Junto a un equipo de investigadores de las universidades de Harvard y MIT, Ana Isasi busca encontrar la mejor forma de evitar que bebes prematuros, asmáticos, pacientes de cuidado intensivo y personas con enfermedades pulmonares avanzadas mueran por ventilación inadecuada. Ella cursa un Ph.D en ingeniería médica, un programa altamente especializado, dictado conjuntamente por la Harvard Medical School y el MIT a través de la cátedra de Health Sciences and Technology. Es una uruguaya a la cual Estados Unidos no quiere dejar ir. Después de ser becada para estudiar las carreras de ingeniería química y la licenciatura en matemáticas, y más tarde para un master en bioingeniería en MIT, Isasi tuvo que elegir entre ingresar al mundo laboral o continuar sus estudios y sus trabajos de investigación. “En Uruguay no tenía ese concepto del Ph.D,” dice la ingeniera médica, quien por entonces se encontraba poco deslumbrada por las ofertas laborales que recibió de Estados Unidos y Europa. Los profesores que la conocían bien fueron sus mejores consejeros, y le hicieron ver que se sentiría más realizada quedándose en el mundo académico. “Sabemos que te gustan más los desafíos intelectuales,” era la frase que escuchaba de los académicos. La científica uruguaya toma hoy clases en dos de las mejores universidades del mundo, y el día que se reciba obtendrá un título de doctorado de ambas. En su programa solo pueden entrar 17 estudiantes al año.
Isasi dedica muchas horas del día a sus investigaciones en el Massachusetts General Hospital. Aunque lleva varios años residiendo en Boston sigue sintiéndose cien por ciento uruguaya. “Uruguay es donde está mi casa,” dice la futura doctora de Harvard, que cuando llegó a la universidad apenas sabía usar una computadora. Ahora maneja sofisticados softwares de simulación, y aparatos de resonancia magnética y tomografía por emisión de positrones.
Alberto Brause es un sloanie, nombre que se le da a los estudiantes del Sloane School of Business de MIT (Massachusetts Institute of Technology),donde actualmente cursa su MBA. Brause jugó al tenis varios años para el equipo uruguayo de la Copa Davis y participó en varios torneos profesionales en Europa. Cuando se fue a hacer su licenciatura a la Universidad de Duke, en Carolina del Norte, jugó en el equipo universitario. A su regreso, ganó el campeonato nacional en el 2000. Pero el tenis pasó a ocupar un lugar secundario en su vida y hoy está dedicado al mundo de los negocios. Fue en su trabajo en Endeavor Uruguay, una organización sin fines de lucro que promueve un nuevo modelo de desarrollo económico a través del apoyo a personas emprendedoras, donde conoció a decenas de estudiantes en los Estados Unidos y se entusiasmó con la idea de hacer un master. El ex tenista profesional recibió un préstamo del MIT para cubrir los gastos de matrícula y alojamiento durante dos años. El préstamo prevé un año de gracia antes de comenzar a repagarlo, y ofrece tasas de interés muy bajas, cercanas al cuatro por ciento. En MIT, que tiene fama de ser una universidad exigente, Brause tiene una agenda completa todas las jornadas. “Salgo corriendo a mi primer clase de las ocho y media y luego tengo otra a las dos horas. Al mediodía participo en las presentaciones de empresas en donde proporcionan almuerzo para que los estudiantes puedan dedicar la hora del lunch a estas conferencias. Regreso a clase y, a media tarde, generalmente me reúno con mi grupo de estudio o participo en actividades extracurriculares como miembro de un club específico para interesados en determinada área. Ceno en mi apartamento y estudio hasta tarde”, relata Brause. El apartamento de dos dormitorios donde vive el futuro master es propiedad de la universidad y lo comparte con un escocés, a quien abandonará el próximo año cuando se case con su novia montevideana. |
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