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Por: Francisco Alcoholado Rodrigo

El horóscopo

El escorpión prefiere los lugares oscuros y se aleja de la luz del sol en busca de las profundidades. Todas las mitologías incluyen un infierno, un inframundo poblado de seres extraños y dolientes. Los romanos llamaban Plutón al dios de los abismos, lo que significa “riquezas”. Es decir, allá abajo también hay tesoros y descubrimientos. Para la sicología analítica, el infierno es una metáfora de lo inconsciente, de aquella parte oscura y salvaje que todos aún cargamos. En los infiernos personales moran nuestros complejos, las heridas básicas de la sique que nos hacen inadecuados en ciertos aspectos, que nos impulsan a repetir una y otra vez los mismos errores, que nos convierten en seres neuróticos, con la sensación de que la felicidad nunca se alcanza. Muchos héroes descendieron bajo la tierra en busca de las riquezas que la oscuridad esconde. El viaje es difícil, el camino es tortuoso y se debe ir munido de una antorcha. La recompensa es la cicatrización de la herida primordial y el conjuro de los viejos demonios que nos impiden el crecimiento. No hay elevación sin un descenso previo. En la modernidad, ese viaje se llama sicoanálisis. Cada signo carga con un “pecado” particular. Este mes te invito, junto a Dante y al poeta Virgilio –protagonistas de La divina comedia–, a dar un paseo por los círculos y fosos del infierno.

Aries En el séptimo círculo del infierno, en el tercer recinto, están los arrogantes, los que desafían a los dioses y se consideran como ellos. Yacen sobre un desierto de arena ardiente y sobre sus cabezas llueven lenguas de fuego. Baja al mundo antes de que te caigas, honra a los que te ayudan, sé humilde y agradece cada mañana. Reconoce que también dependes.	Tauro En el círculo séptimo también están los usureros. Sentados sobre la ardiente arena reciben el fuego divino y miran con deseo unas bolsas de dinero que cuelgan de sus cuellos. El fuerte apego a la tierra es tu pecado y tu salvación: lo que hiere también cura. En este ciclo, agrega descanso, lectura y paseos. El ocio y lo inútil engendran la futura creatividad.
Géminis En la tercera fosa del octavo círculo del infierno yacen los impostores, los mentirosos, los simuladores. Sus cuerpos están cubiertos de costras, de sarna y de lepra, y tienen que rascarse con frenesí. Necesitas una ética, una filosofía y un camino firme y verdadero que te aleje del mundo de las infinitas posibilidades, del tal vez, del por qué no, del nadie lo sabrá, del eterno escozor. Ten una cara, no dos.	Cáncer En el octavo círculo, noveno foso, un demonio con su espada les abre, a los sembradores de discordia y a los peladores, sus pechos, el abdomen, la cabeza; les corta las manos, las piernas. Los muñones cicatrizan y el demonio repite el tajo. Cuando las heridas se cierran, tú las tocas hasta que se abren y vuelven a sangrar. Nadie tiene la culpa. No hay nada que manipular. Ni mártir, ni salvador. Fluye, olvida y diviértete.
Leo En el primer recinto del séptimo círculo están los tiranos. Sumergidos hasta la cabeza, yacen en un río de sangre hirviente. Aquí se lamentan Alejandro Magno, Pirro, Atila. Complejo de poder, complejo de grandeza: compensaciones cuando uno se siente menos y disminuido. No eres la mejor ni la peor. Elige: ¿conquistar el mundo o disfrutarlo?	Virgo Los avaros están en el cuarto círculo. Arrastran pesadas piedras y, cuando se encuentran con otros condenados, pelean y se disputan el paso. Aquí la avaricia no es material, es emocional: la disminución de tu capacidad de amar, de entregarte, de saltar sobre la pasión.El amor no se planifica y lo perfecto es enemigo de lo bueno.
Libra BCírculo octavo, segunda fosa: los aduladores. Nadan en un mar de inmundicias, cubiertos de excrementos hasta la cabeza. “Nunca quedas mal, quedas mal con nadie”. La oscuridad te aterra y prefieres vivir en la superficie de las cosas. El inconsciente es como una olla a presión: si no ves la basura te estalla en la cara. Si no quieres ir a parar a ese sucio mar, a veces debes enfrentar lo feo, lo desagradable. Más te van a querer.	Escorpio En el segundo círculo del infierno están los lujuriosos. Una borrasca infernal y una tormenta eterna los acosan y golpean. El viento los arrastra sin descanso. Helena, Paris, Cleopatra y Tristán yacen aquí. Magnéticos y obsesos sois. Vive esa fuerza, pero no te destruyas en el intento. La gran energía que tenemos es la sexual, el instinto: sácala de la pelvis y llévala al corazón y la cabeza. Verbo: ascender.
Sagitario En el quinto círculo, dentro de un río de fango llamado Estigia, se golpean y se muerden entre sí los iracundos, los inflamados por la ira y los atragantados en el pantano ardiente. La rabia es un contenido fundamental de tu inconsciente. Si la expresas, se vuelve acción; si la reprimes, se transforma en resentimiento y amargura. úsala.	Capricornio En el octavo círculo, fosa sexta, están los hipócritas. Caminan cubiertos por un fatigoso manto, dorado por fuera y de pesado plomo por dentro. Tal vez no fue fácil cuando niño. Quizás faltaron abrazos, menos responsabilidades. Pero eso ya fue. Hoy no necesitas triunfar, ni demostrar que puedes, ni aparentar lo que no eres. Elige ropa de lino y algodón: son frescas y livianitas.
Acuario Magos, astrólogos y adivinos caminan con la cabeza vuelta hacia atrás en la cuarta fosa del círculo octavo, y su llanto les corre por la espalda. Miras mucho hacia el futuro, te olvidas del pasado. Piensas que lo sabes todo antes de que el otro termine de hablar. Agarra un martillo y destruye la burbuja en la que vives. La realidad no es como la piensas.	Piscis Antes de entrar al infierno, en su vestíbulo, están los neutrales y los indiferentes. Corren desnudos, perseguidos por avispas y moscardones. Te fundes con el entorno y no desarrollas un centro propio. Eso no te da ni siquiera derecho a un lugar en el infierno. Jung decía: “hasta el peor de los vicios puede ser un estímulo al crecimiento”. Genera tu propio cuento. Apasiónate. Elige un bando.