VARONES MODELO 2002

Verano & tendencias

Que quede claro: ya nadie quiere
parecerse a un oso. Los guapos del Tercer Milenio esperan turno en los centros de belleza, se broncean en la cama solar, no faltan al gimnasio y gastan parte del sueldo en cosméticos.

Por Virginia Arlington.
FotografÍas de Marcelo Campi.

Yo no me hago las manos, ni mucho menos, pero intento estar bien", confiesa Carlitos Páez, que perdió el ánimo y el humor cuando la balanza llegó a delatar 102 kilos. Hoy, con 48 años y tras una rigurosa dieta, cuida su línea a toda costa. "Me preocupa la estética por un tema de educación. Estar bien forma parte del respeto que uno le debe a la gente con la cual convive. Yo me debo a los seres humanos que están a mi lado, y a mí también me resulta atractivo ver a alguien que se cuida. No basta con estar en línea, también el pelo es una buena carta de presentación", agrega Páez, que mantiene cada cosa en su lugar a fuerza de gomina Éxito.
Como buen publicista, Páez sabe que la buena presencia es un as en la manga, y acepta el rédito empresarial de un buen look. "En medio de una negociación, el tipo que se cuida tiene la mitad del camino recorrido".
Ahora bien, ¿qué entienden los hombres del nuevo siglo por buen look? A primera vista, el estilo Arnold Schwarzenegger ya fue, y los músculos pronunciados dieron paso a formas más alargadas y atléticas. "El estereotipo de belleza masculina cambió mucho en los últimos años" -asegura Ariel Vázquez, profesor de Educación Física, entrenador de tenis y personal trainer- "las redondeces ya no se usan porque ahora el hombre bello pasó a ser finito, de biotipo longilíneo".
Los alumnos de Vázquez, que básicamente acuden a él para cuidar su salud y verse mejor, le piden recetas para desterrar los rollitos de la cintura y el abdomen (talones de Aquiles de la silueta masculina) y conseguir hombros y brazos que arranquen suspiros en la playa. "Todos buscan abdominales bien marcados, quieren la famosa tabla de lavar. Antes el hombre era como el oso: cuanto más feo, más hermoso. Ahora para ser como el oso deben tener un gran talento, algo que los haga descollar, porque estamos en la época de lo bello, de lo estético, y todos quieren ser lindos".
Marcelo Flores es un buen ejemplo de las inquietudes masculinas de esta época. Con 39 años, el director comercial de publicaciones de Taller de Comunicación sabe, hace rato, que la pinta no es lo de menos. Corre doce kilómetros día por medio, hace musculación en el gimnasio y, aunque prefiere broncearse al sol, dos por tres se deja caer en la cama solar para mantener un buen color todo el año. "A nivel empresarial, estar en forma es fundamental. Claro que no me parece que uno sea mejor o peor funcionario por la belleza física. Pero no nos engañemos, aunque lo esencial es invisible a los ojos, estar en forma te abre muchas puertas. A la gente le gusta ver cosas lindas".

PIEL
DE BEBÉ


Las mujeres todavía cuentan con un arsenal de productos cosméticos mucho más nutrido que el de los varones. Pero ya soplan nuevos aires también para ellos. Biotherm Homme (que para el Día del Padre 2002 duplicó en Montevideo las ventas respecto al año pasado) pone al alcance de los Adonis criollos desde desodorantes y lociones after shave hasta cremas para ojeras, bolsas y "patas de gallo", pasando por soluciones hidratantes, máscaras, y exfoliantes, con precios que van desde los 265 hasta los 500 pesos, según los mimos que quieran prodigarse los varones.
Sisheido también tiene lo suyo para ellos: desde agua colonia y crema de afeitar -con gránulos de limpieza profunda-, hasta el after shave Splash, la Advance Performance Cream, que hidrata las capas superiores de la epidermis, o la Adavance Performance Emultion. ¿Los precios de tanta caricia? Entre 273 y 535 pesos.
Luis Gariazzo no duda en gastar parte de su dinero en cremas y afeites, lo que puede comprobarse con sólo echar un vistazo a su cara. Libre de toda arruga, no denuncia la cincuentena que está a punto de cumplir.
¿La receta? Además de un botiquín bien aprovisionado, una limpieza de cutis profunda cada tres meses; cada mañana, una crema astringente, una para después de la afeitada, otra anti-arrugas alrededor de los ojos, y un peeling quincenal.
¿Le gusta mirarse al espejo? "Francamente sí", responde sin tapujos Gariazzo, antes de extenderse en otras consideraciones más profundas, como corresponde a quien trabaja dando cursos de educación vivencial. "Nuca es tarde si el tratamiento es bueno. Yo no me cuidaba para nada la piel, la tenía toda ajada. Pero cuando mi esposa comenzó a trabajar con productos cosméticos, aprendí de ella. Lo digo sin vergüenza. A mí me gusta ponerme una máscara, me hace sentir bien. Pero quiero decir que si no estás bien por dentro, en la fachada también se nota".
La cosmetóloga Ofelia Navarro, que suma treinta años de experiencia en el mêtier y cuenta a Gariazzo entre sus clientes, dice que el número de hombres que le piden turno ha ido en franco aumento. Los más jóvenes llegan en busca de una solución para el acné, mientras los mayorcitos libran su batalla contra arrugas, papadas y manchas en la piel.
Ondas sonoras, rayo láser y electroestimulación son algunas de sus armas en esa guerra estética que nunca se detiene, puesto que finiquitado el tratamiento hay que cuidar lo que se ha conseguido: cada seis meses (o al menos una vez por año) conviene someterse a una limpieza de cutis profunda, aceptar la recomendación de dos peelings anuales para los más maduros, y cultivar la rutina diaria de la crema de limpieza, un tónico y un hidratante.

DE SOL
A SOL


El verano ya está a la vuelta de la esquina, y se sabe que una piel bronceada garantiza un look saludable y deportivo, que disfraza el estrés acumulado durante el año. El invierno, en cambio, es sinónimo de palidez. Sin embargo, las camas solares (hasta hace poco dominio casi exclusivo de las féminas) permiten el truco del bronceado perpetuo.
Daniela Pérez, encargada de recursos humanos de Maui Club Solarium, ha sido testigo del progresivo avance masculino en afán del sol artificial. Muchos hombres se acercan para mantener el color durante las cuatro estaciones, pero también hay quienes se permiten esa coquetería en ocasiones especiales, como un casamiento o una fiesta. "Los hombres son de sacar una cuponera, y no se fijan en gastos como las mujeres. Traen su propio bronceador y utilizan las camas más potentes", cuenta Pérez.El último grito tecnológico en materia de camas solares es la Avant Garde 600,
cuya potencia la hace apta sólo para las pieles menos sensibles o para aquellas que ya han adquirido cierto color. Por instalarse cómodamente durante quince minutos y conseguir un bronceado digno de los fornidos muchachotes de Baywatch hay que pagar 230 pesos, aunque ciertos descuentos se aplican en la happy hour y mediante la compra de cuponeras. Según los entendidos, tres sesiones en la cama Ergo 300, con rayos más moderados, garantizan un bronceado que luego se mantendrá con quince minutos a la semana.

A SUDAR
YA


Pese a que la mitad de la población uruguaya padece algún grado de sobrepeso, los varones no cejan en su empeño por verse más esbeltos y cumplir con los nuevos cánones de belleza masculina.
Los profesores de gimnasia insisten en que el trabajo aeróbico es el más indicado para quemar grasas. ¿El nuevo aliado para semejante desafío? El spinning, una bicicleta estacionaria dotada de un selector que va frenando la rueda y permite calibrar una carga que oscila entre los 13 y los 18 kilos. Durante la clase, que habitualmente insume unos 45 minutos, el profesor guía distintos ejercicios sobre la bicicleta. Dicen que el esfuerzo vale la pena: en una sesión se pierden entre 500 y 800 calorías, se queman grasas, y se mejora la resistencia cardiovascular.
Pero hay más. "Tomando en cuenta la falta de afinidad que sienten los hombres por las coreografías,
hay otras técnicas aeróbicas, como el tae-box, en las que se pueden realizar bloques más cortos, combinando cuatro o cinco movimientos con los que el hombre se siente más cómodo, como tirar una patada o un piñazo", explica Roberto Castro, director del gimnasio Perfil.
Este reducto pocitense también organiza grupos de entrenamiento integral que, llegado el buen tiempo, salen a correr al aire libre tal cual manda la nueva tendencia fitness del outdoors. Dependiendo de la frecuencia semanal, acceder a estos grupos cuesta entre 100 y 150 dólares mensuales, aunque siempre queda la opción de un personal trainer, que cobrará entre 20 y 30 dólares por hora para elaborar una rutina personalizada.
Claro que también hay desertores. Leonardo Márquez, por ejemplo, pertenece a la vieja guardia. A este empresario de 43 años y diez maratones de San Fernando a sus espaldas, no le interesan demasiado las nuevas tendencias. Su secreto es no fumar, comer sanito y entrenar prácticamente todos los días. "Yo prefiero envejecer naturalmente. Ni se me ocurre ir a una cama solar, me sentiría incómodo. Tampoco pienso en cirugías y lipoaspiraciones. Soy de la vieja época. No vivo obsesionado por mi cuerpo".

DENDITO
BISTURÍ


El que no dudó ni un minuto en someterse a una cirugía estética fue el célebre astro televisivo Cacho de la Cruz. Hace cuatro años, en los pasillos de un sanatorio, se encontró con un cirujano plástico amigo que, sin más, le preguntó: "¿y? ¿cuándo te vas a sacar esas bolsas de los ojos?".
"Ahora mismo", contestó Cacho, que horas después ganaba una mirada mucho más juvenil a pesar de sus 64 años y su esforzada trayectoria ante cámaras.
No es el único en confiar en el bisturí. Cada vez más, los hombres uruguayos echan mano a estas técnicas. Por poner un ejemplo, en la clínica del cirujano plástico Alberto Elbaum la concurrencia masculina se duplicó en los últimos quince años. Lipoescultura de abdomen,erradicación de los malditos "flotadores",
eliminación de bolsas en los ojos, rinoplastias y tratamientos anti-calvicie se cuentan entre los más solicitados. Los que odian las arrugas también llegan en busca del Bottox, las micro inyecciones de toxina botúlica que se aplican en las zonas más comprometidas por el paso del tiempo. La sustancia evita que el músculo se contraiga y alisa la piel.
Dependiendo de las zonas tratadas, la intervención cuesta entre 300 y 600 dólares. Las rinoplastias rondan los 2 mil dólares, precio similar al que cuesta eliminar las adiposidades que deforman las cinturas masculinas.
Claro que el cuerpo de un atleta griego no se consigue sólo en el quirófano. Hay que alimentarse bien, y según los expertos, en esto los hombres son más disciplinados que las mujeres. "Eso no depende de su voluntad, es un tema hormonal", resume Elbaum e insiste en recordarle a los varones más ajetreados, que suelen obviar el almuerzo a cambio de una suculenta cena, un viejo secreto: "desayunar como un rey, almorzar como un príncipe y cenar como un mendigo".
Según el experto, el menú ideal para un ejecutivo cuarentón consiste en desayunar café o té con leche acompañado de dos tostadas, una fruta o un poco de mermelada dietética; a media mañana, un cortado con queso o un yoghurt; para el almuerzo, vegetales variados con carne, pollo, o pescado y una fruta; a la tarde un cortado con fruta; de merienda, un sandwich tostado, y de cena, vegetales con leguminosas, otra fruta y una infusión. ¿Quedó claro?

ME QUIERO
MUCHO


A pesar de su éxito en el quirófano, también Cacho de la Cruz sabe que para verse bien no basta con una cirugía estética. Hay que llegar a la punta de los pies con la yema de los dedos, usar crema Pond's después de afeitarse, y teñir rigurosamente las canas. "Las técnicas femeninas para embellecerse las utilizaron los hombres desde siempre, pero lo hacían en secreto. Era un falso machismo, y eso ya pasó", sentencia el animador.
¿Más pruebas? Rafael Sánchez, 29 años y paseador de mascotas, lleva su pelo más rubio en las puntas y oscuro en las raíces. El look surfista, que se consigue con una mezcla casera de parafina y decolorante, se complementa con gel a diario, una esponja vegetal para evitar la excesiva grasitud de la cara, y tres sesiones de boxeo por semana. "Hago todo eso porque me quiero. Y también para mi esposa".
Para los que no se animan a experimentos caseros como Sánchez, la peluquería es una buena solución. En Llongueras aseguran que lo que viene para las cabezas masculinas son las "puntas vivas". "Para el verano esto es buenísimo, queda como degradado por el sol y es lo más moderno que hay. Es un toque de color para que quede más iluminado", explica Gabriel Reggiardo. Igualmente entusiasmado, su colega Fernando Canales agrega que, para los más jóvenes, este verano vuelve el look rasta a lo Bob Marley.
Hay más. Los molestos remolinos y otras rebeldías capilares ya no tienen por qué ser soportados. Ahora, también hay alisados de pelo para ellos.
Según Canales, el pelo del hombre es más débil que el de la mujer, por lo que hay que aplicar los productos con mucho cuidado. La línea American Crew cuenta con crema alisadora, ceras, y shampoo ideales para los muchachos de ahora.
Nicolás Sergio es uno de ellos. Tiene 23 años y se mira al espejo mientras Canales le corta el pelo. Lo de hoy es poca cosa, un simple corte irregular. Pero el joven, que dirige una empresa de marketing en el rubro turístico, ha sabido hacerse mechitas y alisados. "Ya sé que estamos en una cultura muy conservadora, pero yo me hago lo que me hace sentir bien. El pelo es la carta de presentación de cada uno".

OASIS
URBANOS


El spa del hotel Sheraton ostenta más de la mitad de su cupo cubierto por hombres. El promedio etario de este regimiento de empresarios ansiosos por desestresarse y verse más bonitos frente al espejo es de 40 años. Pagan casi 90 dólares por mes para acceder al plan Ubody, que les permite hacer libre uso de las instalaciones, atenderse cada siete días con una nutricionista, y acceder a los tratamientos estéticos dos veces por semana: Termoslim para reducir las grasas localizadas; Corpo, que tonifica y modela mediante electroestimulación; y la técnica de presoterapia secuencial, que consiste en calzarse dos enormes botas que estimulan la circulación y eliminan la flaccidez de las piernas.
Roberto Ceruzzi tiene 62 años y casi no hay día que falte al spa del Radisson Victoria Plaza. Al mediodía, mientras bulle la Ciudad Vieja, Ceruzzi inicia su rutina de 45 minutos en la cinta caminadora, un rato de hacer aparatos, y el premio final del sauna. De vez en cuando se hace una limpieza de cutis, y para hacer gala de un bronceado perfecto durante el invierno, tres sesiones semanales de cama solar.
No hay recurso que el empresario desdeñe con tal de verse mejor. Con una cirugía estética en los ojos a cuestas, no descarta operarse ahora el cuello. El cuidado de su imagen no tiene relación con el trabajo, sino con su bienestar personal. "Aunque me da pereza ir al spa, voy casi todos los días. Cuido mi imagen por mi mismo".
También el escribano Pablo Dell'Acqua se afana en el mismo spa para mejorar su figura. Con 40 años cumplidos, se confiesa "nuevo" en esto del fitness y, en su momento, asegura que se divirtió muchísimo a costa de su ignorancia. Aunque no hay día que falte a gimnasia, reconoce que no se lleva del todo bien con las coreografías. "Me costó años entender lo que eran ocho compases. En realidad, lo que hago es copiar a la que tengo adelante. Eso sí, soy un fenómeno del step, porque en realidad es lógica pura. Yo vengo de un colegio donde se hacía rugby, alguna vez había jugado al tenis, pero esto de los abdominales con las piernas para arriba es nuevo para mí. Me llevo mucho tiempo entender dónde estaba la cadera: en el mundo de los hombres eso no se conocía".

¿COSA DE
MUJERES?


Cada vez que viaja, Diego Pérez compra productos de la línea Basic Homme de Vichy. "Son bárbaros. Hay desodorante, shampoo y gel de baño, crema hidratante que funciona como filtro solar, after shave y crema de afeitar".
El ex tenista, de 39 años, es naturalmente delgado. Sin embargo, no se deja estar y corre cuatro veces por semana, además de cuidarse en las comidas.
Consciente de la importancia de su imagen para su trabajo como organizador de eventos deportivos, no descuida detalle alguno. "Hace tres semanas estaba harto de verme los dientes amarillos por la nicotina y el café. Fui al dentista y durante cinco días dormí con un molde de silicona que tenía un gel. Fue increíble, a los dos días estaban más blancos. Me quedaron bárbaros", dice con una sonrisa de oreja a oreja.
Aunque a Pérez le parece que no hay que llegar a extremos, considera ridículo que todavía haya hombres que critiquen los cuidados físicos de sus congéneres. "No entiendo que digan que esas son cosas de mujeres. Yo intento tener una buena apariencia porque es importante profesional y personalmente".
En el caso de Guillermo Lockhart, verse bien no es sólo importante. Es fundamental. En su trabajo, la apariencia es todo. Como modelo profesional, este joven de 24 años tampoco deja nada librado al azar. Sobre todo cuando le toca trabajar en mercados más competitivos, como los de Estados Unidos o Europa.
Los músculos deben estar definidos y los gramos de más están prohibidos, por lo que ejercicio y cuidado en la dieta son obligatorios. "Para marcar la musculación influye mucho la alimentación. Si comés harinas y fritos, podés hacer mil abdominales diarios que igual no vas a marcar nada".
Lockhart tampoco descuida su cara: una limpieza de cutis esporádicamente y, de tanto en tanto, un cosmético robado a su madre.
El pelo también es importante. "Me lo cuido mucho. Me hago baños de crema, sobre todo en temporada de playa. Recuerdo uno que era hecho en base a placenta y aceite de tortuga. Pero hay un montón de productos", resume el modelo.
Dietas, laciados, musculación, mechitas, cirugías estéticas, máscaras antiarrugas, camas solares y más. Los varones del 2002 no dudan en experimentar todo cuanto está a su alcance para verse más lindos.
¿Por qué? El sociólogo español Marcial Romero ensaya una explicación. "No se trata de nada obsesivo. En el fondo, lo que todo el mundo anda buscando es que nos quieran, y los hombres de este siglo están aprendiendo a mirar alrededor, a tomar nota de lo que siempre han hecho las mujeres en términos estéticos y relacionales". Espejito espejito...


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