Mano a mano con un adulto Índigo
La Generación
AZUL
Hasta hace poco tiempo, cualquiera hubiera dicho que la legión de niños hiperactivos que se aburren en clase y exigen atención especial de padres y maestros, padecía el famoso déficit atencional.

A contramano de la opinión médica especializada, para el español José Manuel Piedrafita y sus seguidores, esa generación tiene un aura color azul y su misión es cambiar el mundo.

Durante su reciente visita a Montevideo, el revuelo que agitó su conferencia en el Cala di Volpe dejó ver que semejante teoría tiene detractores y seguidores.

Estos últimos alertan sobre una generación de niños adictos a la Ritalina, y donde los demás ven hiperactividad, impulsividad y falta de atención, ellos descubren dinamismo, energía, creatividad, espontaneidad, e individualidad.
¿Qué son los niños índigo?

Para empezar, ¿cómo saber si en casa hay un niño índigo?
-Un niño Índigo es una persona más adulta de lo normal, muy exigente consigo mismo y con los demás, que hace cosas que los adultos no consideramos de su edad. Es un niño que desafía la autoridad, rompe moldes y esquemas, pregunta el por qué de todo. Puede padecer alergias, muchas veces tiene problemas para prestar atención, y se aburre con facilidad cuando algo no le interesa; del mismo modo, capta la información muy rápido cuando algo le interesa. Por lo general está diagnosticado con ADD (Attention Deficit Disorder) o ADHD (Attention Deficit Hyperactivity Disorder). Esas son algunas de las características que describo en mi libro Niños índigo. La nueva vibración.

- ¿Cómo distinguir entre un niño índigo y otro que simplemente padece un déficit atencional?

- Hay algunos niños índigo que tienen ADD y otros que no. Yo los relaciono por una simple razón: los niños índigo que no tienen ADD no se hacen notar mucho. En cambio los que tienen ADD sí se hace notar. Un niño así nunca estará quieto en clase, va a preguntar cosas y a molestar todo el tiempo. Por eso hablo tanto del ADD. La mayor parte de los padres y educadores que se acercan en busca de soluciones, vienen buscando soluciones para niños con ADD, no para niños que están tranquilos.

- Usted dice que un niño Índigo desafía la autoridad y se distrae en clase si algo no le interesa. ¿No son así todos los niños?


- Sí. Ahora mismo, el 90 por ciento de los niños tienen un gran porcentaje de Índigo. Y el resto, por el solo hecho de estar en contacto con aquellos, se contagia de su energía, que también se puede llamar frecuencia o vibración Índigo. Yo prefiero hablar de energía para que todo el mundo entienda. Tanto los padres que están dentro de la espiritualidad como los que no. También hablo de la educación, porque a través de la educación la gente se abrirá a la espiritualidad y realizará la misión de cada persona.

- ¿Qué tienen que ver el aura y la espiritualidad con esta generación de niños? Hasta ahora, la definición que usted da de un niño Índigo, no parece exceder las características de un niño común y corriente...

- Justamente, a esta altura parece común, pero cuando yo era niño, había muy pocos niños así. Actualmente, la mayoría de los niños son rompedores, quieren cambiar cosas; eso es muy Índigo. Pero hace treinta años, los niños eran mucho más apacibles. Yo soy un Índigo adulto, y entre cuarenta compañeros de clase, los que teníamos esas características no éramos más de cinco. Hoy, en una clase de cuarenta, hay un mínimo de veinticinco o treinta niños con esas características. En cuanto a su pregunta, el aura está demostrando la frecuencia y el tipo de energía que tiene una persona.

Un estudio áurico-de los que ahora se hacen por computadora- revelará su energía, porque estudiará su campo electromagnético. Se le puede mirar el campo electromagnético a una mesa, a un libro, a cualquier cosa, persona, o animal. Y esto se refleja en colores. Los niños Índigo tienen el aura color azul cobalto. Es un azul oscuro con algo de morado. Y se les llamó índigos simplemente por eso.

- ¿Y de qué color es el aura de las personas corrientes?


- Hay mucha gente con aura morada, pero depende de la persona. Yo no soy especialista en eso, pero la cámara Kirllian, que fotografía auras, tiene más de treinta años. Ahora hay un nuevo sistema computarizado que muestra el aura con sólo poner los dedos en una máquina.

- ¿Y cómo llega a la conclusión que un 90 por ciento de los niños del mundo son índigo?


- Son las cifras que se están manejando. Yo lo compruebo al dar las clases, al ir a los parques, al ver a los hijos de mis amigos. Veo un porcentaje de niños Índigo muy alto.

- ¿Usted puede ver el aura?

- Puedo notarla, ver su frecuencia. Imagínese que entra en una habitación oscura. Al principio no ve nada, porque no está acostumbrada a esa frecuencia. A los quince segundos empieza a ver más, a ver una frecuencia que normalmente no veía. Lo que tiene a su alrededor es un campo electromagnético que debe aprender a ver. Para eso se usa una técnica que se llama visión aural. Hay una página web (www.cibernatura.com) que enseña esa técnica, que hace que los ojos se vayan acostumbrando a percibir frecuencias que no vemos normalmente

- ¿Cómo definiría a los niños que no son Indigo?

- Hay niños que son super síquicos, niños muy especiales. Pero creo que todos los niños son especiales. Si tira en una piscina unas gotitas de agua azul, todos los que estén allí quedarán azules. Del mismo modo, la energía Índigo es una energía muy fuerte. Toda persona, quiera o no, se impregna de ella.

- Considerando que según usted esos niños tendrían una misión especial en la Tierra, ¿todo esto tiene algún punto de contacto con alguna religión?

- No. Para mí, cada persona viene con una determinada misión espiritual. Yo trato de crear plataformas de apoyo para padres y educadores, y guiarlos a nivel educativo. No es ninguna secta, ningún movimiento, ni yo soy ningún gurú. Para mí, ser Índigo es una característica, y se puede actuar en consecuencia tanto a nivel espiritual como personal.


- ¿Qué cambiaría en el sistema educativo para adaptarlo a esta nueva generación de niños?

- Deberíamos empezar desde cero. Voy a hacer una pequeña alegoría. Imagínese que tiene una semilla de naranja, otra de mandarina, otra de pera, y otras cuarenta distintas. Las mete todas en el mismo invernadero, les da la misma agua, el mismo abono y el mismo sol. ¿Qué pasa? Una se muere, otra crece mucho, otra crece débil, otra torcida. Lo que ocurre es que cada semilla necesita un cuidado especial. Lo mismo ocurre con los niños y la educación. No todo necesitan lo mismo.


-¿Y cómo aplicaría eso a una clase de cuarenta niños?

- La educación es todo un reto. Si yo le pregunto qué tanto recuerda de lo que aprendió en el colegio, me dirá un 5 por ciento. ¿Qué ha pasado con los demás conocimientos? Se han ido, se han evaporado. Hay que crear una educación basada en las necesidades del niño, en lo que quiere hacer ese niño. Debería haber clases con menos alumnos, con más actividades físicas y visuales. Claro, eso sería más laborioso para los profesores, pero si cambiamos la base de la educación, podremos cambiar la sociedad.

- ¿Y si hay tantos niños índigo, por qué ese cambio social no se dio antes?

- Siempre ha habido personas que rompieron los sistemas, que han tenido cierta energía Índigo, pero no todo el que ha sido un innovador ha sido un Índigo. Hay gente que dice que Leonardo da Vinci era un Índigo. Pues no lo sé. Lo que sí sé, es que la energía que hay ahora es la energía Índigo. Hay muchos cambios a nivel físico y planetario.


El planeta está cambiando, evolucionando. Yo siento que debo trabajar en educación porque hay niños con nuevas características e inquietudes, y eso es una excusa perfecta para cambiar la sociedad. Todos son ciclos, como la primavera, el verano, el otoño y el invierno. No es que antes no hubiera niños Índigo, sino que han ido creciendo paulatinamente. Su objetivo es cambiar la sociedad para que venga otro tipo de niños a cambiar el planeta. Esta evolución es para llegar a algo nuevo: los niños cristal.

- Antes de pasar a ellos, ¿quién habló por primera vez de los niños Índigo?

- Nancy Ann Tape, una norteamericana que en la década de los 80 escribió un libro llamado Understanding your life Through Color.

- ¿Cómo cambió su vida descubrir que usted era un niño índigo?

- En nada. Yo tenía que seguir con mi vida. Hay muchas personas que encuentran en ello una razón de ser. Para mí fue parte del proceso normal de mi vida.

- ¿Recorre el mundo hablando de este tema y presentando libros, y dice que no le cambió la vida?

- Es que siempre he estado en movimiento. He vivido en varias ciudades, he cambiado de casas y de trabajo muchas veces. Estoy acostumbrado a los cambios.

- Finalmente, supongamos que alguien detecta que su hijo es un Índigo. ¿Qué debe hacer?

- Lo más importante es pasar tiempo con él. En la sociedad actual, los niños pasan con los padres muy pocas horas a la semana. Al niño le falta muchísima atención de sus padres.

El tiempo que les dedican a sus hijos es de una calidad muy diferente a la que ellos requieren. Después deben ver qué puedan hacer para enfocar la ansiedad de los niños.


Y darles de comer con poco azúcar. Los niños Índigo tienen un nivel fuerte de energía, no necesitan mucha azúcar. Es bueno recurrir a colorterapia, la meditación, las visualizaciones, y los masajes. O se les puede leer un cuento con música, hablar con ellos cuando llegan del colegio, compartir más tiempo.

En caso de no hacer esto, el niño se va a convertir en una persona muy para adentro, poco sociable. Están llamando la atención para tener amor, y si no encuentran respuesta, van a llamar la atención de cualquier forma posible, incluso con agresividad.

- ¿Y qué pasa después de esta generación del niño índigo?

- Viene una generación mucho más amorosa y no rompedora: el niño Cristal. Simplemente vendrá a dar paz y amor.


Algunas sugerencias

Alicia Gómez, coordinadora del departamento pedagógico del Centro Clínico del Sur, elaboró una lista de 18 sugerencias para educar a un niño con déficit atencional.

Aquí van algunas:
Duración de la tarea: para adecuarse a los cortos períodos atencionales, las tareas deben demandar un tiempo de ejecución relativamente breve y tener corrección inmediata. Si las actividades son extensas, fraccionarlas en unidades menores.

Agenda: como el mantenimiento del esfuerzo decrece a lo largo de la jornada en estudiantes con ADD, se recomienda que asistan a clase por la mañana.

Conformación de grupos: de 12 a 15 niños por maestro es un número ideal.

Novedad: la presentación de material novedoso, atractivo, motivador, mejorará la atención, al tiempo que reducuirá el nivel de actividad estéril y mejorará el rendimiento.

Reglas de funcionamiento: deben ser bien definidas y recordadas con frecuencia. Es útil revisarlas colectivamente varias veces a la semana.

Instrucciones: establecer contacto visual. Es recomendable solicitar el parafraseo para asegurarse la comprensión del mensaje. Aun así, el maestro debe estar preparado para repetir explicaciones. El color, la teatralización, y el dibujo, son recursos muy efectivos para ganar la atención. Variar el tono de voz es otro mecanismo adecuado para reforzar la atención.

Movimientos productivos: los estudiantes con ADD pueden tener dificultad para permanecer sentados, por lo que el movimiento debe transformarse en algo productivo. ¿Cómo? Dándole oportunidad de desarrollar actividades útiles para toda la clase, como repartir cuadernos o borrar el pizarrón.

Distractores: los niños con ADD son hipersensibles a las alternativas "atractivas" del ambiente, por lo
cual se recomienda minimizarlas.

Esto significa que es aconsejable que se sienten lejos de ventanas, peceras, puertas. Lo ideal es que estén ubicados en primera fila.

Premiar, no castigar: es esencial evitar el uso excesivo de llamados de atención, rezongos, o llamados fuera del salón de clase. Evitar preguntarle cuando es evidente que el niño no estaba prestando atención. Por el contrario, solicitar su intervención cuando estaba atendiendo y podrá contestar la pregunta. Los niños con déficit atencional deben experimentar el éxito para sentirse más confiados.


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