja. La noticia llegaba ahora desde el recoleto principado de Mónaco, donde el monarca Rainiero III elegía como esposa a Grace Kelly, una actriz norteamericana de 25 años cuyo antecedente de mayor prosapia era, apenas, un Oscar.

Además de aplausos cosechados desde la pantalla, Kelly sumaba cierta fortuna como hija de un rico empresario de la construcción, pero no tenía nada que ver con la nobleza.