![]() |
|
|
||
“Es un proceso de ida y vuelta en el que se mezclan varios factores”, explica Etcoff, autora del best seller científico La supervivencia de los más guapos (Editorial Debate). “Mientras que en Asia y en Africa las mujeres buscan occidentalizarse, en Occidente no sólo están cada vez más de moda las “exóticas”, sino que, gracias a la popularidad de procesos quirúrgicos como la aplicación de siliconas para agrandar los labios y pechos, rasgos que tradicionalmente eran percibidos como africanos, ya empiezan a ser de rigor cuando se piensa en una belleza ideal”.
De Beverly Hills a Pekín La influencia actual de Occidente sobre lo que es el modelo de belleza en el resto del mundo no es nuevo, y en el transcurso de todo el siglo XX se exacerbó a través de las imágenes del cine y la televisión. En los últimos años, esto se vio potenciado por el satélite y por Internet, pero es la proliferación de la cirugía estética la que le ha dado a esta tendencia un nuevo giro veloz. A medida que los precios descienden, cada vez más mujeres –y hombres– aceptan pasar por el cuchillo en busca de un creciente estándar de belleza global. Lo que empezó hace muchos años en los exclusivos consultorios de Beverly Hills ha llegado hasta los pueblos más humildes cerca de Pekín, pasando por gran parte del mundo en su recorrido. Así, la industria internacional de la belleza mueve 160 mil millones de dólares por año, según datos publicados por la revista Newsweek. El año último se realizaron casi 7 millones de intervenciones quirúrgicas, un aumento del 226 por ciento desde 1997. En el resto del mundo la tendencia continúa al galope. “Ya no son sólo los extraordinariamente ricos quienes pueden cambiar su apariencia para estar a la moda. Una creciente clase media global cada vez acepta más la idea de aumentar el pecho o los labios, o sacarse unos milímetros de los pómulos”, explica Etcoff. El caso paradigmático es China. Durante siglos, las mujeres asiáticas prefirieron la piel clara, una boca delicada, una nariz pequeña, el pelo negro y lacio, y una cara redonda. Ahora, muchas se tiñen el pelo de rubio y se lo ondulan, piden que sus rostros se alarguen y que los pómulos queden marcados. Una compañía privada, Evercare, hace media docena de operaciones de cirugía estética por día en China, ya sea en hospitales, en clínicas o incluso en centros de belleza. Aunque el gobierno chino no lleva estadísticas oficiales, el número de operaciones realizadas el año último es de varios millones, ya que incluso las chicas más pobres de las zonas rurales están dispuestas a invertir meses de sueldo en intervenciones que les den a sus ojos un look más occidental y menos rasgado. Tanto así que hace poco The New York Times, en una gran nota sobre esta tendencia, adelantó que este año se realizará en Pekín un concurso de belleza en el cual sólo estas nuevas “bellezas artificiales” podrán participar. El cálculo oficial es que en China la industria de la belleza, considerada durante décadas una “polución espiritual burguesa de Occidente”, mueve hoy anualmente 24 millones de dólares. Y las ventas del gigante de los cosméticos L'Oréal, por ejemplo, subieron en ese país un 70 por ciento el año último. “Hay evidencia bastante clara de que el impacto de los medios americanos está siendo cada vez mayor y con mayores repercusiones globales sobre los ideales de belleza compartidos”, dice el profesor Peter Stearns, autor de Bodies and Beauty in the Modern West. Un reciente estudio sobre islas de la Micronesia, en el Pacífico, mostró cómo mujeres que de haber estado paseándose en biquini por Punta del Este hubiesen corrido a taparse con el pareo por sentirse definitivamente gordas, eran consideradas las más deseadas. Pero en cuanto la televisión por cable pirateada de Estados Unidos fue invadiendo sus hogares, en pocos años comenzaron a adjudicar mucha importancia al peso y al ejercicio físico. No sólo cambiaron los parámetros de belleza que se habían mantenido intactos a lo largo de generaciones en esas alejadas islas: por primera vez se multiplicaron desórdenes alimentarios tales como la anorexia y la bulimia. En Japón, mientras tanto, una forma de rebelión para las adolescentes es mostrarse con el pelo teñido de rubio y comiendo pizza. Los cambios en la dieta nipona también alteraron las dimensiones de los cuerpos de las chicas. Y en Corea del Sur, hoy existe el promedio más alto de cirujanos estéticos per cápita en el mundo. En muchos casos, sin embargo, no se trata puramente de una cuestión de vanidad. Muchos siguen creyendo que un retoque occidentalizador ayudará a conseguir mejores esposos o empleos más rentables, en una sociedad cada vez más competitiva.
Viva lo raro Mientras tanto, en el Primer Mundo aparece la otra cara de la moneda, que Etcoff describe así: las “exóticas” están en alza, y los rasgos que antes eran “exóticos” cada vez son más solicitados. No sólo hubo ya íconos populares, como las chicas Bond o los Ángeles de Charlie, negras y orientales. En París, el año último, la Asamblea Nacional Francesa llegó a montar una gigantesca exposición en la fachada del edificio más emblemático de la república, titulada Les Mariannes de hoy, con fotos de 13 mujeres, ocho de ellas descendientes de inmigrantes africanas, elegidas para mostrar “el rostro ideal del país”. Ya no sorprenden las historias de chicas descubiertas en una aldea de Sudán que se convierten en supermodelos en Nueva York. Al mismo tiempo, “cada vez hay una mayor conciencia de todo lo oriental en Occidente; y con la emergencia de China, esta tendencia claramente continuará”, dice Calvin Cheng, director para Asia de la agencia de modelos Elite, la que representa a Saira Mohan y a toda una serie de mujeres de razas híbridas. ¿Pero por qué nos van a parecer bellas estas mujeres “mezcla” o al menos, más que ahora? “Porque van a ser más comunes y van a estar más reproducidas por los medios, y el cerebro reconoce la belleza de dos maneras: como un promedio de todo lo que ve y por su familiaridad”, resume Etcoff. Es decir que toda la manipulación con la belleza, tanto la natural, por la exacerbación de la mezcla de razas en un mundo globalizado, como la creada por los cambios artificiales introducidos merced a la cirugía estética, cambiará la manera en que nuestro cerebro percibe la belleza. |
||
|
||
|
![]() |
Copyright © Revista Paula diario El Pais. Todos los derechos reservados Optimizado para una resolución de monitor de 800X600 |