–Da la impresión que los atentados terroristas están haciendo daño en el seno de las sociedades democráticas, donde las libertades individuales están siendo cercenadas en nombre de la seguridad. ¿Considera que sin proponérselo los terroristas están derrotando a la democracia a través de los derechos de los ciudadanos?

–Es verdad; pero yo hago la siguiente pregunta: si se toma a un grupo de gente racional, democrática que piensa y que duda; y por otro a un grupo irracional, que es fanático, que no duda y no piensa; ¿cuál grupo está en desventaja? El racional y democrático porque no va a agarrar una ametralladora contra los demás. Lo que plantea es una gran verdad, las democracias están en desventaja frente al fanatismo porque no pueden hacer lo que hace el fanático. Cuando se habla de la violación de los derechos humanos hay una mayor disposición a investigarlas en los países democráticos, como son Estados Unidos, Israel o Francia. En cambio no se investiga en Sudán, en los territorios palestinos, en Libia o en Irán. Esa es la fragilidad que tenemos. Eso es una verdad objetiva, es realmente así y yo prefiero que seamos así y que tengamos esa debilidad. Prefiero seguir apostando a la sensatez y a la racionalidad, pero estas cualidades no pueden ser tan ingenuas de dejarse destruir como pasó con el avance de Hitler.

–¿Qué debería hacerse?

–Ante el avance del nazismo no se quiso hacer en Alemania lo que se había hecho en la Primera Guerra Mundial, y por eso se desembocó en la Segunda Guerra. Uno se queja de la guerra preventiva, a mí tampoco me gusta, porque parece peligrosa, ¿pero no hubiera sido buena la guerra preventiva contra Hitler? ¿Qué hubiese pasado si Francia e Inglaterra ocupaban Alemania? Nos habríamos ahorrado sesenta millones de muertos. Es una pregunta.

–¿Y la respuesta?

–No la podemos contestar, pero nos tiene que hacer pensar. Porque tendemos a simplificar mucho, ponemos etiquetas y condenamos.

 

Viejos fantasmas

 

–Usted afirmó que el antisemitismo es la matriz de la xenofobia y el racismo. ¿No es pretencioso poner a la comunidad judía como la gran víctima de la Historia?

–Si uno se pone a analizar las comunidades perseguidas en el mundo, históricamente la que ha sufrido la persecución y discriminación más larga y sostenida en el mundo, es la judía.

–En estos días Europa está discutiendo sobre los resultados de una encuesta que dice que para el 60% de los europeos “Israel es la principal amenza para la paz mundial”. ¿Usted es de los que considera que esta afirmación esconde un sentimiento antisemita o sólo es una crítica hacia la política de un Estado ?

–Es antisemita, porque cuando se mide al judío se lo hace con una vara distinta a la que se usa para el resto de la humanidad. ¿Por qué no se dice lo mismo de Corea del Norte, Sudán, Irán, Egipto o Siria?

–Hay quienes también denuncian un resurgimiento del antisemitismo intelectual. ¿Usted comparte esas opiniones?

–Sí. Hay un antisemitismo intelectual, masivo y de izquierda que es lamentable. Por ejemplo, en Francia durante el año 2002 el número de sinagogas y escuelas que sufrieron atentados supera en cantidad a las que destruyeron en la Noche de los Cristales en Alemania. ¿No alcanza este dato para tomar conciencia de lo grave que es la situación? En algunas revistas científicas de Europa habían propuesto no incluir colaboraciones de científicos israelíes. Eso es una de las aberraciones más abyectas al criterio que la humanidad fue desarrollando de que en la ciencia no hay fronteras. En este momento muchos países europeos le tienen miedo a su población musulmana. Si Francia hubiera adoptado la posición de Aznar sobre Irak ¿qué hubiera pasado?.


–¿Cómo es en comparación la sociedad rioplatense?

–Frente al antisemitismo de Europa es un paraíso. Durante muchos años se hablaba del antisemitismo en Argentina, pero hoy es un paraíso si se lo compara con otros países. Son sociedades mucho más integradoras.

–¿Cómo interpreta la pintada de esvásticas en los muros de algunas calles de Argentina y Uruguay?

–Hay algo de ignorancia y de rebeldía juvenil. No lo tomo con tanta alarma, pero dos mil años de persecución ha creado una gran sensibilidad por parte de los judíos. Hay una hiper alergia porque ya se sabe que muchas veces esto comienza muy suave pero termina muy mal. Ahora las esvásticas se la pintan a los judíos. Es una perversa y cínica mezcla; cuando se quiere criticar a Israel se le pone la esvástica a Sharon o a la bandera israelí y no se le pone a Sudán que mató a dos millones de cristianos.

–¿Cómo reacciona la comunidad judía frente a la segregación?¿Con más odio?

–No; con dolor. Varios judíos generan un auto odio y no quieren ser judíos. Esto ocurrió antes del Holocausto cuando querían borrar todo símbolo de su identidad. Ahora nos encontramos con judíos como Noam Chomsky y Juan Gelman que son anti israelíes fanáticos. Gelman dijo que admiraba y quería a los judíos de las pequeñas aldeas europeas como eran sus padres y abuelos. Esas aldeas eran asaltadas por los cosacos que masacraban a los judíos y siempre éramos corderos y víctimas. Es muy hermoso recordarlo, pero si eso es el ideal... Si el ideal es ir al crematorio o a la carnicería.... Para el antisemita el judío debe dejarse matar. El judío es mal visto cuando se defiende. Cuando deja de ser víctima ya no es respetado.



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