Si los kilos de más aparecieron luego de un embarazo, tras haber dejado de fumar, o por comer mucho, o por el simple paso de los años, mejor seguir las estrategias de adelgazamiento específicas para recobrar la silueta en cada caso.


1. COMÍ MUCHO


La única manera de enfrentar esto es ponerse a dieta ¡ya! Pero con cuidado, porque las cosas han cambiado. Antes se creía que una dieta de 800 calorías diarias era efectiva, pero hoy se sabe que reducir tan drásticamente la cantidad de calorías puede causar serios problemas de salud. Según el doctor Steven Heymsfield, director del Centro de Investigación en Obesidad de la Universidad de Columbia (Estados Unidos), lo mejor es seguir una dieta "sana liviana", que consiste en reducir en no más de 500 calorías diarias el consumo habitual.

ESTRATEGIA

-Olvidarse de las dietas milagrosas. Estas dietas se conocen como yo-yo porque hacen que el peso baje aceleradamente pero vuelva a subir con la misma rapidez. "Lo que hoy se busca es una pérdida de peso escalonada, más lenta y estable. La dieta puede ser agradable, factible de cumplir, con cuatro comidas diarias y con una fase de mantención", asegura la nutricionista Carolina Patiño.
-No abandonar los carbohidratos. Olvidarse completamente del pan, el arroz o los tallarines no es una buena idea. "Lo saludable es que la dieta tenga un 25 a 30 por ciento de grasas, un 15 a 20 por ciento de proteínas, y un 50 a 55 por ciento de carbohidratos. La gente tiende a eliminarlos creyendo que engordan, pero la verdad es que protegen de la gordura, porque sacian", puntualiza la nutricionista. Lo que sì se debe evitar son las cremas, manteca y otras grasas con las que se suele acompañar a estos alimentos. Por eso, comer moderadamente papas cocidas, y no puré.

-Comprar bien. En el supermecado recordar que:

1.
El pan integral tiene menos colesterol. Si posee además semillas como amapola o sésamo, mejor, ya que aportan más vitaminas, fibras y ácidos grasos no saturados. Eso sí, no acompañarlas con té porque oxida sus nutrientes.

2.
Es mejor la carne rotulada como "extra magra". Esto significa que cada 100 gramos, no hay más de 5 gramos de grasa.

3.
No menospreciar la pulpa ni el filete de cerdo, ya que estos cortes tienen menos contenido graso que la carne de vaca.
-No abusar de los productos dietéticos, porque se prestan para confusiones. El consumidor supone que todo lo light tiene cero por ciento de grasa, cuando en realidad, muchas veces sólo se trata de reducciones parciales. Lo indicado es fijarse en las etiquetas nutricionales que, por ley, deben tener todos los alimentos envasados.

-Cambiar los hábitos. El doctor Heymsfield aconseja:

1.
Comer cuatro veces al día

2.
Comer siempre sentado, nunca de pie.

3.
Alimentarse a horas fijas. Esto ayuda a evitar las ganas de atacar la heladera entre comidas y aumenta la sensación de saciedad. Matar el hambre de media mañana o media tarde con apio picado, un yogurt descremado o media manzana.

4.
De noche comer liviano. Esa comida no debe entregar más del 25 por ciento de la ingesta diaria.

5.
Controlar el estrés. Aunque hay personas que comen menos cuando están estresadas, en la mayoría de los casos ocurre lo contrario. Hacer ejercicio o practicar alguna actividad corporal relajante, como el yoga.
-Hacer ejercicio. Las últimas investigaciones demuestran que las personas que adelgazan vuelven a engordar si no realizan ninguna actividad física.

2. TENGO 50 AÑOS

En promedio, las personas engordan siete kilos entre los 20 y los 50 años de edad. Y esto, según el doctor Heymsfield, tiene una explicación: "nuestros genes están programados para ahorrar energía porque primitivamente el riesgo de hambruna era alto. Ahora, en el mundo occidental, hay mucha comida disponible, nos ejercitamos poco y vivimos más años. Así, no es de extrañar que engordemos a medida que envejecemos".
A esto se agrega un factor muy importante: la menospausia. Según el doctor George Bray, profesor de la Universidad de Lousiana (Estados Unidos), la disminución en la producción de hormonas que se produce en esta etapa aumenta la retención de grasa. "Esto produce cambios en el peso y en la distribución de la grasa corporal", advierte. "En estos casos, el sobrepeso tiende a concentrarse en el estómago, donde es más peligroso, ya que se asocia con un mayor riesgo de contraer enfermedades relacionadas a la obesidad como la diabetes o la hipertensión. Que la cintura de una mujer mida más de 102 centímetros es peligroso. La terapia de reemplazo hormonal no previene contra este aumento de peso, aunque sí influye en su distribución".

ESTRATEGIA

-Ir al médico. Aunque a todas las personas se les aconseja ir al médico antes de iniciar un plan para adelgazar, en el caso de los mayores de 50 años es fundamental. A esa edad, el sobrepeso se asocia con enfermedades que inciden directamente en el tipo de tratamiento a seguir y que necesitan de control médico. Además, es normal que las personas de 50 años o más tomen medicamentos que interactúan negativamente con los fármacos usados en los tratamientos para bajar de peso. La supervisión médica ayuda a controlar estos efectos secundarios y a prevenir desequilibrios mayores.
-No culpar al metabolismo. Muchas personas creen que el metabolismo -la velocidad con que el cuerpo transforma los nutrientes en energía-cambia con la edad, cosa que, en rigor, no ha sido demostrada.
-Ser drástico. "Pasados los 50, las personas que iban a engordar ya lo hicieron. Por lo mismo, a esa edad no sirven de nada los tratamientos preventivos", acota el doctor Bray. Esto significa que, si se quiere bajar más de dos o tres kilos, la dieta debe ser rigurosa y el ejercicio indispensable. Las reglas son:

1.
No comer más grasa que la del aceite crudo -mejor si es de oliva- que se le pone a la ensalada. Esta será la única fuente de ciertos aminoácidos esenciales.

2.
No comer papas, arroz, ni pastas, más de dos veces a la semana.

3.
Desayunar carbohidratos con fibra. Puede ser una rodaja de pan integral o una taza de cereales

4.
De postre comer sólo fruta cruda o cocida sin azúcar.

5.
Consumir sólo lácteos descremados y olvidarse del alcohol. Permitirse una copa de vino de vez en cuando.

6.
Las personas que cuentan con hábitos alimenticios muy arraigados y difíciles de cambiar deberán ver a un nutricionista para tener una dieta que acoja esas mañas haciendo más fácil no desistir del plan.

3. ACABO DE TENER UN HIJO

"Casi todas las mujeres quedan con un mínimo de cinco kilos extra después del nacimiento de un hijo", dice el doctor Bray. En general, mientras más hijos se tengan, más kilos se suman al cuerpo. "Hay que asumir que las caderas se ensanchan y ése es un cambio permanente", dice el especialista. Pero esto no significa que haya que dejarse estar. Lo normal es recuperar la figura en el plazo de un año, aunque hay cosas que se pueden hacer para acelerar ese proceso:

ESTRATEGIA


-Dormir bien. El ciclo de sueño de las madres suele alterarse por la necesidad de atender a sus bebés durante la noche, lo que genera hambre , porque la desregulación del sueño afecta el sistema neurohormonal que regula la sensación de saciedad. Mientras peor duerma, más hambre se tendrá.
-Cuidar la dieta. Es un error creer que por estar amamantando se adelgazará automáticamente. Aunque a algunas mujeres les pasa, no siempre se puede contar con esa ayuda de la naturaleza. Controlar lo que se come es indispensable. Pero cuidado, si se está amamantando no conviene hacer una dieta restrictiva, pues con ello puede afectar la nutrición del niño. La revista Madame Figaro creó, en conjunto con nutricionistas y médicos franceses, una dieta sabia para mujeres que están alimentando a sus bebés, cuya meta es reducir uno o dos kilos al mes:

A TOMAR NOTA:


Desayuno: 50 gramos de pan con manteca o mermelada diet; una fruta, 1 yogurt descremado; té o café sin azúcar.
Almuerzo y cena: 100 gramos de carne, pescado o pollo cocido o a la plancha; dos tazas de arroz blanco o fideos cocidos; una fruta o un yogurt descremado. En caso de sentir hambre a media mañana o media tarde, comer el yogurt o la fruta a esa hora.
Dos veces a la semana, reemplazar este menú por una porción moderada de legumbres. Preferir las lentejas.
Una vez a la semana, darse permiso para comer 30 gramos de chocolate, una galletita o 50 gramos más de pan.

-Caminar. No hacer ejercicio a toda máquina ya que se ha demostrado que la actividad física intensa puede producir incontinencia urinaria en mujeres cuya vejiga se ha desplazado hacia abajo por efecto del parto. Esperar al menos dos meses para empezar con un plan agresivo de ejercicio. Lo ideal es caminar durante 30 minutos, por un mínimo de tres veces a la semana.
-Ponerse una meta realista. El fin debe ser volver a entrar en la ropa que usaba antes del embarazo, más que bajar una cantidad específica de kilos. Esto ayudará a sentir que lograr el objetivo es posible.

4. DEJÉ DE FUMAR

Es cierto, dejar de fumar engorda. "Lo usual es que las personas que están abandonando el tabaco engorden uno a dos kilos en las primeras semanas. En promedio, agregan cinco kilos a su peso", advierte el doctor Bray.
La nicotina -al igual que el azúcar- sube los niveles de serotonina, una hormona relacionada con la sensación de placer; por eso cuando el ex fumador deja de obtener ese estímulo a través del cigarrillo, intenta alcanzarlo con la comida. Además, dejar de fumar es una causa de estrés, y la tensión provoca alteraciones hormonales que favorecen la acumulación de grasa y la retención de líquidos. "Bajo el influjo del estrés, la conducta se pone más primitiva e irracional, lo que facilita que los afectados coman más de la cuenta", agrega el doctor Heymsfield. Por último, existe una variable sicológica: la misma ansiedad que lleva a muchos fumadores a poner un cigarrillo en sus bocas puede llevarlos a comer en forma desmedida.

ESTRATEGIA:


-Hacer ejercicio: fumar una caja de cigarrillos quema, en promedio, 200 calorías. Si se gasta la misma energía haciendo ejercicios, no sólo mejorará la salud sino que además se combatirá el estrés y estimulará la liberación de la misma serotonina que antes se obtenía fumando.
-Cuidarse de las salsas y aliños. Los fumadores suelen tener sus papilas gustativas algo atrofiadas, por lo que es fácil que se excedan a la hora de condimentar sus platos.
-Aumentar la ingesta de magnesio. Este metal, presente en tomates, pollo y legumbres verdes, no reduce el estrés, per sí contrarresta sus nefastos efectos sobre el organismo. Para ingerir magnesio en suplementos orales, consultar un médico.
-Asumir que se tendrá que hacer dieta. La mayoría de los tratamientos médicos para dejar de fumar incorporan un plan de dieta y ejercicios para prevenir un futuro desborde corporal. Para las personas que dejan de fumar por su cuenta puede ser una buena idea consultar un nutricionista que le diseñará una dieta de acuerdo a sus gustos y estilo de vida.


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