Uruguayos en Estados Unidos

Mientras las oportunidades crecen, el mundo se achica. Decididos a no dormirse en los laureles, estos uruguayos viajaron a Estados Unidos en busca de mejorar su capacitación profesional y hoy estudian una las mismas aulas en las que se formaron varios premios Nobel. ¿Qué tal les resulta la experiencia?

Por Paola Singer

Antes de empezar el master en MBA (Master in Business Administration) en la Haas School of Business de UC Berkeley, Juan Hernández dividía sus horas entre su trabajo en el Bank Boston y la cátedra de finanzas de la Universidad Católica. Hoy se dedica full-time al MBA gracias a una experiencia que vivió hace mucho tiempo en Georgia a través del programa Youth for Understanding, que lo llevó a plantearse la idea de irse a estudiar a Estados Unidos.

“Cada vez tenía más claro que en mi área, si quería hacer una diferencia, debía hacer un postgrado en el exterior. En negocios, las mejores escuelas están en Estados Unidos, así que la decisión fue bastante fácil, era simplemente una cuestión de encontrar el momento adecuado”, comenta Hernández, quien tiene una beca de la propia universidad que le cubre todo los costos de matriculación.

Las principales diferencias entre los postgrados se ofrecen en Estados Unidos y en Uruguay, se encuentran para Hernández en los recursos y la postura de los estudiantes. “En cuanto a los recursos, no me refiero sólo a los físicos –salones, laboratorios, tecnología, cantidad de materias y especializaciones posibles–, sino también a tener profesores full-time, que son doctores en su área y referentes en el mundo real, y que están disponibles cien por ciento para los estudiantes”.

Un programa de MBA exige mucha dedicación y horas. Los días de semana el ex Bank Boston comienza su jornada a las ocho de la mañana con la lectura de las noticias, baja el correo electrónico y prepara las clases de ese día. Toma la primera clase a mitad de mañana y llega después de la caída del sol a su apartamento de Berkeley, que comparte con un lituano y dos norteamericanos. Desde la principal potencia mundial Juan Hernández mantiene varias costumbres uruguayas, como por ejemplo jugar al truco, juego que trata de enseñar a cuanto latino se le cruza por el camino.

 

En Boston University se empezó a correr el rumor: hay un jugador de fútbol que viene de un país que se llama Uruguay y que con su equipo está ganando casi todos los partidos amistosos entre los estudiantes del MBA de la School of Management. Lamentablemente, Mauro Conijeski no puede dedicarle más de un par de domingos por mes a su deporte favorito. Los masters en Estados Unidos son exigentes y hay que estudiar hasta el cansancio. Conijeski jugó en las divisiones inferiores de Defensor y luego en la Liga Universitaria. En 2001 decidió irse a una universidad en Virginia, donde jugó en la NAIA (Nacional Association of Intercollegiate Athletes). Credenciales más que suficientes para impresionar a los gringos. Cuando el futbolista se enteró que la universidad le estaba ofreciendo una beca para cubrir gran parte de los gastos de matriculación la sorpresa fue inmensa, aunque para mantenerla le exigen un buen promedio en las calificaciones, y es por eso que el estudio para Conijeski está primero que la pelota.

A los que quieran hacer un MBA, el futbolista les aconseja que hagan un buen trabajo previo de investigación, ya que hay infinitas ofertas y los masters en negocios tienen distintas concentraciones y enfoques. “El hecho de ser bilingüe y de haber vivido en varios países le da una ventaja competitiva a un profesional en cualquier lugar del mundo”, señala Conijeski. Pero el estudiante de Virginia también cree que en Uruguay se aprende mucho, y no necesariamente dentro del aula. Para él, la situación económica que se vivió en los últimos años fue un aprendizaje para los empresarios, porque saber responder a cambios bruscos, subidas y bajadas como las del 2002, ayudó mucho a entender el funcionamiento de un mercado. “Me saco el sombrero con los empresarios uruguayos, creo son gente de mucho coraje, muy valiente, dado que el entorno no es favorable. Por lo tanto la gente que esta teniendo éxito en Uruguay tiene condiciones especiales”, remata Conijeski.




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